DOLOR.
Estoy tan cansada de que me vivan golpeando que mi rostro en vez de expresar dolor, queda totalmente neutro. Enderezo la cabeza y mi vista queda en los ojos de Zoa cuando ella vuelve a besarme.
Está totalmente perdida. Su mente está completamente fuera de lugar.
El sonido de la puerta resuena en la habitación. Y a los segundos Zoa es alejada de mí como un saco de papas.
Ella voltea a ver quién la alejó, y cuando se da cuenta su expresión se torna fría.
La expresión de Ivanov es confusa pero a la vez relajada, como si estuviera acostumbrado a ver ese tipo de situaciones.
Kostya se lleva sin ningún problema a Zoa. Ella no grita, no intenta zafarse de él. La puerta de la habitación se cierra de nuevo.
Un silencio que no es incómodo, pero tampoco es muy agradable que digamos; reina en la habitación.
Ivanov se acerca, sentándose en el sitio dónde anteriormente estaba Zoa acostada. No despego mi vista de la puerta.
Al parecer ahora no puedo estar ni un momento de mi vida en paz.
La sola presencia de Ivanov me asquea, por lo que me produce bastante inconformidad.
¿En qué momento pasé de estar totalmente cómoda con él, a estar disgustada nada más al tenerlo cerca?
Su mano roza mi mejilla. Tenso los dientes, en un intento de controlar lo que quiero hacer.
Me da ansiedad el saber que si intento algo, podría salir más perjudicada de lo que ya me encuentro.
Su mano traza un sendero hasta mi cuello con una delicadeza que llega hacer cosquillas. Se detiene allí unos segundos, para luego alejar su mano y tomar con cuidado mi brazo.
Con ese movimiento, mi intuición afectada me dice que me va hacer daño; por lo que despego enseguida mi vista de la puerta y la pego en los ojos de Ivanov.
—Vamos a bañarnos —Me dice él apenas hacemos contacto visual.
Al ver que no respondo, él tensa un poquito su agarre.
Eso me hace actuar por impulso. Zafo con asco mi brazo de su agarre.
—No me toques —Le digo asqueada.
Sé que eso para él no es ningún tipo de barrera si entre sus deseos es tocarme; pero sus deseos tampoco son barreras para mí hacerle saber que no quiero que me toque.
—Me das repugnas, al igual que tu hermano —Termino de la forma más contundente que me permite mi tono de voz.
No sé qué es lo que está pensando porque ahora su expresión no demuestra nada. Nos quedamos mirando por un rato. Decido romper nuestro contacto visual porque por el rabillo de mis ojos veo unas manchas rojizas en su piel cercana a los hombros.
Marcas de rasguños se encuentran allí.
Intento con todas mis fuerzas convencerme de que mi asco va dirigido hacia ellos. De verdad lo intento.
Tomo una de las sábanas y cubro mi cuerpo desde los pies hasta mi cuello. Mantengo mis manos apretando la tela.
La sonrisa que aparece en su boca hace que un vacío aparezca en mi estómago.
—Sabes que eso no va a funcionar.
Antes de que intente algo, pregunto con rapidez:
—¿Dónde está mamá?
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The Perfect Combination. (EDITANDO)
ActionEn alguna parte de Rusia habitan un grupo de chicos un tanto peculiares: adictos a las fiestas, drogas y sexo; viven cada día al máximo a la vez que muestran una vida universitaria bastante normal. Para Anabelle, su urbanización de residencia no es...