Arabella: ¿Efímero o duradero?

3.5K 240 0
                                    




Han pasado unos días desde que Lila me contó su historia y desde entonces todo ha sido un torbellino, como estar embriagada por todos los sentidos, todo han sido noches largas llenas de besos y caricias, paseos buscando el sol que parece esconderse estos días, risas y un par de películas francesas. Al parecer a Lila le encantan, y a mí me encanta el estar aprendiendo cada vez más detalles de ella. Cada vez que me doy cuenta de algún pequeño detalle me hago una nota mental para recordarlo más adelante, cuando no pueda verlo con mis propios ojos, cuando esté lejos. Pienso en como cierra los ojos cuando le da un sorbo al primer café de la mañana, en su manera de despertarme acariciándome la zona alrededor de los ojos, en sus besos pequeños y furtivos, en que siempre coge alguna extraña postura para dormir. Y bueno, tengo que admitirme a mí misma que no puedo parar de pensar en el momento en que todas las barreras caigan, en el momento en el que nos acostemos, porque a pesar de que hemos estado juntas estos últimos días, no hemos hecho nada más que besarnos. Yo no me he atrevido a ir más allá, y Lila parece no querer presionarme. No es que no quiera hacerlo, es que no quiero decepcionarla, debo de estar a la altura y no tengo la menor idea de qué hacer.

-¿Estás nerviosa? -pregunta Lila a mis espaldas.

Estamos en su habitación, nos estamos vistiendo porque esta noche voy a conocer a sus amigas. Hay un evento en la playa, en el lugar donde ellas trabajan a veces, cenaremos y las conoceré. Y sí, estoy nerviosa.

-Sí, ¿y si no les caigo bien?

Se encoje de hombros.

-Eso no va pasar... Y si pasa, ellas tienen el problema.

Se acerca a mí por detrás, me abraza y coloca la cara encima de mi hombro mirando mi reflejo. Ojalá tuviera una foto de este momento, aquí juntas, como si fuéramos eternas. Ella con su vestido color dorado, su pelo rojo haciendo un curioso contraste, y luego yo, con lo más básico de su armario, una falda blanca y una blusa azul. Nadie diría que somos algo más que amigas, parecemos la luna y el sol, el ying y el yang.

Es de noche, estamos sentadas en la mesa, sus amigas son todas encantadoras, excepto una chica llamada Guri que me mira de una forma extraña, como si no debiese estar aquí, como si no le cayese muy bien. He intentado olvidarlo, hacer caso omiso y he acabado pensando en que serán todo imaginaciones mías.

-Es bonito que existan las historias como la vuestra, te hace creer en que el destino existe -me dice Ragna sonriéndome.

Le doy un sorbo a mi copa de vino y asiento.

-Sí, yo también lo creo... Después de tantos obstáculos.

He dicho la palabra sin pensar, pero tampoco creo que le den mucha importancia.

-¿Obstáculos? -pregunta Guri.

La miro y veo algo extraño en su mirada, algo frío.

-Bueno, cosas mías... Nunca he sido muy asidua a tener relaciones.

-¿Es Ada la primera chica con la que estás?

-Eso no tiene importancia ¿no? -dice Lila por fin.

La miro para intentar ver qué está pasando, pero veo poco más que una ligera incomodidad.

-Es curiosidad mujer, estás un poco a la defensiva -le da un sorbo a su gin-tonic y me mira-. Solo es curiosidad por tu novia.

Cuando dice esa palabra se crea un silencio absoluto en torno a la mesa. Claro, en ningún momento hemos puesto etiqueta a esto que tenemos, y debo admitir que cuando dice la palabra ''novia'' siento miedo. Siento dudas, y me siento como un ser repugnante, porque cuando miro a Lila ella me está sonriendo. Intento ocultar mis pensamientos como puedo y le doy otro sorbo a la copa de vino.

-¿Por qué crees que es Ada la primera chica con la que estoy? -pregunto intentado cambiar de tema.

Quizás no ha sido el giro perfecto.

-Bueno, no es por juzgar pero a veces simplemente se ve.

-¿Ah, sí? Entonces ¿qué más ves?

-Arabella... -murmura Lila por lo bajo.

De repente me siento molesta y a la defensiva. Quizás porque espero que Lila me defienda, o porque estoy cansada de que la gente me juzgue.

-Veo muchas cosas, como que pareces una niña buena, pija y por lo que veo en tu collar religiosa. Y veo que eso no va mucho con Ada.

Nadie dice nada, pero cuando miro a Lila veo que está roja, cabreada y apunto de estallar.

-Entonces es que no la conoces demasiado.

-¿La conoces tú más que yo? ¿Después de dos días?

-El tiempo importa bien poco cuando no sabes escuchar, que al parecer es tu problema porque no tienes ni idea de Lila.

Me quedo callada unos instantes, nerviosa y sabiendo que la acabo de fastidiar.

-¿Lila? -pregunta Guri riéndose-, pero si ni siquiera sabes su nombre.

-Es un apodo cariñoso -dice Lila salvándome así.

Guri se levanta de la mesa, nada más hacerlo veo que está borracha. Mira a Lila con un odio indescriptible. Cuando veo su mirada no tengo que preguntarme más qué está ocurriendo, es la mirada de alguien dolido. Probablemente hayan estado juntas.

-Me voy de aquí, no puedo con tanta hipocresía.

Cuando se levanta y se da la vuelta me quedo quieta unos instantes sin saber qué hacer. Pero cuando su figura se disipa entre el gentío me agobio. Me levanto y me disculpo con la excusa de que tengo que ir al baño. Cuando llego y me miro al espejo me entran aún más dudas, me humedezco la cara y noto cómo mis manos tiemblan.

Escucho pasos a mis espaldas y al girarme veo a Guri a mis espaldas.

-¿Te has dejado algo que decir?

-Sí, la verdad es que solo quiero advertirte de que estás metiéndote en problemas. Ada no le conviene a nadie, y estoy segura de que tú tampoco estás a la altura. Mira, puede que a ella le hayas mentido, pero se ve a la legua que en el momento de la verdad no vas a ser capaz de decirles a los demás que eres lesbiana o bisexual... No se merece que la escondan ni se avergüencen de ella. Ahora está contigo, pero acabara volviendo a mí, como siempre hace, no puede evitarlo.

Se da la vuelta y desaparece de nuevo, dejándome aún con más dudas.

Cuando salgo del baño con lágrimas en los ojos mi mirada se dirige al cielo, un montón de farolillos lo cubren, la imagen me hace reflexionar sobre lo que deseo, sobre hasta donde quiero llegar.

Puede que simplemente no me guste que me juzguen porque lo que realmente me molesta es que tengan razón.

En armonía |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora