¿No es lo que parece?

3.4K 192 1
                                    


Camila's POV

Era viernes en la mañana y Lauren se había ido a visitar a su amiga Normani a Filadelfia. Dinah estaba en una de sus clases de robótica. Por lo tanto, yo estaba sola en casa. Me molestaba la soledad, simplemente no la toleraba. Aún más cuando vivo en una casa que parece estar bajo alguna maldición. Lauren dijo que no iba a regresar hasta después del mediodía y Dinah por lo general no regresaba hasta que anochecía.

Para callar el aterrador silencio, encendí el reproductor musical. Canciones de Miley Cyrus y Katy Perry empezaron a retumbar por toda la casa. Ya no me sentía tan vacía en ese momento. Sin embargo, quería sentir la presencia de Lauren, por lo que entré a su habitación. Tal vez así no me sentiría tan sola.

Su habitación estaba perfectamente organizada. Sobre un escritorio tenia todos sus libros de mayor a menor. Lauren tenía desde un enorme libro de anatomía, hasta una versión de bolsillo del principito. Un par de figurillas de Naruto y Digimon puestas en divertidas posiciones adornaban los espacios vacíos del escritorio. Un pequeño portarretrato contenía una foto de tres chicas; una chica con rasgos latinos y mucho más baja que Lauren, otra morena y de la misma estatura de Lauren, y ahí estaba Lauren en el medio de ambas. Sonreían. Se les veía tan felices.

Su cama estaba perfectamente ordenada. Su laptop estaba sobre ella y una camisa negra perfectamente doblada con el logo de Metallica. Me senté sobre la cama y fue cuando vi un pequeño bote de pastillas rodar en la cama. Tomé el pequeño bote naranja en mis manos. Naltrexona leí en voz alta. El bote ya iba por la mitad, lo que indicaba que Lauren las tomaba seguido.

Estaba confundida porque no eran las típicas aspirinas para la migraña o ibuprofeno para el dolor. Nunca había escuchado hablar de Naltrexona ¿Para qué servía? No tenía ni la mejor idea, pero estamos en el siglo XXI. No me iba a quedar con la duda. Tomé mi teléfono celular y busqué. Para mi sorpresa, todos los resultados estaban relacionados con tratamientos para superar el alcoholismo o la adicción a la heroína.

Viniendo de Lauren y por lo que Dinah me había dicho, supuse que sus problemas estaban relacionados con el alcohol y no con la heroína. Eso fue lo que pensé.

Me senté en borde de la cama de Lauren a pensar, ¿Por qué después de todos estos días, Lauren no me había mencionado sus problemas con el alcohol? En todo este tiempo ella no me había contado muchos aspectos de su vida ¿Por qué? Algo estaba mal.

Después de unos minutos pensando todo el asunto, opté por acostarme en la cama de Lauren. Aquel lugar olía a ella. Su colonia estaba impregnada en las sabanas y las almohadas. Era como estar durmiendo en sus brazos. Amaba ese sentimiento, amaba esa cosa inexplicable que sentía por Lauren.

Al cabo de una hora, yo seguía tumbada en aquella cama. Me puse de pie y encendí el reproductor de la morena. Entonces empezó a sonar una canción acústica que como era costumbre en mí, jamás había escuchado en mi vida.

"I'm hoping you weren't heaven sent cause only hell knows where you've been. Your built composure's wearing thin, and all your walls are caving in."

Era una melodía hermosa y tranquila, la letra era muy similar a lo que estaba viviendo con Lauren. Only love de PVRIS marcaba la pantalla. Era como si aquella canción hubiera sido escrita por mí o para mí.

"I was lost and out of place. You're the only love I found and I'm hoping that you'll stay."

"Eres el único amor que encontré y espero que te quedes... por favor quédate." 

Era lo que decía la última parte de la canción. Y fue la que me hizo dar cuenta que tenía miedo de que Lauren desapareciera de mi vida o que solo estuviera jugando a un amor pasajero. Quería que ella se quedara. Quería tenerla conmigo. Quería ser egoísta. Quería tenerla y nunca antes había deseado poseer a alguien de aquella forma y con tal intensidad.

Cuando la canción terminó, la volví a reproducir, pero con la diferencia de que esta vez la había puesto a reproducir únicamente. Una y otra vez me sumergía en aquellas palabras.

No supe cuándo, pero caí profundamente dormida en aquella cama escuchando la misma canción. Había perdido el sentido del tiempo, no sabía cuánto tiempo había estado durmiendo. Cuando desperté, estaba confundida al no saber dónde estaba y tampoco sabía de quien era el suave brazo que me tomaba por la cintura. Lentamente, fui reconociendo el lugar. Entonces, me solté del agarre y giré para ver quien me estaba abrazando y para mi alegría, era Lauren.

Lauren en lugar de despertarme por estar invadiendo su espacio, se acostó a mi lado. Se veía tan tierna cuando dormía. Era como ver a un ángel.

Después de un largo periodo de tiempo, decidí despertarla. No quería despertarla de golpe por lo que opté por dejar suaves besos en su frente y mejillas. Beso tras beso fui a parar hasta la comisura de sus labios. Un leve rose en sus labios con los míos, tiernamente iba depositando cortos besos en sus carnosos labios.

— Hola. – Despertó. – Espero que siempre me despiertes así. – Dijo la morena mientras frotaba sus ojos.

— ¿Qué tal Pensilvania? –Le pregunté.

— Estuvo bien.

— ¿Qué hay de Normani? – Volví a preguntar.

— Esta viva y es lo que importa. – Un tono melancólico se apoderaba de su voz. Se veía triste. – Sabes, la impotencia me está matando. No puedo simplemente quedarme de brazos cruzados viendo a una de mis mejores amigas morir lentamente. – Añadió. – Quiero hacer algo más que solo ir y verla en el hospital. Aun acostadas, deslice mi mano agarrando su muñeca con suavidad.

— Lauren, todo estará bien. – Dije sosteniendo su mano.

— No lo sabes. – De nuevo la tristeza se apoderaba de sus palabras.

— No lo sé. – Dije. – Pero tengo fe.

— Gracias. – Musitó. – Por estar conmigo.

— ¿Lauren?

— ¿Qué pasa?

— ¿Puedo preguntar algo?

— S-Seguro. – La pregunta la había puesto algo nerviosa. Lo note en su semblante.

— ¿Para qué son las pastillas? – Dije mientras señalaba el pequeño frasco sobre el escritorio.

Lauren aclaró su garganta y abrió su boca para responder.

— Oh... Veras... 

Fugitiva | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora