Capítulo 16.

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— ¡TENGO A UNO!

— ¿TIENES O TE TIENEN?





Camino a una nueva farmacia, con Maksi y Zoa en los asientos delanteros y yo más dormida que despierta en los asientos traseros; todo ha estado tranquilo.

Mi amiga y Maksi hablan de cosas sin importancia. Mis ojos están cerrados y mis oídos escuchan el pasar de los carros, el ronroneo del Jaguar, las frases cortas y risas que de vez en cuando sueltan Zoa y Maksimilliam.

Ahora limpia, sin rastros de sangre ni povidona, con mi cabello húmedo, con un olor agradable a perfume suave y con un nuevo conjunto de ropa; me siento renovada.

Ivanov fue claro con Maksi: llegar a la farmacia, pedir las pastillas necesarias para mí y luego ir directo para la casa.

—Maksi —Lo llamo.

— ¿Si?

Me acomodo en el asiento con el fin de verlo por el retrovisor.

— ¿Qué eres de Ivanov y Olexei? —Cuestiono curiosa.

Él me mira un segundo por el retrovisor y luego vuelve al camino.

—Hermano —Responde sin titubear.

— ¿Y los demás chicos? ¿Todos ustedes son hermanos?

Lo veo asentir y gira su volante en una esquina.

—Soy el menor de todos —Da esa información como un extra.

¿Qué carajo? ¿Siete hermanos?

Ahora todo tiene sentido: el porqué de sus semejanzas en atractivos y el porqué de sus permanencias en la casa. En un principio pensé que se trataba de visitas, que eran amigos de los chicos; pero, resulta que no, son hermanos, todos ellos.

Eso quiere decir que todos poseen las mismas finanzas y economía; por eso tanto lujo.

¿Y qué hay de sus padres? ¿Están de viajes?: Quiero preguntar, pero tengo la sensación de que estaría siendo muy chismosa; así que solo vuelvo a mi posición anterior y estoy a punto de cerrar los ojos, pero Maksi dice:

—Llegamos.

Suspiro agotada. Cuando tuve la oportunidad de verme en espejos pude darme cuenta de la condición de mi físico: ojeras demasiado pronunciadas, ojos adormilados y estoy más pálida de lo normal.

Me deshago del cinturón de seguridad. Maksi quita los seguros de las puertas y con más fastidio que vida, salgo del auto.

Las personas voltean con disimulo hacia nosotros al ver el gran monumento de auto aparcado cerca de la cera; sin embargo, bajan la mirada al ver a Maksimilliam.

Él toma la delantera del camino y nosotras lo seguimos. Va directo hacia el recibidor y cuando el farmacéutico lo ve, sus ojos titubean entre la persona que está atendiendo y Maksi.

El hermano menor nota eso y dice con amabilidad:

—No te preocupes —Sonríe— Haré la fila.

—No, no, termino...

—Está bien —Interrumpe Maksi— Sólo me acerqué para pedirte que tengas preparado lo de siempre.

¿Lo de siempre?

Se voltea antes de que él farmacéutico diga otra cosa y retrocedemos a la fila de 3 personas.

—Tienen mucha influencia —Murmura Zoa.

The Perfect Combination. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora