Capítulo 22.

16K 734 10
                                    

— MÍRAME. ESTOY A UN HILO DE CAER EN LA DROGADICCIÓN GRACIAS A USTEDES.







ANABELLE.





Me encuentro en el comedor. Ivanov y Olexei están frente a mí. Zoa está a mi lado y a su lado está Viktoria.

No sé qué carajo está pasando, pero está pasando: reunidos, comiendo, juntos.

Es una escena tan rara dada las circunstancias, que no hago nada más que jugar con la comida.

Estoy incómoda. Desde hace días mi estómago necesitaba comida, pero ahora el apetito ha desaparecido.

El doctor me trató: hizo la cirugía y colocó lo que corresponde para que mis huesos rotos se unan correctamente.

Cada día, él nos visita para chequear nuestra evolución. Me halaga diciendo lo rápido que estoy sanando, y a Zoa le dice que tenga paciencia, que su recuperación será lenta, pero segura.

Los chequeos y charlas se realizan en la habitación que los chicos acondicionaron especialmente para el doctor.

—Come.

Mi cabeza gira con rapidez hacia mamá.

—Hice la comida para todos. Tienen un semblante de muerte.

Mamá prácticamente se mudó para la casa. Desde que llegó, ella no ha tenido intenciones de irse. Le he dicho muchas veces que estaré bien, que puede irse y volver cuando quiera. Sin embargo, ella no ha cedido. Y no la juzgo. Con chicos como los que he estado conviviendo, tampoco dejaría sola a mi hija.

Zoa desde que despertó ha estado callada y decaída. Justo ahora, en vez de comer, lo que hace es fumar hierba.

—Come tú también, Zoa —Manda Viktoria.

—Tengo dolor —Musita ella— Necesito drogarme.

Sus ojeras no han desaparecido. Su cabello anaranjado está grasoso, atado en una cola mal hecha. Está pálida, sin un rastro de rubor en sus mejillas.

—Zoa...

—Necesito las pastillas que el doctor me recetó —Interrumpe ella a Kostya.

Frunzo el ceño con pesar. Ella ha estado pidiendo muchas veces sustancias para aliviar sus dolores.

Está convirtiéndose en una dependiente a las drogas y no se da cuenta.

—Por favor, Kostya —Pide ella, manipulándolo— Por favor, no me dejes sentir de esta manera.

Kostya duda, pero hace ademán de levantarse para buscar lo que ella está pidiendo.

—Te mueves y seré yo misma la que mate a Zoa —Amenazo sin escrúpulos.

Me sorprendo, pero lo disimulo. Jamás había hecho una amenaza de esa magnitud hacia mi amiga. No obstante, no puedo permitir que ella caiga en el mundo tan horrible de la drogadicción.

Desde que ocurrió el accidente, algo dentro de ella se quebró. No es la misma. Es como si cayó en un estado de depresión tremenda.

La depresión es tan peligrosa, que da miedo. Por eso, nos mantenemos tan atentos que para ella pueda que sea estresante.

The Perfect Combination. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora