Capítulo 23.

17.2K 759 2
                                    

TENGO GANAS DE LLORAR, PERO NINGUNA LÁGRIMA SALE...





Sentada en la cama de la habitación con mamá, en vez de tener tranquilidad, tengo ansiedad.

Los chicos se fueron hace minutos con Zoa. En la casa se quedaron Sascha, Maksimilliam y Kesar.

El ambiente está demasiado tranquilo. Escucho el corazón de mamá contra mi oído. Mis ojos están cerrados e intento que mi mente se tranquilice y solo disfrute el momento.

Sin embargo, es inevitable para mí, no pensar en que si mi cuerpo no estuviera en tan mal estado, hubiera acompañando a Zoa a su primera sesión con el psicólogo.

—Tranquilizate —Murmura mamá— Tu ansiedad me la estás pasando.

Enlazo mis dedos con los de ella y me concentro en su corazón en un intento de calmarme.

Cada latido. Uno a uno. El corazón de mamá me va calmando. Mi respiración comienza a estabilizarse y mi corazón poco a poco vuelve a su ritmo normal.

La ansiedad es una mierda. No es bonito tener el corazón yendo a mil por hora; tener la respirando acelerada; ataques de pánico; impulsos que no se pueden controlar; pensamientos llegando uno tras otro...

La ansiedad no es bonita, ni estética. Es sufrimiento.

Cualquier trastorno, es un sufrimiento.

—Eso es —Susurra Viktoria— Mamá siempre estará ti, mi bebé.

La imagen de Ivanov llega de golpe a mi mente.

La despejo volviendo a concentrarme en la sensación de tener a mamá cerca. Soy tan afortunada de tenerla. No hay palabras para agradecerle todo lo que ha hecho por mí.

Todo ha sido muy inesperado. No obstante, tengo conocimiento de cómo intentar manejar este tipo de situación.

Es necesario pensar muy estratégicamente cuando estamos entre la espada y la pared. Si tienes la espada enfrente, no puedes caminar hacia adelante; si tienes una pared detrás, no tienes manera moverte hacia atrás. Pero sí que puedes moverte hacia a un lado. Todo es cuestión de buscar las maneras de no permitir que te tengan acorralado.

Mis tobillos siguen doliendo y estoy esperando que el doctor llegue a la casa para que pueda tratarme. Cuando Ivanov lo llamó, el señor le dijo que podía ir pero dentro de unas horas porque estaba ocupado con otra cita.

La mano de mamá acaricia mis cabellos. El programa que está mirando es lo único que se escucha en la habitación.

Miro hacia abajo y observo mis piernas pálidas. Los raspones ya no existen, pero los hematomas sí. Están muchísimo más opacos, pero aún siguen notándose.

Sé que Olexei fue el que ocasionó el choque. Sé de lo que él es capaz de hacer para obtener lo que quiere. Sé hasta donde es capaz de llegar para que las cosas salgan como él quiere.

Es obsesivo y sin duda un psicópata.

Había ocasiones en que quedaba con su mirada fija, como perdido en esos pensamientos. Yo no hacía nada más que mantener la mirada porque si la esquivaba, demostraba debilidad. Y por el tipo de persona que es Olexei, estoy segura que es un encanto para él tratar con los más débiles porque podía aprovecharse de ellos.

La puerta de la habitación se escucha abrirse.

—Ana, Kesar vio el auto del doctor acercarse. Prepárate

The Perfect Combination. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora