Ada: Difícil de olvidar.

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Loreto está en la esquina de las escaleras llorando. No puedo evitar sentir lástima por ella, pero también un poco de incomprensión. No es que sea una mala amiga, es que los dramas amorosos escapan a mi comprensión.

Me agacho y aunque se me está agotando la paciencia, hago te tripas corazón y le susurro:

-Vamos a ver, ¿quieres mirarme? -Loreto alza la cabeza y se sorbe los mocos, parece una niña pequeña-,  todo va a ir bien, saldremos de fiesta, beberás hasta olvidar su nombre, y te tomarás un batido de fresa, especial para rupturas dolorosas ¿vale?

Frunce el ceño y se limpia las lágrimas de las mejillas.  Solo empeora el desastre ya que tiene todo el maquillaje corrido.  Suspiro disimuladamente y saco unas toallitas desmaquillantes.

-Toma, límpiate, levántate y vamos a por ese batido.

Se limpia el maquillaje en silencio, bajo mi atenta mirada,  y muy a su pensar bajo la mirada de una señora que acaba de salir del ascensor. Mi piso está bastante bien,  es la combinación perfecta de familias y porreros.  No,  yo no encajo en ningún lugar, formo parte de la sección ''no sé quién soy ni me importa''.

La señora sale por la puerta,  no sin antes quejarse por ''la peste a porro''.  Eso arranca una sonrisa de Loreto,  lo que me arranca una sonrisa a mí también.  Se levanta,  no puedo evitar fijarme de nuevo en su conjunto.  Somos dos polos opuestos, ella, tan sencilla por fuera.  Lleva sus inseparables vaqueros y su aún más inseparable sudadera de Coldplay, de su último concierto al que por supuesto ella acudió.  Lo demás es bastante sencillo,  más aún. Una melena morena y lisa, un flequillo demasiado recto para ser real. Unos ojos avellana un poquito pequeños y unos labios normalmente cortados por el frío. Es muy guapa, con su belleza ''sencilla''.  Yo en cambio soy todo lo contrario, odio las cosas sencillas y fáciles. Ahora mismo llevo puestos unos pantalones vaqueros cortos, una camiseta blanca con la frase ''A GIRL IS A GUN'',  y una chaqueta de peluche color beige.  Mi pelo es color cereza,  teñido por supuesto. Mis ojos son del mismo color que Loreto,  avellana,  marrones vaya,  pero usualmente llevo lentillas. Lentillas verdes, azules, lilas, incluso amarillas... De todos los colores. Nunca salgo de casa sin los labios rojos, o cereza, a juego con el pelo. Jamás me pongo base de maquillaje, ya que mis pecas son lo que más me gusta de mí,  y no se me ocurriría taparlas.

-Ada -Loreto me llama,  sacándome del ensimismamiento que me ha supuesto mirarme al espejo.

Pestañeo varias veces, las lentillas azules se me han secado.

-Estoy bien, lo siento -murmuro.

Se vuelve a sorber la nariz y termina de limpiarse la cara.

-Vale, pero yo no,  necesito ese batido de fresa.

Le paso una mano por encima de los hombros y le doy un sonoro beso en la mejilla.

-No te preocupes por nada, ese gilipollas no te merecía.

Abrimos la puerta del portal antes de que nos coloquemos con el olor a marihuana.

Fuera hace un frío glacial, se cuela por mis medias de rejilla. Eso me pasa por pasarme de estrambótica.

-Creía que te caía bien.

-Claro, hasta que lo encontraste en esa tesitura con la chica esa.

Nos quedamos en silencio mientras caminamos hasta la hamburguesería-cafetería. Yo fui quien inventó el nombre del batido de la ruptura, basta eso y una hamburguesa para saber que todo irá bien. Bueno, hay poca cosa que para mí no arregle la comida.

Miro el cielo, definitivamente va a llover,  si me apuras a nevar incluso. Con este frío no me extrañaría nada. Estamos en enero, y aunque mi estación favorita es el invierno, estoy empezando a replanteármelo.

En armonía |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora