Lila: El final o el principio.

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Lila, es mi nombre, y siempre lo ha sido ¿pero por qué suena tan extraño? Suena extraño porque literalmente llevo años sin decirlo, porque ni siquiera sale en mi pasaporte o en mi documento de identidad, porque todo es tan falso... Y acabo de contarle a Arabella algo que me juré, jamás contaría a nadie, por mi seguridad, y por mi propia integridad. No sé cómo se tomará la historia cuando la haya terminado y la asimile.

-¿Te encuentras bien? ¿Necesitas que paremos? -pregunta Arabella preocupada.

Giro la cabeza y niego, me enjuago las lágrimas que están por caer, pero sé que el resto de la historia hará que vuelvan a mis ojos.

-No, este es el final, necesito continuar. Como he dicho, la intenté besar, pero ella me empujó bastante fuerte, me caí al suelo y recuerdo que me quedé dolorida. No dolorida físicamente por el golpe, sino interiormente. Comenzó a gritar un montón de cosas, empezó a humillarme, me llamó enferma, me dijo que ni siquiera la muerte sería una cura para mí. Escuché pasos detrás, mi padrastro lo había visto todo. Me cogió por los hombros, me levantó y me golpeó en el estómago. Ella no hizo nada para detenerlo, recuerdo que ni siquiera pensé en el dolor del golpe, me quedé mirándola, como si así pudiese hacerla entrar en razón... como si así pudiese hacer que me quisiese de la misma manera en la que yo la quería. Mi padrastro me cogió del pelo y me arrastró hasta mi habitación. Me tiró en la cama y... me dijo que la única forma que habría de curarme sería usando su... su...

Me revuelvo en el sofá, no quiero decirlo, no puedo decirlo.

-No es necesario que lo digas, lo comprendo.

Respiro aliviada.

-Bien, después de decirme aquello se largó y me encerró. Al poco rato vino su amigo, se agachó a mi lado y me dijo que debía salir tan pronto como fuese posible de allí, mi padrastro planeaba dejarme encerrada prácticamente siempre, que solo él tuviera acceso a mi habitación, ya que así no me ''contaminaría más''. Y así era como él, un hombre que ni siquiera era mi familia había planeado por un casi beso y su obsesión el resto de mi vida. Me asusté, recuerdo que pensé que me mataría antes de que eso ocurriese. Pregunté por mi madre, la cual casi nunca accedía a verme por aquel entonces. Se había dado cuenta de la atención que él ponía sobre mí y me veía como una rival, me repudiaba. El amigo de mi padrastro dijo que no había tiempo, que debía de irme ya, que no podía despedirme. Yo no podía permitir eso... yo... era una niña y tenía miedo, y la verdad era que pensé que si veía a mi madre podría convencerla para que nos fuésemos juntas, tal y como había empezado todo. Había sufrido tanto y lo único que quería era ser libre, pero no estar sola, porque lo había estado durante demasiado tiempo y necesitaba alguien a mi lado. Yo era menor, tenía trece años y no veía cómo podía emprender una vida sola.

Hago una pausa, porque sé que es demasiada información y tengo que comprobar si no piensa que le estoy mintiendo. Porque es una historia imposible, porque es lo típico que solo pasaría en un episodio del CSI. Cuando la miro veo que realmente me cree, lo veo en sus ojos porque está conmocionada y en tensión. Y lo agradezco de verdad, porque siempre pensé que la primera vez que contase esto se reirían de mí, que pensarían que estoy loca.

-¿Por qué te estaba ayudando? -pregunta con un gesto de duda.

-Mi padrastro nunca había considerado a nadie digno para llevar a sus hijos de sangre dentro, en cambio él sabía que yo era la que lo haría. Ese hombre y yo entablamos una amistad tiempo atrás, y supongo que sintió empatía. Cuando no creas lazos con nadie puede resultarte más difícil, pero él vio algo en mí, a veces no sé qué fue... Me confesó que tenía una hija que había muerto hacía años, muchos años atrás antes de que todo el tema de la secta se fuese de las manos y se ampliase mucho más de lo que él tenía pensado. Puede que la viese a ella en mí, puede que yo simplemente le caí bien. Pero lo más importante es que la gente que había allí estaba por voluntad, yo no. Y él nunca quiso retener a nadie. Los ideales de él eran muy diferentes a los de mi padrastro. Él tenía poder, pero no pertenecía a ninguna religión. Mi padrastro era la persona más religiosa que conozco, o un mal cristiano, porque desde luego los valores que seguía no eran muy cristianos.

-¿La secta seguía una religión entonces?

-Sí, eso era la piedra angular en la que todo se basaba, y se basa supongo. Nunca he sido capaz de investigar si todo sigue en pie, porque estoy aterrorizada. Aún tengo miedo de que alguien me reconozca, de que él sepa donde estoy. Y a veces creo que es un miedo irracional, porque los primeros años tenía sentido, pero ahora... ¿Después de más de diez años? Sé que puede parecer estúpido, o al menos con toda la información que tienes hasta ahora. Pero hay más, más y peor.

Se agita en su asiento y veo que tiene miedo, no sé de qué. Pero espero que no de mí.

-Es mucha información, es cierto... Pero quiero saber el final, si es importante para ti, también lo es para mí.

Suspiro aliviada.

-Entiendo que lo que voy a contarte ahora te puede hacer cambiar de opinión sobre mí, pero quiero que veas todo lo que voy a contarte desde mi perspectiva por aquel entonces, yo solo tenía trece años, llevaba encerrada mucho tiempo y mi padrastro quería dejarme embarazada.

-Sí, te entiendo... Probablemente yo nunca habría sido tan fuerte.

-Bueno, eso no lo sabes hasta que no pasas por algo así, a veces el instinto de supervivencia puede ser sorprenderte. Porque yo me tomaba todo aquello como la muerte... Bien, ahora te contaré lo que realmente es el final. O cómo comenzó lo que sería el primer año de mi vida libre, y cómo conseguí esa libertad.

En armonía |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora