Capítulo 19. «Confesiones mutuas»

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Llegué a mi departamento sin saber nada de Justin, después de mi arranque en la cafetería y verlo irse en la moto desesperado y perdiendo el control, me he quedado sumamente preocupada. Tiré mi bolso con todo los libros en la mesa del centro y me lancé al sofá totalmente cansada, el día de hoy había sido completamente desastroso.

Mi mirada se posó en el techo y mis pensamientos comenzaron a circular. Sé que estuvo mal, es más, estuvo de lo peor venir y besar a Cameron en plena cafetería delante de todos y del mismo Justin, pero en ese momento sólo pensaba en mí, en los celos que estaba sintiendo cuando el la abrazaba, la besaba, y no pude contenerme y besar a Cameron que estaba a mi lado. Sé que actué por impulso, y no estuvo bien, pero esa situación y mi actitud, me hizo darme cuenta que estoy completamente enamorada de Justin y que aunque no lo quiera aceptar, esa es la pura verdad.

Jaxon.

Jaxon debe estar tan enojado conmigo, tan frustrado donde sea que esté. Además, Paty y Jeremy me odiarían, pensarían que soy una arribista si se enteran que Justin me importa de esa manera, la verdad es que esta situación me está matando. Caminé a la cocina para prepararme algo de comer, todo esto me ha dado mucho apetito. Preparé un simple sandwich de jamón y queso con un vaso de jugo de naranja, y me senté en la barra de la cocina. Me sentía más sola que nunca. El sonido de mi celular me sacó de mis pensamientos, miré la pantalla y el nombre de Dylan se veía en grande.

—Hola, Dylan.—Contesté mientras terminaba mi sandwich.

—Debby, Justin ha desaparecido.—Dijo con voz temblorosa y los latidos de mi corazón se detuvieron un momento.

—¿Desaparecido? ¿Pero cómo?—Me levanté de mi asiento y comencé a caminar por toda la cocina.

—Sí, nadie sabe donde está, lo he llamado como quinientas veces y no me responde, me manda a buzón de voz, Paty y Jeremy igual y nada, no sé donde diablos se ha metido.

Mi desesperación fue en aumento mientras recorría la cocina de un lado a otro.

—¿Estás seguro? Puede que esté con unos amigos por ahí, no sé, talves la batería del celular se le agotó.—Dije tratando de convencerme a mí misma que a él.

—Estoy seguro, Debby. Justin nunca se pierde de esa manera, viste como mierda se puso esta mañana en la universidad cuando cometiste el puto error de besarte con Lewis, realmente Justin está desaparecido.

Maldito seas Dylan Evans, me haces sentir más culpable de lo que ya me siento.

—Gracias por no echarme en cara que es mi culpa Dylan, te lo agradezco.—Comenté con ironía, como si no fuera suficiente toda la preocupación que estoy sintiendo.

Lo escuché suspirar y tomar aire para volver a hablar.

—Perdón Debby, es que estoy desesperado y sé que Justin es lo bastante mayorcito para cuidarse, pero créeme, cuando se trata de ti, tengo que preocuparme, y necesito saber donde mierda está.

—Voy a ver que hago, voy a tratar de llamarlo, de buscarlo, no sé, te mantendré informada de cualquier cosa, tu igual a mí, por favor.

—De acuerdo.—Y colgó.

Cubrí mi rostro con mis manos, esto es una locura y toda ella es mi culpa. Tomé mi celular nuevamente y marqué su número. Sonó una, dos, tres, cuatro, cinco y Justin no contestaba. Volví a intentarlo y salió el buzón de voz. Colgué y lancé el teléfono contra la barra de desayuno y este se hizo pedacitos y realmente es lo menos que me importa. Caminé hacia la sala de estar y me senté en el sofá para pensar donde diablos Justin podría estar. Con Dylan no está porque el pobre está igual de desesperado que yo. En casa de sus padres tampoco, Paty y Jeremy no pueden contactarse con él. Con Jessica, no lo creo, puede que tal vez con alguno de sus otros amigos, o puede que esté con Sarah. Es la opción que más detesto, pero es la más aceptable. Gruñí con enojo y miré el techo una vez más.
La imagen del huerto de flores llegó a mi cabeza como bola de humo, como no lo pensé antes. Tomé las llaves de mi auto y salí corriendo como una fugitiva de mi departamento, si no está en el huerto de flores, entonces ahí puedo aceptar que está entre los brazos de Sarah.

Ámame Sin Medidas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora