Capítulo 18. «Un juego peligroso»

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Hoy llegué a la universidad más temprano que lo normal, no sé porqué, solo sé que la noche anterior no pude dormir nada pensando en todo lo que pasó. En  el beso de Justin con Sarah, en mi confesión a Dylan, en Jessica y esta estúpida situación, la cabeza me da vueltas. Caminé hasta mi casillero y saqué los libros de mi primera clase del día. Cerré el casillero y antes de empezar a caminar, sentí que alguien sostuvo su mano en mi hombro, me di la vuelta y unos ojos azules me miraban con una sonrisa.

—Cameron.—Lo saludé con una sonrisa.—¿Cómo estás?

—Muy bien, ya ves, más guapo que ayer.—Dio la vuelta como un creído con una risita contagiosa.

Reí levemente negando con la cabeza.

—La humildad hecha persona. —Ambos reímos.—Así que tú también llegaste temprano hoy.

Suspiró.

—Sí, no tuve una buena noche, mi padre y su esposa tuvieron que salir en plan de última hora y me tuve que quedar con mi hermanita.—sonrió.—Tenía escuela y tenía que despertarme más temprano que nunca, así que para no dar tantas vueltas vine directo a la universidad.

—Eres un buen hermano mayor.—Le dije mientras miraba a algunos estudiantes caminar de arriba a abajo.

—En algo tengo que ser bueno.—Comentó riendo y me quedé observandolo reír.

—Estoy segura que eres bueno en muchas cosas.

Al decirlo me sonrojé bastante. No puedo creer que yo haya dicho algo así, y mucho menos a Cameron. Los ojos de Cameron me miraron intensamente y una linda sonrisa iluminó su rostro.

—¿Quieres que te lleve los libros? Se ven super pesados.—Cambió de tema y se lo agradecí bastante.

—No, no te preocupes, yo puedo con ellos.

—Pero a mí me gustaría ayudarte, de verdad se ven muy pesados.

No soy de esas chicas que acostumbran a utlizar a sus amigos para planes de celos ni nada por el estilo, pero cuando vi a Justin caminar por el pasillo de la mano de Sarah mi intuición femenina me golpeó fuerte. Y cuando su mirada chocó con la mía, actué de inmediato.

—Está bien, te tomo la palabra.

Le sonreí abiertamente mostrándole mis hermosos dientes blancos, mientras el tomaba mis libros y yo sujetaba su brazo junto al mío y comenzábamos a caminar. Los ojos de Justin se agrandaron y su ceño se frunció, logré lo que quería, poner toda su atención en mí e ignorar por completo a Sarah que estaba a su lado hechando chispas.

Entramos a clases y la profesora Ventura inició de una vez con todo el contenido. Estábamos sentados por equipos, mientras dibujábamos algo libre que la maestra nos indicó. Yo me decidí por una simple flor, grande, sencilla, anaranjada, muy hermosa. Volteé a ver el trabajo de Cameron y reprimí una carcajada, al pobre se le daba mal dibujar cualquier cosa, no lo culpo, está tomando esta clase prácticamente obligado.

—¿Qué es lo que intentas dibujar, Lewis?—Le pregunté tratando de no soltar una carcajada.

—Una jodida casa, es lo que siempre veo que Camila dibuja.—Sus ojos parecían achinados, mientras dibujada su supuesta casa.

—¿Quién es Camila?—Le pregunté mientras volvía a mi dibujo.

—Es mi hermanita.—Y sinceramente lo intenté, pero no pude controlar la siguiente carcajada.

—¿Estás copiándole los dibujos a tu pequeña hermanita?

—Puede ser.—rió y yo lo seguí.

Minutos más tarde mi hermosa flor anaranjada quedó más que lista. Sonreí al ver mi trabajo, y observé a Cameron mirarlo embobado.

Ámame Sin Medidas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora