El azul tras la lluvia.

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"Podríamos estar en cualquier lugar. A cualquier hora, en cualquier momento. Es una carrera a la línea. Sepárate de la vida que te venden. Toma una maleta. Di adiós.

Todo lo que sabemos es irnos. Tenemos una vida increíble y dormiremos cuando estemos muertos. Nosotros peleamos y somos invencibles. Somos jóvenes e implacables. ¡Vamonos!"

Young & Relentless por Against the Current.


Lauren's POV

Me encontraba de pie sosteniendo mi pesada maleta frente al enorme panel que mostraba los próximos vuelos nacionales y sus respectivos horarios. Había uno en particular que llamaba mi atención. 19:20 Washington. Algo dentro de mí me gritaba que debía abordar ese vuelo; me gritaba que debía regresar y luchar por Camila. Hubiera sido tan fácil volver a casa dos meses después como si nada hubiera pasado mostrando mis cicatrices y diciéndoles que estuve a punto de morir. Las abrazaría tan fuerte y lloraríamos de la felicidad. Cenaríamos juntas mientras yo las pondría al día con toda mi odisea. Mis amigas dirían que todo está bien y perdonarían por todas las molestias causadas. Volvería a tener a mi gato en mis brazos. Quizás Camila también me podría perdonar y olvidar todo lo malo que le hice. Tal vez podríamos ser felices finalmente. Pero...

— ¿Indecisa? — Una voz a mi lado interrumpió mis decisiones y mi pálida versión del futuro.

— Esa voz...— Dije mientras se formaba una sonrisa en mi cara. — ¡Rob!

— Parece que el destino se está empeñado en juntarnos. — Dijo el chico del mechón blanco.

— Eso parece. — Me abalancé a sus brazos. Estaba realmente feliz de volver a ver al moreno.

— ¿A dónde iras ahora? — Dijo el chico mientras correspondía mi inesperado abrazo.

— No lo sé.

— ¿Alguien te está esperando? — Volvió a preguntar el joven.

— No lo sé. — Repetí.

— ¿Cómo que no lo sabes? — El joven se río de mi situación. — ¿No has hablado con tus amigas?

Negué con mi cabeza.

— Mierda. — Susurró Rob. — ¿No has pensado en decirles que estas bien? No lo sé... tal vez les interesa saber que sigues con vida. — Dijo serio.

— Lo intenté. — Suspiré pesadamente. — Pero cuando tomé mi teléfono para hacer la llamada, simplemente no pude. No sé porque no puedo. Solo no puedo hacerlo. En el fondo creo que estarán mejor sin mí. — Admití.

— Aun no te has perdonado. — Dijo el joven. — ¿Verdad?

— No. Todo el amor en mí se perdió. Ahora debo cargar con el sufrimiento. Siento que ya no queda humanidad en mí. — Dije. — ¿Sabes? Aun veo sus caras en las noches.

— Yo también. Me siento enfermo y cansado por el mundo en el que vivimos. — Dijo el moreno. — Sé que Kass y Jack también, aunque no lo acepten.

— ¿Crees que algún día p...

— Espero que sí. — Rob no me dejo terminar de formular la pregunta. Él ya sabía lo que diría. — Iré a un psicólogo si hace falta.

— ¿Y qué hay de ti? — Le pregunté.

— No tengo nada a lo que aferrarme. — Vi la tristeza en sus ojos. Ya había visto esa clase de tristeza antes. En mi propio reflejo.

Nos quedamos unos minutos en silencio frente al enorme panel. Las personas pasaban apuradas junto a nosotros. Personas que tenían un destino fijo, a diferencia de Rob y yo. Envidiaba esas personas. Las envidiaba porque estaba segura que alguien los estaba esperando en casa. Yo no tenía nada. El ruido y el ajetreo del aeropuerto era lo único que llenaba el ambiente.

Fugitiva | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora