Ada: Incluso si no me pides que me quede.

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-¿Puedo preguntarte algo?

Alzo la cabeza y miro a Arabella, ya vestida en frente de mi puerta, apunto de irse.

-Lo que sea -contesto curiosa.

-¿Por qué te tapas detrás de todo eso?

Llevo lentillas, mucho maquillaje y un vestido rosa de tercipelo, supongo que se refiere a eso.

-¿Cómo sabes que me tapo y no me gusta estar así?

-Porque no estás cómoda con todo eso.

Me quedo sin respiración por unos instantes, por el simple hecho de que es totalmente cierto.

-¿Quieres saber una pequeña verdad?

-Claro, por eso te he preguntado -contesta Arabella dedicándome una sonrisa comedida.

Por un segundo la Ada desafiante aparece, la que comenta cosas y luego deja que los demás saquen sus propias conclusiones solo porque no se ve contándolo todo.

-Es un disfraz, o al menos lo era al principio.

Abre ligeramente los ojos y luego frunce el ceño, confusa.

-¿Disfraz? ¿Para qué?

-Para esconderme, para que no me reconociesen, para ser otra persona.

-Me estás tomando el pelo.

Me señalo la cara y me pongo seria.

-No, ni un poco.

Cruza los brazos y me mira con recelo.

-Bien, ¿y de quién te escondías?

-De un monstruo.

-Cállate, me estás vacilando ¿verdad?

-Tómalo como quieras -contesto encogiéndome de hombros.

-¿Me vas a dejar con la intriga? -pregunta sonriendo.

-Sí, así querrás volverme a ver.

-Me seguirías intrigando aunque me contases la verdad de toda tu vida.

Nos quedamos calladas, son el tipo de cosas que a veces decimos, creo que ambas sabemos que no es amistad, que este tipo de cosas las decimos con un tinte completamente diferente, pero ella parece ligeramente incómoda, y yo no pienso forzar nada.

-Lo haré, ¿lo harás tú? -pregunto acercándome un poco más.

Asiente, me pone la mano en el hombro y me da dos besos en las mejillas, lentos, suaves, escasos.

-¿Vas a estar bien? -pregunto cuando pulsa el botón del ascensor.

-Sí, al menos sé que tengo un lugar en el que refugiarme.

Sonrío, por unos segundos llena de felicidad.

-Siempre -murmuro cuando la puerta del ascensor está ya cerrada.


He quedado con las chicas, he ensayado un poco por mi cuenta ya que no tenemos ningún evento juntas próximamente y yo tengo que ensayar algunas canciones que debo aprenderme para un trabajo que tengo el viernes en un evento al aire libre, frente al mar. Ahora estamos comiendo y Guri me lanza miradas de recelo de vez en cuando, la situación es incómoda cuanto menos, pero nadie se ha dado cuenta. El resto de las chicas no tienen ni idea de nuestra relación. Bueno, lo que antes podía considerarse una relación. No importa lo que digan las personas, el sexo siempre va implicar algo más, si lo haces asiduamente con una sola persona, quieras o no se convertirá en cariño, y luego pasa lo inevitable, alguien sale herido. No es la primera vez que no sé gestionar mis emociones y por consiguiente mis relaciones.

En armonía |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora