Me desperté escuchando algunas voces en la planta baja, debe ser mi papá y mi tía. Estrujé mis ojos para lograr despertarme del todo y caminé al baño para ducharme. En el día de hoy tengo que ir a la universidad a tomar solo dos clases, y mi vagancia es tan grande que me estoy pensando en no ir, pero me retracto y lo pienso mejor, si el Profesor Mackenzie se da cuenta que falté me elimina la materia, es demasiado estricto. Ya cambiada y arreglada para comenzar mi día, bajo las escaleras y camino a la cocina de donde provienen las voces. Y no me equivocaba, mi padre y mi tía conversan de lo más natural con risitas de por medio. Al verme los dos se tensan un poco y continuan su desayuno.
—Cariño mío, te preparé el desayuno antes de que te vayas a clases.—Dijo mi padre sirviéndome una rica malteada de fresa.
—Gracias, papá.—Sonreí en agradecimiento.
Mi tía removía su taza de café un tanto sonrojada, ¿Qué estarían hablando estos dos?
—¿Cómo amaneciste tía?
Sus ojos se posaron en mí y me dedicó una tierna sonrisa.
—Muy bien Debby. Gracias por dejarnos quedar aquí, te prometo que será por pocos días.
Negué con la cabeza y tomé sus manos sobre la mesa brindándole una sonrisa.
—No hay prisa, quédense el tiempo que deseen, yo las quiero mucho y lo menos que puedo hacer es apoyarlas en un momento así.
A mi tía se le aguaron los ojos y asintió mostrando una débil sonrisa, debe ser un momento demasiado fuerte.
—¿Y Jessica?—Pregunté por mi amiga que no la veía por ningún lado.
En ese momento la puerta de la cocina se abre revelando la figura de mi amiga.
—Aquí estoy.—Con una pequeña sonrisa nos saludó y se sentó a desayunar.
—¿Cómo dormiste ojitos verdes?—Le pregunté mientras acababa mi malteada.
Suspiró y fijó su mirada en su desayuno.
—Bien, algunas pesadillas pero después de eso, bien.
—Quería decirles que hablé con Justin y bueno...—Cada vez que mencionaba el nombre de Justin me ponía nerviosa, y más si está Jessica a mi lado.—Él se ofreció a ayudar en el caso de mi tía, para lo del divorcio, ya saben que él está estudiando leyes y conoce del caso.
Las miradas estaban puestas en mí y me sentí muy incómoda.
—Buena idea, le servirá de mucha ayuda a Ricky en el caso.
Casi escupo la malteada por la boca.
—¿A Ricardo?—Pregunté sorprendida de que mi padre se tome todo esto tan enserio.
—Ricardo ha sido el abogado de la familia por años, ya sabes que sólo confío en él para estas cosas, y siento que podría ganar el caso contra la demanda de divorcio que quiere presentar Claudia al desgraciado ese.
Ricardo Levigne es el mejor amigo de mi padre, se conocen desde secundaria y terminaron la universidad juntos solo que distintas carreras. Ricardo es abogado y siempre ha sido la mano derecha de mi padre en estos asuntos. Me parece que haber llamado a Ricardo para encargarse del caso es ya tomar las cosas demasiado a pecho. Es decir, no es por nada, es mi tía y la adoro, pero lo que quiero decir es que mi padre nunca llama a Ricardo si no es algo que le importe de verdad, y mi corazón me dice que algo pasa aquí.
—Bueno, como prefieras.—Intenté sonar como si no me importara.
Lo escuché gruñir y levanté la mirada para verlo.
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Ámame Sin Medidas #1
Lãng mạnPRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA ÁMAME. Justin siempre ha suspirado por Debby. De una manera u otra por años intentó ocultar esos sentimientos tan profundos y sinceros hacia la novia de su hermano. Tantos deseos reprimidos lo hacían sentirse la peor pers...