Capítulo 08.|Todo ha acabado pero a la vez ha comenzado.

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Todo era negro y oscuro, y yo estaba sola. Me encontraba en un lugar el cual desconocía. Era todo nebuloso y misterioso, no sabía dónde me había metido, pero lo que si sabía es que no era un lugar muy seguro que digamos. Caminaba entre las sombras y los abrumadores sonidos de la noche, no sé dónde diablos estoy, es un laberinto sin salida y cada vez estoy más asustada y desesperada. Lo único que podía decir para describir el lugar es que todo estaba totalmente oscuro. Seguí caminando mientras los grillos de la noche me ponían la piel de gallina y los cantares de los sapos me apresuraban a caminar mucho más rápido sin saber hacia donde me dirigía.

De repente escuché unos pasos acercándose a mí, cada vez más cerca, hasta que mis pies reaccionaron y comenzaron a moverse para correr a toda velocidad huyendo de aquellos pasos que se acercaban cada vez más. Corría como si de eso dependiera mi vida, y así lo era, pero no sabía hacia donde iba porque todo estaba demasiado oscuro, así que tropecé con una piedra y caí al suelo lastimándome las rodillas y las manos.

Hasta que sentí una respiración en mi cuello, dejé de respirar.

—No te haré daño mi amor. Mi Bradshaw.

Era él, era su voz. Volteé y ahí estaba él, el amor de mi vida.

—¡Jaxon!—Exclamé con toda la alegría posible y soltando todo el aire sostenido en mis pulmones.—Mi amor, eres tú, estás aquí, no te has ido.—Tomé su rostro y lo besé con todo el amor del mundo.

—Debby, mi amor, te amo, por favor nunca lo olvides, perdóname por favor.—Su voz era débil y se escuchaba lejana, como si estuviera desapareciendo.

—Jaxon... No te vayas.

—Todo ha acabado, pero a la vez, todo ha comenzado.

Su voz era un susurro neutro, pero sus palabras eran reales, demasiado reales. ¿Todo ha acabado, pero a la vez, todo ha comenzado? ¿Qué quiere decir con eso?Lo miré a los ojos y estos se alejaban, su brillo se desvanecía y mi desesperación comenzó a fluir.

—¡Jaxon! ¡Jaxon! ¡No te vayas, Jaxon! por favor, no te vayas, no me dejes...¡Jaxon!Grité y grité su nombre mil veces pero ya no estaba, se había ido otra vez.

Esto es horrible, volví a perderlo, volvió a irse después de haber vuelto, no es justo.

—Debby...Debby, aquí estoy, búscame.

Era él y su voz otra vez, y me estaba llamado.

—Ven..búscame, te necesito.

Me levanté y comencé a caminar, a gritar su nombre una y otra vez más, pero nada, todo era en vano, no podía encontrarlo. De un momento a otro comencé a correr, corría y corría mientras la voz de Jaxon seguía llamándome, pero no podía encontrarlo.

Hasta que me detuve. Había luz, era de día y pude notar que estaba en el cementerio. ¿Como he llegado aquí? La tumba de Jaxon estaba en el centro, estaba a mi simple vista y las lágrimas se apoderaron de mí. Corrí hacia la tumba y me tiré en el suelo a llorar, simplemente llorar, se fue, mi Jaxon se fue para siempre.

Desperté sobresaltada y toda sudada. Había tenido una pesadilla, una pesadilla con Jaxon y lo peor de todo esto es que en realidad no está aquí, que murió y que jamás volveré a verlo. Desconecté mi celular del cable de cargar y miré la hora. Por Dios, apenas son las dos y yo sé que no podré volver a dormir. Me levanté de la cama y antes de bajar por las escaleras me acerqué a la puerta del cuarto de invitados. Mi padre dormía plácidamente, al menos no lo he despertado con mi horrible pesadilla. Cerré la puerta y terminé de bajar las escaleras. Fui a la cocina y decidí preparar café, es lo único que me mantendría despierta, no pienso volver a dormir, no quiero otra pesadilla de esa magnitud. Cuando el café estuvo listo, me senté en el sofá del living, y los recuerdos vinieron a mí rápidamente. Es muy doloroso todo esto, perder a Jaxon es un dolor demasiado profundo que dudo que algún día pueda sanar, tal ves es culpa mía, la muerte de Jaxon es mi culpa, porque yo no pude ayudarlo a dejar su vicio, su alcoholismo, no supe buscar ayuda, todo es mi culpa, pero ya lo perdí y las lamentaciones están de sobra.

Ámame Sin Medidas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora