En armonía |COMPLETO|

Lila: Lo que nos queda por vivir.

Definitivamente este es el momento que llevo esperando desde que toda mi inocencia quedó reducida a cenizas, quizás es lo que todos esperamos. Después de tanto dolor, de tantos cambios, de tantas despedidas dolorosas, puede que solo busquemos quien nos mire a los ojos y no huya, quien se quede contemplado todo lo que escondemos, lo que nos aprieta por dentro, las heridas que nos siguen escociendo... Y aquí estoy, delante de ella, sin que me importe nada más que lo que piense ahora mismo, si me sigue mirando con los mismos ojos con los que me miraba hace unas horas.

Sujeto con dedos temblorosos un cigarro, pero cuando voy a llevármelo a la boca no puedo, lo apago en el cenicero y agacho la mirada.

-Bien, has hablado mucho, y te he escuchado porque realmente me importa todo lo que tengas que decir, todo lo que me desees contar de tu historia, de tu persona... Y ahora me toca decirte lo que pienso realmente sobre todo esto -Arabella me mira directamente a los ojos, yo no puedo apartar la mirada mientras habla-. Cuando te vi por primera vez solo deseaba conocerte más, por el simple hecho de que tú hiciste, con solo mirarme que me conociese a mí misma más de lo que otros habían conseguido años atrás con todas las palabras del mundo. Y ahora sé tu historia, y solo puedo decirte que me fascinas... Que me asombras, que estoy completamente embelesada por tu capacidad de seguir adelante, y que definitivamente te admiro. No te juzgo, no juzgo nada de lo que has hecho, es más, estoy de acuerdo con todas las decisiones que has tomado, porque ahora estás aquí, libre sentada a mi lado, y no hay cosa que me haga más feliz. Durante muchos años... Durante muchos años he estado con personas que me han hecho sentir más vacía, invisible, repugnada por mí misma. Y has llegado tú, con tu historia, con tus sueños, con todo eso que hay en torno a ti que no consigo describir, quizás sea tu aura, o tu alma.  Has hecho que todo mi mundo se tambalee, que todo lo que creía sobre mí se caiga como un castillo de naipes. Y ahora más que nunca deseo seguir aquí, a tu lado, descubriendo cada parte de ti, tus manías, tus miedos, todo aquello que te hace feliz... Y puede que sí, que suene precipitado ¿pero a quién le importa? Si todo lo que eres me atrae de una forma que no puedo remediar, y tampoco quiero ¿qué más da? Yo por mi parte no tengo más fuerza para seguir reprimiéndome a mí misma, para seguir castigándome... Y espero que tú tampoco.

La contemplo con intensidad, sin perderme ni una palabra, ni una respiración. Mi corazón tiembla, mis manos desean rodearla. Y así lo hago. Me levanto de la silla y le tiendo mi mano, ella me la coge con delicadeza y se pone de pie. Le cojo la cara con las manos y la levanto ligeramente, sus manos me recorren la espalda con tacto. Acerco mi cara a la suya y me quedo así por unos instantes, zambulléndome en sus ojos, sintiendo su respiración. Hasta que nuestros labios hacen contacto, el beso sabe mejor que nunca, incluso mejor que antes. Su cálida lengua acaricia con delicadeza la mía hasta que todo se vuelve mucho más intento, tanto que no puedo aguantarlo, tanto que siento como me derrito por dentro, que siento literalmente como todos mis muros se hacen añicos. Y la sensación es indescriptible, no podría expresarlo por mucho que quisiera, porque a veces la libertad, en su más puro estado es esto. El tener a la persona que deseo con toda mi alma entre mis brazos, el poder sentir su respiración junto a la mía, creado a nuestro alrededor un aura de completa paz.

Me siento completamente sin defensas, pero la mejor parte es que después de años, tampoco las necesito, no las busco, no las quiero. Me he abierto hacia ella de la forma más pura, a través de la sinceridad, contándole la verdad, y ella con sus palabras, con sus gestos, sus besos... Ha hecho que sepa que todo en mi vida cambiará para siempre, me he dado cuenta por fin de que aún nos queda mucho por vivir, y esta vez puedo ver que será juntas.