Epílogo: Las últimas palabras.

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Arabella y Lila estaban destinadas a encontrarse desde mucho antes de lo imaginado, ambas lo sabían. Pasase lo que pasase siempre habría algo de la una en la otra. Lo sabía Lila, sujetando la carta de Arabella entre las manos, con la nueva tinta bajo la piel, sonriendo. Lo sabía al mirar su móvil, sin saber bien si debía llamarla ya o esperar al día siguiente. Y por supuesto también lo sabía Arabella, esperando ansiosa la llamada, mirando el precio de un billete a Nueva York para ver si podía permitírselo.

Hay historias que cambian el trascurso de todo lo establecido, esta es una de ellas. Puede que pensasen que estaba todo escrito y que el destino era impasible, pero con el giro de un pequeño acontecimiento todo cambió, y por suerte, poco a poco no sin esfuerzo, la vida fue poniéndose en su lugar, hasta que todo formó una fotografía no perfecta, pero clara. Ni Lila ni Arabella se avergonzaban de las partes más oscuras de ellas mismas, y eso era todo lo que necesitaban para seguir adelante.

Por supuesto que siempre habría lugares a los que ellas temerían volver, aunque inevitablemente lo harían. Habría cosas que temerían decir, aunque las dirían. Temerían volver a amar, pero finalmente lo harían. Y eso era todo lo que importaba, que obviando el miedo, la parálisis que podía ocasionar recordar ciertas cosas, o todo lo que las bloqueaba y no las permitía avanzar en el pasado; seguirían haciendo todo lo que deseaban.

Arabella y Lila se encontraban en un punto precioso de la vida, el que deseaban vivir. Incluso aunque en aquel momento estuvieran lejos la una de la otra. Era inevitable, eventualmente debías dejar ir a cada una de las personas que pasaban por tu vida, no importaba si era de forma temporal o duradera, lo que importaba era aceptarlo, y no ir contra la vida. Así fue como ambas encontraron la felicidad y el modo de vida que ansiaban desde pequeñas.

Después de la llamada que siguió a la carta, se encontraron incluso más felices que antes, porque ambas sabían que aquellas palabras no serían las últimas.

En armonía |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora