Ada: La primera locura.

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Llevo un día horrible. Todo ha empezado cuando ha sonado el despertador y lo he pospuesto varias veces, y con ello viene el trabajo. No me ha dado tiempo a ir a ensayar porque apenas he tenido tiempo para vestirme. Me he puesto corriendo en mitad de la casa un atuendo ''serio'', o lo más serio que he podido. Unos vaqueros y una blusa blanca. Después he cogido el bolso, las llaves del coche y las botas y he salido corriendo al ascensor, ahí ya he terminado de arreglarme. Cuando he llegado a la reunión era un poco tarde, pero me las he apañado para que no me dijesen nada. Hace medio mes hice una entrevista con un local que hace eventos en lugares de Italia, pero sobre todo aquí. Así que siempre suelen ofrecer un número musical antes de empezar la velada. El caso es que me han contratado, entre todas las chicas que se presentaron, me eligieron a mí. Y la verdad, es un trabajo más, pero es emocionante y también está bien pagado. Cuando llegué a la reunión todo estuvo más o menos bien, pero el primer evento es en una escasa semana, y me empecé a poner algo nerviosa porque necesito más tiempo para practicar, pero no repliqué. Después de eso empezó a llover horriblemente, mi coche se quedó parado en mitad de una cuesta, tuve que soportar a todo el mundo pitarme e incluso escuché algunos improperios mientras empujaba el coche sin ayuda hasta una zona segura. Así que ahora no tengo coche y tendré que esperar a recoger mi primer sueldo con este trabajo para poder arreglarlo.

Cuando he llegado a mi casa me he dado una ducha caliente y me he sentado envuelta en el albornoz en el sofá, mirando la tele apagada, ensimismada. Y aquí sigo, ni siquiera me he levantado a hacerme la comida, y tampoco tengo muy clara la hora. Pero es que entre semana no suelo hacer mucho aparte de trabajar y hundirme un poco en la misera. En el fondo me siento atascada aquí, sé que esta no es la vida que tengo que llevar, no es la vida en la que mi corazón o mis sueños se sienten cómodos.

Me estoy quedando ligeramente dormida cuando llaman al timbre. Abro los ojos sorprendida, puede que sea Guri, ahora mismo no me apetece nada tener una charla con ella, no hemos vuelto a hablar desde lo último que pasó y tampoco me encuentro con fuerzas. Me siento desde ese momento como un deshecho humano, pero aún así me levanto. El portero está abierto así que abro directamente. Tengo unas pintas dudosamente decentes, solo llevo la bata y las zapatillas de andar por casa que son dos unicornios gigantes, muy madura. Mi pelo es un desastre, no me he molestado en peinarlo o en secarlo, ondulaciones rojas desordenadas me caen por la espalda. Y me da igual, Guri me ha visto en peores tesituras. Espero paciente y cuando tocan al timbre, no se me ocurre la brillante idea de mirar por la mirilla y abro directamente, lo que hace que casi me de un infarto al corazón.

-Arabella -murmuro sorprendida-, ¿qué haces aquí?

Su cara está neutral, parece estar tranquila aunque tiene las mejillas ligeramente rojas, pero siempre que nos hemos visto las tiene así. Dudo que sea por mí.

-Eh... Bueno, es que...

Se queda callada, como si estuviera encontrando las palabras perfectas, me da pena porque parece algo nerviosa así que sonrío.

-Espera, pasa y deja que te haga un té o un café o lo que sea, estás empapada.

La dirijo hasta el salón y cuando salgo me voy pitando hasta mi cuarto. Me miro en el espejo, me aplico un poco de rímel rápidamente y me pongo un vestido de manga larga blanco por encima, es lo único que tengo tiempo de hacer. Mientras voy a la cocina me peino el pelo con las manos y me hago una trenza rápida.

-¿Té o café? -pregunto esperando que me escuche.

-¡Café!

O sea que es de las mías. Hago dos rápidamente y voy hasta el salón.

-Espera, te traigo una toalla, y deberías de cambiarte de ropa ¿quieres algo mío?

Parece contrariada y algo avergonzada. Lleva una falda un poco corta para este tiempo y las medias están empapadas.

-No es necesario, de verdad.

-No es molestia, además así no me mojas el sofá.

Estoy bromeando claro, pero se levanta demasiado rápido.

-Lo siento...

-Era broma tonta, mira, ya que sabes donde está mi habitación. Ve, coge lo que quieras, yo te espero ¿vale?

-¿En serio?

-Yo nunca bromeo con prestar mi ropa, y suerte encontrando algo que no parezca un disfraz.

-Me encanta tu ropa -dice sin pensar.

-¿De verdad? -pregunto sorprendida.

Asiente mientras se dirige hacia la puerta. No puedo evitar fijarme en su falda plisada, tengo que admitir que es extraño que una chica de su edad se vista así, pero en ella es diferente.

Cuando vuelve a aparecer lleva unos pantalones que le quedan un poco largos, así que tiene varios dobleces, pero el resto le queda perfecto. Desde la camiseta de ''A girl is a gun'' hasta la chaqueta de cuero falso negra.

-Es lo más básico que habrás encontrado ¿no?

-Sí, toda tu ropa es genial, pero en mí se vería ridículo.

-Yo creo que estarías preciosa -no puedo evitarlo-, eres muy guapa.

Le doy un sorbo al café rápido, pensando en mis palabras. No es raro, si yo fuera hetero, o si ella no me gustase nada podría haberlo dicho igualmente.

Se sienta en el sofá a una distancia prudente.

-¿En serio? -pregunta sorprendida.

Y parece sorprendida de verdad.

-Otra cosa con la que nunca bromeo es con la belleza, ya sea física o emocional.

Se queda en silencio, supongo que es una respuesta demasiado extraña.

-¿Quieres... salir? ¿Hacer algo? -pregunto dado su creciente nerviosismo.

Parece que quiere decir algo pero no puede.

-¿A dónde vamos? Está diluviando.

-Pues al sitio al que siempre hay que ir cuando llueve.

-¿Un lugar con techo? -pregunta como si fuera obvio.

-No, la playa.

-¡¿La playa?!

-¿Confías en mí? Bueno, sé que no, apenas me conoces...

-Confío en ti -dice para mi sorpresa-, no me preguntes el porqué.

-Entones quizás allí me dices eso que quieres decir ¿no?

En armonía |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora