ZONA RICA
Si pudiera describir en una palabra como me siento en esos momentos, sería: nerviosa.
Al parecer ese día mi inquietud no va a calmarse porque cuando logro superar algo que me incomoda, se presenta otra situación que hace que mis ansias se disparen.
¿En qué me estoy metiendo? No sé.
Pero ahí estoy, camino a la casa de Ivanov... ¿O es a la casa de Olexei?
Me estresa tener tantas dudas, estar tan a la deriva, sin saber qué pasaría. En los últimos seis años de mi vida, nada hizo que me sintiera así. Me acostumbré a estar en mi zona de confort, a la tranquilidad, a saber que todos los días sería lo mismo, sin cambios que me llevaran a tener los pensamientos revueltos en mi cabeza.
Pero eso cambió desde que Olexei me tropezó en aquella fiesta. El tipo de persona que no quiero cerca resulta ser amigo del hombre con el que tengo más confianza.
Qué impredecible es la vida, ¿verdad?
Para completar, compraron a los directivos para cambiarse a mi semestre porque no quieren graduarse como analfabetas y aparte de eso dejaron saber que tienen muchísimo dinero, cuando jamás en el poco tiempo que llevo conociendo a Ivanov él dejó saber eso. Esa parte fue descubierta gracias a Olexei, que no le importó ni un poco revelar el secreto de su amigo.
Todo eso hizo que mi curiosidad se disparara: ¿Sus finanzas de dónde provienen? ¿Por qué antes de retomar su amistad con Olexei, Ivanov no me invitó a su casa? ¿Por qué ambos se mantuvieron alejados en la universidad cuando son amigos?
De esos dos nunca se escuchaba nada; no había suposiciones de a qué se dedicaban, de quiénes son sus amigos y mucho menos de sus familias; no se sabe el nombre de sus hermanos, de sus padres, de sus primos. Nada, ni un solo comentario.
¿Si quiera tienen padres o son huérfanos?
Zoa va en la camioneta Silverado de Olexei y mi culo está pegado en el asiento cubierto de cuero negro carísimo del Tesla de Ivanov.
¿Qué si tienen dinero? Ahí está la respuesta.
¿Cómo algunas personas son dueñas de posesiones como esas?
De broma y soy dueña de un auto no tan viejo, pero tampoco tan evolucionado como los de ellos.
Quiero hacerle preguntas a Ivanov para saciar un poco mi curiosidad, pero creo es suficiente con la invitación a su casa porque está demostrando la confianza que me tiene y no abusaría de eso; ¿por qué?: porque así como Ivanov nunca me llevó a su casa, a él jamás lo he convocado a la mía.
La única persona que conoce mi vivienda, es Zoa. Desde que nos mudamos ahí, Viktoria y mi persona no tuvimos ni tenemos interés en hacer amistades para llevar a casa a cenar.
Con mi amiga fue diferente, ya que, desde que la conocí hicimos encaje. Fue inevitable no comenzar a pasar más tiempo con ella, puesto que, ingresamos juntas a la universidad: mismas clases, mismo ambiente, misma hora de entrada y salida, mismo horario de comida. Siempre se llevó muy bien con todos, porque así es ella: sociable y amable con cualquier persona; no forzaba una sonrisa y tampoco intentaba caerle bien a todo el mundo. Por lo tanto, supe que su amistad es verdadera.
Nuestra relación nació sin forzarla: nos acercamos, nos tratamos y cuando me di cuenta estábamos tan unidas que parecíamos hermanas. No obstante, esa semejanza es solo por nuestro trato y por la costumbre de estar juntas, ya que, en físico no nos parecíamos en nada: Zoa es pelirroja, tiene el cabello anaranjado con ondas, pecas repartidas en línea por el puente de su nariz y pómulos, grandes y expresivos ojos verdes, y piel blanca con un leve subtono rosado; todo lo contrario a mí: el cabello lo tengo negro y liso, la única marca de nacimiento en mi rostro es un lunar que parece una peca a unos centímetros debajo del lagrimal de mi ojo izquierdo, ojos grises oscuros rasgados que hacen parecer como si todo el tiempo mi cara está sin expresión y en mi piel pálida sólo se nota un poco de rubor cuando tengo calor, cuando el sol me pega directo en la cara o cuando algo me avergüenza muchísimo.
ESTÁS LEYENDO
The Perfect Combination. (EDITANDO)
ActionEn alguna parte de Rusia habitan un grupo de chicos un tanto peculiares: adictos a las fiestas, drogas y sexo; viven cada día al máximo a la vez que muestran una vida universitaria bastante normal. Para Anabelle, su urbanización de residencia no es...