Capítulo 33.

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POV Anabelle.




Los sollozos de Stephanie no se han detenido. Ya me resigné a que llore lo que deba llorar, porque he hecho y he dicho de todo para calmarla pero ella no logra hacerlo.

Está casi en posición fetal, su brazo está puesto en la línea dónde terminan mis pechos, y su pierna por encima de mis dos piernas. 

Mi vista está fija hacia el techo de la habitación. No sé cómo sentirme respecto a lo que sucedió. Stephanie fue una niña, una niña mimada por Luka. ¿Cómo pudo pasar esto?

Bajo la mirada sin mover mi cabeza. Las lágrimas de ella siguen fluyendo y me siento mal por no sentir absolutamente nada.

He pasado unas cuántas veces por esta misma situación, y el sentimiento de pena y tristeza ya están casi que extintos.

Lo normal es intentar consolar, y eso fue lo que hice. Lo intenté, pero no funcionó.

Por lo que la mejor opción en estos momentos es guardar en silencio.

Se tiró a Stephanie.

Luka se tiró a Stephanie. Frente a mí.

Por supuesto que no me impacta que eso sucediera conmigo presente. Lo que me impacta es que siempre consideré que Stephanie para Luka era como su hija. Entonces ¿qué fue lo que pasó ahí?

No comprendo cuál fue la razón de ese cambio de mentalidad. ¿Nunca la vio como una hija? ¿Le prende tener ese pensamiento de "coger con su propia hija"?

Mi ceño se frunce ante eso último.

Es un loco hijo de puta.

Y jamás me voy acostumbrar a estar en el mismo espacio con tremendo loco hijo de puta.

Stephanie a pesar de que estuvo en un ambiente en el que aprendió mucho y adquirió experiencia con distintos métodos, ella siempre tuvo la opción de decidir qué quería hacer. No como hace un rato. Fue forzada, y eso fue un gran choque para ella.

Comprendo la sensación. Y hasta simpatizo, ¿cómo no hacerlo?

—Stephanie, intenta calmarte —Le digo porque me inquieta que tal vez se desmaye por llorar sin descanso, no quiero andar buscando ayuda a estas horas.

Ella aferra más su agarre en mí y frota su cabeza contra el costado de uno de mis pechos.

Su llanto poco a poco va a disminuyendo. Hasta que por fin solo quedan los hipos.

—No... pensé que me pasaría esto a mí —Me dice entre hipos.

No respondo.

—No sé por qué... me hizo esto a mí —Sigue ella.

—Yo tampoco.

—¿Habré hecho algo que lo disgustó? —Murmura ella.

—No es excusa.

—Tal vez haya sido por eso.

—No es excusa —Repito ahora con más temple.

—Si te molestaras por algo que haya hecho alguien, ¿no querrías hacerle algo para que se arrepienta?

—¿Cómo violarlo? Definitivamente no.

Ella se queda en silencio un momento. Hasta que dice:

—Él no me violó.

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⏰ Última actualización: Mar 18 ⏰

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The Perfect Combination. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora