Capítulo 24. «No puedo creerlo»

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Abrí la puerta del departamento y la sonrisa de Cameron apareció detrás de ella. Sonreí correspondiéndole el gesto y lo dejé pasar cerrando la puerta tras él.

—¿Cómo estás, Lewis?—Le pregunté mientras nos sentábamos en los pequeños taburetes donde nos sentaríamos para dibujar.

Lo escuché reír y suspirar a la vez, mientras yo organizaba los materiales.

—Muy listo para arruinar nuestro proyecto.

Rió haciéndome reír a mí también.

—No digas eso.—Reí divertida.—Es cierto que no eres un experto, pero yo sí lo soy y te voy a enseñar.

Su sonrisa se elevó un poco más dejando ver esa hermosa dentadura de dientes blancos. Sus ojos brillaban de una manera distinta y me sentí extraña, pero a la vez muy cómoda.

—Sería todo un placer para mí aprender de ti, Debby.—Su mirada era profunda y me causaba sentimientos raros.

Negué con la cabeza riendo un poco para aligerar un poco el momento. Todo esto debe ser mi propia culpa por haberlo besado aquella vez.

—Vamos a ver si eres un alumno aplicado, Señor Lewis.

—Perfecto, manos a la obra, Señorita Bradshaw.

Con algunas risas de por medio, comenzamos con el proyecto. Hoy sólo haríamos algunas pinceladas, el trabajo es bastante importante y largo, que no lo terminaríamos en un día, así que hoy sólo comenzaríamos con lo principal, hacer el boceto de nuestros rostros. Era divertido trabajar con Cameron, es muy juguetón y un bromista de lo peor, no parábamos de reír mientras le enseñaba como hacer un boceto de su propio rostro, y a pesar de ser un pésimo dibujador, es un alumno que aprende rápido.
La música retumbaba en las paredes del departamento  a todo volumen, éramos unos escandalosos de lo peor.

—Lo estás haciendo bien, estoy sorprendida.

Sonrió con esa sonrisa tan encantadora.

—Es que la maestra es muy buena.—Dijo sin perder la concentración en su boceto. Se veía divertido como se concentraba para hacer el dibujo de él mismo. Se queda mirando de todos los ángulos posibles su boceto y sonríe ampliamente.—No está tan mal.

Reí y lo golpeé jugetonamente en su brazo izquierdo.

—Está demasiado bien para ser tu primera vez.

Lo miré y volvió a sonreír levantando el pincel con pintura verde en el y lo plantó en mi nariz haciendo que esta se pintara. Abrí mi boca de la sorpresa y lo vi reír a carcajadas.

—Pareces una linda payasita.—Dijo sin parar de reír y como toda chica vengativa tomé el pincel y pinte su mejilla de azul.—¡Oye!—Reclamó riendo a carcajadas.

Lo vi tomar el pincel nuevamente y pintarlo otra vez de color verde embarrándome parte de mi mejilla con el.

—¡Cameron!—Grité por la sorpresa y yo volví y le pinté ahora la frente de azul.

Y así nos entretuvimos riendo a carcajadas y pintándonos toda la cara de pintura, parecíamos niños de kínder en una guerra de pintura.

—Cuidado con el cabello, Bradshaw.—Gritó muerto de la risa protegiendo su melena castaña de mis ataques de pintura.

—Deja de ser una mujercita.—Reí y le pinté un mechón de azul.

—¡Hey!—Rió al verse en el espejo.

El timbre del departamento nos interrumpió en nuestra lucha de pintura y aún riendo a carcajadas fui a abrir. El rostro de Justin apareció en mi campo de visión y al verme con la cara toda pintada y observar a Cameron detrás de mí, su sonrisa se borró al instante.

Ámame Sin Medidas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora