En el salón de exposición de la universidad se encontraba nuestra obra maestra. Todos habían hecho un gran trabajo, los cuadros eran más que perfectos, pero tengo que decir la verdad, el mío y de Cameron se llevó el gran premio, es el más precioso de toda la exposición. Justin miraba desde todos los ángulos la fotografía pintada en el cuadro, con su ceño fruncido y mordiendo su labio inferior, se veía tan divertido y guapo.
—No sabe dibujar, simplemente arruinó la fotografía.—Comentó sin quitar la mirada del cuadro. Reí divertida negando con la cabeza.
—No es cierto, lo hizo muy bien.—Respondí con una sonrisa coqueta en mis labios.
Volvió a negar con la cabeza sin quitar la mirada de nuestros rostros en el cuadro.
—Fijate bien, su nariz no quedó lo bastante real, y sus ojos no son azules, son castaños.—Su cara de sorprendido me dio demasiadas ganas de reír y así lo hice.
—Si son azules. —Reí. Sus ojos se posaron en los míos y dejé de reír para mirarlo.
—¿Qué?—Preguntó mirándome no de muy buena manera.
—Deja de ser terco y acepta que el cuadro está perfecto, hay que aceptar que Cameron hizo un buen trabajo.—Me acerqué a él y rodeé los brazos detrás de su cuello e inmediatamente sus brazos se treparon por mi cintura pegándome a él.
Se acercó y me robó un pequeño beso.
—Aprovecha antes de que el salón se llene de gente.—Reí y sus labios se lanzaron encima de los míos.
Era sumamente riesgoso pero no podíamos hacer nada, era el corazón contra la razón y el jodido corazón siempre termina ganando. Nos separamos justo a tiempo antes de que el salón comenzara a llenarse de los estudiantes que con rostros felices y sonrientes se acercaban a los cuadros para verlos.
El día en la universidad había sido realmente largo, pero gracias a Dios llegó a su fin. Cameron y yo habíamos ganado la mejor calificación por ser el mejor cuadro y Cameron ya no tendría que continuar en la clase, porque ya tenía la nota para el Profesor Fitz. Al fin, el pobresito había quedado libre de su castigo. Cuando se lo comuniqué a Justin no lo había visto tan feliz, fue gracioso verlo reír y celebrar como un niño de que Cameron ya no estará en mi clase.
Conducía hacia mi departamento ya que mi padre debió de llegar más o menos una hora y media, y estoy muy emocionada por verlo. Justin y yo nos despedimos en el estacionamiento de la universidad y quedamos en vernos más tarde. Estacioné mi auto y caminé por recepción saludando a Mark a mi paso, subí al ascensor y esperé a que este me dejara en mi piso. Abrí la puerta de mi casa y lo primero que veo es el perfecto rostro de mi perfecto padre ordenando una que otra cosa.
—¡Papá!—Grité llena de felicidad y corrí a sus brazos que se abrieron para recibirme.
Me apretó contra él con todas sus fuerzas y una lágrima bajó por mi mejilla. Estaba demasiado feliz de que estuviera aquí. La mayoría de las adolescentes dicen querer a sus padres y a veces no es así del todo, pero yo adoro a mi papá, el siempre lo ha dado todo por mí y yo no lo pensaría dos veces para darlo todo por él.
—¿Cómo estás mi princesa? No sabes lo contento que estoy al verte, eres mi bendición.—Besó mi frente y sonrió con esa sonrisa tan natural que tiene.
Nos sentamos en el sofá y me abrasé a él una vez más.
—Bién, estoy bien. ¿Hace cuánto llegaste?
—Hace una hora y media, el viaje estuvo de maravilla.
¿Sabe tu madre que estoy en la ciudad?Asentí.
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Ámame Sin Medidas #1
RomancePRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA ÁMAME. Justin siempre ha suspirado por Debby. De una manera u otra por años intentó ocultar esos sentimientos tan profundos y sinceros hacia la novia de su hermano. Tantos deseos reprimidos lo hacían sentirse la peor pers...