Ada: Quédate.

4.3K 307 10
                                    




El sonido de la lluvia es lo único que me mantiene calmada después de lo que acabo de decir. Acabo de decirle que la conozco desde antes del incidente a la salida de la hamburguesería. No he podido evitarlo, porque yo soy así, clara, voy al grano. Siempre ha sido así hasta que la conocí, entonces todo parecen laberintos, sueños que no se harán realidad, nervios metidos en el estómago. Y no puedo aguantarlo más.

-Yo tampoco fue la primera vez que te vi, de hecho te vi dos veces más.

Me giro y me quedo mirándola, tiene las mejillas sonrosadas. Me fijo en su pelo húmedo, ojalá pudiese acariciarlo.

-¿Cómo? -pregunto confusa.

-Bueno... -se levanta, visiblemente nerviosa-, te vi en la hamburguesería y después en Tentazione. Cuando cantaste Creep, yo estaba allí. De hecho tuvieron que decir mi nombre esa noche, porque yo también era asidua a ir por allí, pero me marché.

-¿Por qué te fuiste? -pregunto con el corazón cada vez más acelerado.

Parece que algo en ella lucha por salir, pero nada. Se queda callada y se vuelve a sentar, no me mira.

-Se hacía tarde... ¿Cuándo me viste tú por primera vez?

Si le digo que la vi bastante tiempo atrás, cuando llegué a Nápoles... quedaría raro, pero es lo que debo hacer. Porque lo que no quiero es mentirle más.

-Te vi hace tiempo, la primera vez que llegue a Nápoles. Cuando descubrí Tentazione, tú tocabas el piano, me llamaste la atención así que fui a hablarte, pero estabas con un chico así que me fui. Meses después te volví a ver en la hamburguesería y entonces volví a pensar en ti, el resto ya lo sabes...

Espera, en serio lo he dicho. Acabo de decir ''volví a pensar en ti''. No sé cómo replantearlo de modo que no parezca que estoy colada por ella. El silencio me pone peor, pero conforme avanzan los segundos, menos posibilidades veo de tener fuerzas para hablar.

-Entonces... parece que el destino intenta decir algo.

Justo las palabras que necesitaba. No sé muy bien cómo tomármelas, pero me quedo tranquila. Tranquila hasta que me giro y veo su cara, está seria y pensativa. Su semblante ha cambiado por completo. Se gira y se queda mirándome, me mira los labios, sé que lo está haciendo. Y de verdad quiero acercarme y besarle, tanto tiempo como pueda, tan fuerte como pueda. Pero me pasa algo extraño, algo que no suele pasarme, me paralizo.

Se levanta de golpe y empieza a caminar.

-¿A dónde vas? -pregunto confusa.

Me levanto y me quedo cerca de ella, pero bajo la cubierta. Arabella está delante de mí, a unos dos pasos, pero bajo la lluvia. Nos miramos durante unos instantes que parecen eternos, y sé que ella está sintiendo lo mismo, algo se acopla en mi interior, algo me posee, algo que nunca antes había sentido. Solo quiero sentir que alguna parte de ella me pertenece, no ella, eso nunca. Pero quiero sentir que hay algo de mí en su interior, y que hay algo de ella en mí también. Porque si eso no ocurriese jamás me sentiría incompleta.

No sé si está llorando o es la lluvia la que empapa sus mejillas, pero su expresión es triste.

-No puedo... -comienza a decir.

Niego con la cabeza.

-No tienes que hacer nada Arabella.

Cierra los ojos cuando digo su nombre, como si le doliese.

Doy un paso más y me quedo a unos escasos tres centímetros. Quiero rodearla con mis brazos. La lluvia cae sobre mí, pero no me importa. Me cuesta verla bajo tal tiempo, pero no cierro los ojos.

-Nunca serás feliz con alguien como yo, soy una cobarde.

Son sus últimas palabras antes de que se gire y eche a correr. Me quedo mirando su figura, como aquella vez que la vi en la hamburguesería después de tanto tiempo, su figura parecía triste entonces, ahora es igual. Esta vez no me quedo atenaza por el miedo, esta vez corro detrás de ella. Se para cuando escucha mis pasos. La giro con delicadeza, su cabeza está gacha, como si quisiese esconderse. Le cojo la barbilla y la levanto delicadamente, sus ojos castaños me traspasan, me atenazan.

-No tienes que esconder quien eres, ¿lo sabes verdad?

Se acerca más a mí, y entonces sus barreras se caen, las mías también. Solo nos miramos.

-Quiero saber quién eres Ada, quiero saberlo todo.

Yo también quiero saberlo, pero mis instintos me piden algo más ahora.

-¿Ahora? -pregunto sonriendo ligeramente.

-Puede esperar.

Nos pegamos poco a poco. Primero ella parece torpe y nerviosa, y no hace falta que diga el porqué. Dudo que haya estado así de cerca de una chica antes. Así que intento hacerlo todo más fácil. Me acerco a ella por completo, nuestros pechos se juntan, nos miramos durante unos instantes...

En armonía |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora