VIKTORIA SARKA: MAMÁ DE ANABELLE.
Me acerco a la puerta. Ivanov está detrás de mí.
Nuestra aura está tan pesada que me recuerda demasiado a nuestra infancia.
Miro con fijeza la puerta que está enfrente a nosotros.
—Son muuuuy altos.
Volteo mi cabeza hacia la voz chiquita.
Una niña nos mira curiosa. Y desde nuestra altura la observamos.
Acomodo la gorra sobre mi cabeza y digo:
—Anda para tu casa.
Frunce el ceño y niega con la cabeza.
—Mamá me dio permiso para visitarla.
Vuelvo la cabeza para ver a mi hermano. Su mirada está fija, sin expresión, en la niña que está cerca de nosotros.
La puerta suena y todos volteamos.
— ¿Olexei? —Pregunta cuando me ve.
La mujer de cabellos negros tiene una amplia sonrisa en su boca. Por un momento su rostro cambia por el de Anabelle.
Parpadeo varias veces porque no es momento de estar teniendo delirios.
— ¿Qué haces aquí? —Murmura ella con la misma sonrisa— ¿Quieres pasar?
Finjo una sonrisa y ladeo la cabeza.
—Él es mi hermano: Ivanov —Presento.
—Un gusto conocerla, señora Viktoria.
—El gusto es mío. Eres muy guapo. Te pareces a tu hermano —Responde ella— ¿Y Anabelle?
—Mamá Viktoria —Casi grita la niña. Se me olvidó por completo que ella aún permanece ahí — ¿Podemos jugar hoy?
La chiquilla se adelanta y se aferra al pantalón de la mujer.
—Para eso vinimos —Respondo la pregunta de Viktoria, antes de que ella le conteste a la pequeña— Anabelle la mandó a buscar.
Sus ojos le brillan y mi corazón retumba.
Ella se agacha hasta quedar de la misma altura de la niña.
—La niña puede venir —Murmuro con la mirada fija en ellas.
— ¿En serio? —Murmura la pequeña—. Pero, tendré que pedirle permiso a mi mamá.
—No es necesario —Contesta Viktoria—. Podríamos jugar mañana, ¿Qué te parece?
Siento la presencia de Ivanov alejarse de nosotros. Volteo hacia él y está acercándose al auto.
Frunzo el ceño, pero lo relajo de una vez porque no quiero que Viktoria sospeche de nada.
— ¿Lo prometes? —Murmura la niña en tono triste.
—No puedo prometer cosas de las que no estoy segura —Le responde Viktoria— Mi hija me mandó a llamar y debo ir.
La expresión de la pequeña es triste. Sin embargo, al final asiente, comprendiendo, y le da un beso en la mejilla a la mujer.
—Estaré esperándote.
—Bien.
Viktoria le da un beso en la coronilla a la niña y se endereza.
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The Perfect Combination. (EDITANDO)
ActionEn alguna parte de Rusia habitan un grupo de chicos un tanto peculiares: adictos a las fiestas, drogas y sexo; viven cada día al máximo a la vez que muestran una vida universitaria bastante normal. Para Anabelle, su urbanización de residencia no es...