Capítulo 11.

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SITUACIÓN INESPERADA





Si fuera posible pegarme más a su cuerpo, estaría fusionada a él. Está apretándome tanto contra su pecho que si no se alejaba por lo menos un centímetro me iba a desmayar por falta de oxígeno.

Su mano sostiene firme mechones de mis cabellos, me mantiene con intensidad cerca de él; por más que quisiera apartarme, no puedo. Y no sólo eso me obliga a estar pegada a su cuerpo, el sólo hecho de que estuviera movimiento sus labios con energía sobre los míos era suficiente factor para permanecer junto a él; ¿por qué?: porque con sólo ese beso mis sentidos están revolucionados. El querer decir: "quiero salir corriendo de aquí" o "qué asco" se me hace difícil de gesticular porque era todo lo contrario: no quiero salir corriendo y besa riquísimo. Y es que ¿Quién siendo tan bonito físicamente, no iba a tener experiencia en ese tipo de contacto?

Sabe a la perfección cómo dar un beso, sabe cómo hacer que con un simple contacto (que él no lo hace sentir tan simple) te temblara las piernas y un cosquilleo rico hiciera acto de presencia en tu vientre. Y no quiero sentirme así, no con él.

Aprieto las piernas cuando un jadeo quiere salir contra su boca al momento que muerde mi labio inferior, lo succiona y desciende para seguir su camino de besos a mi cuello. Deja ir mis cabellos y mi cabeza por impulso se ladea hacia atrás, dándole más acceso para que bese y succione todo lo que quiera.

Los chupetones que Ivanov me hizo el viernes en la fiesta aún se notaban y ahora Olexei está besándome ahí, en esa zona del cuello, en ese espacio que no me importó cubrir para la reunión porque se me olvidó por completo; cuando me di cuenta ya estaba abajo, en la sala, con todas esas personas mirando con disimulo mis rosetones. De ser otra ocasión me hubiera sentido apenada, porque ¿a quién le importaba mi vida sexual?; pero, al ver las actitudes de esas personas en la casa, agradecí no haberme tapado el cuello.

Arrastro aire a mis pulmones cuando sus manos se aferran con fuerza a mi cintura, estrujando la piel escondida por la tela de mi short talle alto.

Tengo la necesidad de agarrarme de algo y mis manos se aferran a los costados de su torso, cerca de las costillas, reteniendo la tela con vigor a la vez que presiono mis muslos porque la humedad en mi cachetero es palpable.

De pronto, él me suelta.

Quedo con la respiración acelerada y los ojos desorientados. Él enseguida toma mi mano como si desbordáramos confianza y me jala adentrándonos a la casa.

Y mi sensatez se activa un poco, casi nada.

— ¿Para dónde vamos? —Pregunto con la voz apretujada, intentando calmar mi respiración.

No me responde al momento. Pasamos juntos la sala, tomados de la mano. No puedo pasar la mirada por todos los ojos que nos estudian porque Olexei va como alma que lleva el diablo hacia las escaleras.

¿Debería detenerlo, verdad?

El problema estaba en que no quiero hacerlo.

De verdad todo es tan inesperado que no me da chance de pensar en qué es lo que estoy haciendo. Mis sentidos están emocionados y mi vagina eufórica y mojada me gritaba que le metiera la verga de Olexei.

Subimos los escalones y pensé que entraríamos a la habitación donde lo descubrí teniendo relaciones con la pelirroja; sin embargo, entramos a la primera de toda la hilera.

Me mete en la gran habitación y, por consiguiente, él también entra en el espacio, cerrando la puerta y deslizando el seguro. Se voltea y conecta sus ojos con los míos: tiene la pupila dilatada, dejando una línea delgada del gris de su iris; su mirada no muestra nada, sólo parpadea cuando es necesario y me siento pequeñita ante esa presencia imponente ahogando todo el aire de ese sitio.

The Perfect Combination. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora