Capítulo 16. «¿Sarah?»

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Hoy es año nuevo, un nuevo año que comienza y que hay que empezar a construir, esta vez, sin algunas personas importantes. Es difícil cuando alguien que era tu todo se va para siempre, y lo peor es aprender a vivir sin esa persona, porque todo te recuerda a él, a sus costumbres, sus defectos, sus virtudes, su forma de ser y de actuar, es devastador. Pero lo que sí es sumamente delicado y complicado es saber que estoy empezando a sentir cosas por Justin, el hermano del que era mi novio, cuando toda la vida solo lo había visto como un amigo, un hermano, simplemente mi cuñado, y que desde un momento a otro, cuando lo veo, siento el mundo al revés y una sensación dentro de mí que no puedo explicar. No puedo ponerle nombre a mis sentimientos en estos momentos, aún estoy muy confusa y algo desequilibrada, pero temo que llegue el momento de ponerle un significado a esto que estoy sintiendo, tengo miedo del resultado.

Tomé el teléfono y marqué el número de mi padre. Hoy es año nuevo y siempre acostumbro a llamarlo cuando no lo paso con él, me imagino que no está trabajando y que le dieron el día libre, así que aprovecharé con más ganas.

—Hola, hija.—La voz de papá llenó la línea del otro lado.

—¡Papá!—Exclamé con exagerada alegría, mi papá es tan especial.—Feliz año nuevo.

—Gracias cariño, feliz año nuevo para ti también.—Dijo con la voz alegre.

—Te amo, papá, yo también te deseo un año lleno de cosas maravillosas, que todo en el trabajo marche bien y te den vacaciones pronto para que vengas a verme.—Ambos reímos.—¿No sé me olvida nada, verdad?—Reí y escuché una carcajada de papá.

—¿Qué tú muy joven y bello padre se consiga una hermosa mujer que le cocine, que le planche, y así cuando llegue del trabajo no tenga que hacerlo el?—Soltó divertido.

Negué con la cabeza riendo a carcajadas.

—En primera, no eres muy joven papá.—Dije para molestarlo, en realidad, no es nada viejo.—Y en segunda, lo que acabas de pedir es una nana, no una compañera de vida.—Reí.—Además, no quiero una madrastra.

—Pero tienes un padrastro. ¿Por qué no puedes tener una madrastra?

—Sí, pero es como si no lo tuviera, sabes que mamá y yo no tenemos comunicación y Bryan apenas habla conmigo y si lo hace es porque mamá quiere decirme algo vía él.—Soplé cansada.—Perdí a mi mamá después que ustedes se separaron, ella se casó con ese imbécil de su segundo marido y cambió totalmente, lo bueno es que al final lo dejó y llegó Bryan a su vida, yo no quiero perderte papá, no por una mujer que quiera hacer una familia contigo alejada de mí.

Esa era una de mis mayores preocupaciones. No es que sea egoísta y tampoco es que no quiera que papá vuelva a rehacer su vida al lado de otra mujer, el problema es que si eso pasa, voy a perder a la única persona que me queda, de esa manera perdí a mi madre, no soportaría perder a mi papá y verlo tener hijos y que se aleje de mí.

—No digas tonterías, Debby. Yo soy tu padre y siempre lo seré, eres mi mayor bendición, mi mayor regalo, no sabes cuanto te amo, cariño.—Sonreí agradecida por sus palabras.—Por cierto, desearía tanto que pudieras venir a Arizona a visitar a tu viejo que te echa tanto de menos.

Sonreí contra el teléfono, el siempre comprándome con sus palabras.

—Me encantaría, Señor Bradshaw, pero no puedo, mañana regreso a la universidad y al trabajo, tengo tantos exámenes por estudiar y proyectos que hacer, si me voy a Arizona los atrasaría y sería un milagro si me dieran la oportunidad de repetirlos.

Mi padre bufó contra el teléfono decepcionado por saber que no podría ir a verlo. Me siento tan mal cuando mi padre me pide que vaya a verlo y yo nunca puedo, es una sensación fea, el siempre está para mí y yo pocas veces puedo ir a hacerle una visita de unos días. Mi padre está solo, no tiene mujer, no tiene nadie quien lo cuide, y aunque es policía y el mismo sabe protegerse, no hablo de esa protección, hablo del calor de una familia, de una mujer, yo soy su hija y lo amo, pero no siempre estoy con él para cuidarlo.

Ámame Sin Medidas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora