Capítulo 03.|Llamada de emergencia.

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Madrugada del 25 de Diciembre.
|12:00 pm| Lunes.

La espera era eterna. Desde que Jaxon se subió al auto y tomó camino a toda velocidad hacia la autopista, no he dejado de preocuparme. Todos en la casa estamos inquietos y muy desesperados. He intentado más de mil veces llamarlo al celular pero nada, no contesta, me manda a buzón de voz y me desespero cada vez más. Presiento que nada está bien, que algo ha pasado y siento mi corazón latir a mil, estoy asustada, Jaxon puede estar en peligro.

¿Cómo reaccionar cuando sientes que puedes estar a punto de perder a la persona que alguna vez amaste demasiado? Porque la verdad ya no sé si lo sigo haciendo. No tengo idea, yo sólo sé que me estoy muriendo por dentro, necesito saber noticias de él, saber que está bien y que este presentimiento no es más que una falsa alarma.

—Todo va a estar bien tranquila, Debby, Jaxon no es un loco.—Me dijo Justin tratando de calmarme como lo ha hecho desde que Jaxon se ha ido como un loco despavorido.

Claro que es un loco, totalmente un loco. ¿Cómo se le ocurre volver a beber después que me prometió no volver a hacerlo? No puedo confiar en él, no más.

—El no está bien, Justin.—Lo miré a los ojos.—Tu hermano está ebrio, conduciendo un auto a estas horas de la noche a toda velocidad. ¿Qué crees que le puede pasar? ¡Puede matarse por el amor de Dios, Justin!

Él camina de un lado a otro.

—Sabía que las cosas entre tú y Jaxon no estaban tan bien, pero nunca me imaginé ver a mi hermano tratarte de esa forma. Él te ama, y no se trata así a una persona que se ama.

Su mirada se cruzó con la mía. Sus palabras se escucharon como un eco en mi interior. ¿Jaxon me ama? Ya ni estoy segura de eso.

—Jaxon ha cambiado bastante, el alcohol ha hecho de él una persona diferente, y te juro que he tratado de sacarlo de ese vicio, pero no lo logro, está tan metido, y me estoy volviendo loca, no quiero que nada malo le pase.

—Ven aquí, preciosa.

Justin me abrazó fuertemente. Su abrazo me tranquilizó un poco, sus brazos eran fuertes y protectores, me sentí protegida, como hace mucho no me sentía. Justin siempre ha sido muy protector conmigo desde mucho antes de haberme hecho novia de Jaxon. Siempre buscaba la manera de ayudarme, de agradarme de cierta manera. Es tan inteligente, centrado, y guapo, muy guapo la verdad.

—Me estoy volviendo loca, no saber nada de mi hijo me está matando.—Expresó Patricia.

—Tranquilízate cielo, todo va a estar bien.—Susurró Jeremy abrazando a su esposa cariñosamente.

—Cálmense todos, verán que esto solo es un susto.—Expresa Jessica.

El teléfono se escuchó y todas nuestras miradas coincidieron. El teléfono seguía sonando y todos mirábamos el aparato encima de la mesa, pero ninguno se dignada en contestar. Una vez mi padre me comentó que las llamadas a altas horas de la noche nunca eran para dar buenas noticias y conociendo que el es policía y sabe de esas cosas siempre lo he tenido presente. Esta no es la excepción y lo puedo sentir. Empecé a temblar y Justin me observó tranquilizándome.

—Yo contesto.—Se animó Justin soltándome del tierno abrazo en el que me tenía. Él tomó el teléfono y contestó la llamada.—Hola.—Contestó algo nervioso.—Sí, es la casa de la familia McBroom, yo soy Justin McBroom, el hermano de él. ¿Porqué?—Me acerqué inmediatamente a Justin.—¿Qué?—Susurró al teléfono.—Gracias por avisar oficial, estaremos allí en segundos.

Y colgó la llamada.

—¿Qué pasó? ¿Dónde está Jaxon?—Grité desesperada, mi corazón saldría de su lugar.

—¡Hijo por el amor de Dios! ¿Qué fue lo que te dijeron?—Preguntó Patricia desesperada.

Justin estaba paralizado en medio del living sin decir media palabra, sus ojos se llenaron de lágrimas y me temí lo peor.

—¿Qué demonios te dijeron de Jaxon? ¡Respóndeme, Justin!—Exclamé desesperada.

Él cierra los ojos un instante y vuelve a abrirlos para mirarme con dolor.

—Me acaba de llamar un oficial de la policía, Jaxon tuvo un accidente, no está nada bien. —Respondió haciéndome tambalear en mi lugar.

Había perdido totalmente la visión y me sentía desmayar. Sin duda alguna esta era la peor de las pesadillas y eso que tanto temía acababa de ocurrir.

—¡No!—Grité con todo el dolor del mundo. —¡No por favor! ¡Jaxon, no!

No podía aceptar que esto estaba pasando. Estaba experimentando el dolor más profundo y me estaba desgarrando por dentro.

Necesito que estés bien, Jaxon. Aunque no volvamos a estar juntos, necesito que vivas, por favor.

Ámame Sin Medidas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora