Lila: Una carta.

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Me he levantado esta mañana con una sensación extraña en el estómago, todo se ha intensificado cuando he estirado el brazo y solo he tocado la superficie fría de la cama, haciéndome ver que Arabella no está, y que llevaba tiempo sin estar en la cama. Al afinar el oído no la he escuchado en el salón    o en la cocina, y cuando he salido en su busca no la he encontrado. Y ahora estoy en el salón sentada, con una carta entre las manos, la misma que he encontrado en la mesita. Aún no la he abierto, pero sé lo que hay escrito en ella. He sentido la tentación de tirarla a la basura, de arrugarla o romperla en mil pedazos e ir a maldecir a Arabella un millón de veces. Pero en vez de eso me he quedado aquí sentada, mirando un punto fijo, apretando el papel. Finalmente decido abrirla, la observo antes de comenzar a leer, y luego empiezo, ya no hay vuelta atrás.

''Puede que te parezca extraño que escriba una carta, y seguramente también cobarde. Yo también lo creo así, también pienso que soy una cobarde. Pero es que lo he sabido siempre Lila, lo sabía cuando me encontré contigo aquellas veces, cuando te ayudé a curarte las heridas y cuando me contabas tu historia. Supongo que debí haberte parado, decirte que yo jamás podría estar a la altura de la situación, pero no lo hice. Anoche después de todo lo que ocurrió con tus amigas no pude evitar desvelarme. Me senté en el balcón y me quedé mirando tus plantas mientras dejaba que un cigarro se consumiese entre mis dedos. Me di cuenta de que eres maravillosa, con todas tus cosas, con tu pasado y con tus manías. Y yo... bueno, yo soy yo. Aunque no lo quieras ver, yo solamente soy una chica de un barrio pijo, una chica que irá a la universidad, será abogada y un día se dará cuenta de que odia su vida. Pero es que es lo que me depara el futuro, es lo único que puedo conseguir, y no puedo seguir contigo porque no te mereces una carga así. De verdad Lila, en estos últimos meses me has dado todo lo que una persona nunca me ha dado, pero también me he dado cuenta de que por muy segura que esté de mis sentimientos nunca podré ser la persona adecuada para que ames. Y antes de continuar con esto, con esta historia... quería cortar por lo sano aunque no haya la forma correcta de hacerlo. Eres increíble y no mereces a alguien como yo a tu lado, alguien que nunca será capaz de reconocerte ante los demás, de ser feliz con quien es, de no avergonzarse de sus deseos... Yo no merezco la pena como persona. Tú te mereces a alguien que te acompañe en esta aventura que es la vida, que quiera recorrer el mundo contigo, hacerte feliz y gritar vuestro amor a los cuatro vientos sin miedo.

Solo puedo agradecerte que me hayas dado en este tiempo contado algo tan valioso como la felicidad que pocas veces he conocido.

Una vez más, lo siento.''

En armonía |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora