Capítulo 18.

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ODESSA TALYA: LA CHICA DE CABELLOS ROJOS


Observo con atención a la chica sentada en uno de los pequeños muebles en la sala. Los chicos están repartidos por todo el espacio. Zoa está a mi lado sosteniendo una tableta de pastillas. Ella apenas se enteró que regresé a la casa, bajó para medicarme. No obstante, le pedí que esperara; no se sabe qué podría ocurrir.

La chica con sangre en una de sus piernas y hombro; me inspira de todo, menos confianza.

El ambiente está tenso y sé que fue creado con la intención de incomodar a la muchacha. Quieren hacerla hablar y el primer paso que implementaron fue la presión.

Es como cuando estás en una fiesta y el ambiente está tan tenso, que es inevitable comenzar hablar de cosas personales. Por supuesto, no todo el mundo hace eso. Sin embargo, es la mejor manera de aligerar un poco las cosas.

Estoy ayudando a los chicos; mi mirada está puesta con firmeza sobre ella. Pero, también estoy confundida. Esa chica está mirándome con un odio que me confunde.

Sé que la expresión que tengo muestra toda lo contrario. La mayoría de veces mi cara mostraba odio, enfado, mal humor y sus sinónimos; pero lo que estoy sintiendo es confusión. No entiendo el por qué la muchacha está mirándome como si quiere atravesarme una estaca en el pecho y beberse mi sangre.

Aún tengo la bata del hospital y ella aún está vestida de enfermera. Estoy casi segura que esa mujer se hizo pasar por personal del hospital.

Todos están ahí. A excepción de Olexei.

Tengo que despegar la mirada un momento de la chica porque tengo curiosidad por saber a dónde fue ese hijo de puta.

De nuevo miro a la chica, pero ella cambió su mirada a Ivanov.

—Sé qué intentas hacer —Murmura ella con una sonrisa burlona — Pero no lograrás que ni una palabras salga de mi jodida boca.

—No sé de qué estás hablando —Le responde él con mofa.

Lo miro y su semblante en esos instantes se parece demasiado al de Olexei: tiene un aire burlón, despreocupado por la vida y sus ojos muestran reto; reto a que la chica intente algo.

Volteo a ver a Zoa y ella está mirando la escena con el ceño fruncido. Me siento mal porque ella no debe estar en esa situación. Ella debe estar en su casa tranquila, sin estar preocupada por lo que pueda pasarme.

—Zoa —Mi voz sale delicada — Yo...

—No digas nada, Anabelle —Me interrumpe — No harás que me arrepienta de acompañarte en esto.

La risa de la chica resuena por todo el lugar. Mi cabeza gira enseguida y me percato que nuevamente tiene su mirada fija en mí al tiempo que se ríe como loca.

—Anabelle —Dice mi nombre entre risas —. Perra.

De inmediato mi cuerpo se mueve con la intención de ir hasta ella. La mano de Zoa detiene mi acción, obligándome a permanecer donde estoy.

— ¿Qué te pasa, mujer? —Pregunta ella a la tipa—. ¿Por qué la insultas?

— ¿Por qué? —Escupe ella y remueve su cuerpo en el asiento — ¿¡Por qué!?

Me sorprendo por su grito histérico.

Voy hablar, pero me callo. Olexei hace acto de presencia en la sala. Su vista se conecta con la mía y me lanza un beso. Me percato que tiene un arma en su mano y se acerca sin titubear al espacio donde se encuentra la desconocida.

The Perfect Combination. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora