Resolución, el principio del fin.

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Narra Lucia

No pude responder nada, con el simple hecho de volverla a ver me quede impactada, con un nudo en la garganta.

- Te encuentras bien - me volvió a decir, y yo seguía igual de idiota, se acercó a mí y se agacho para quedar más cerca de mi cara - no te he visto antes? - al parecer no me reconoció, pero a quien engaño, ni mi madre me reconoció a primera vista, no esperaba que me reconociera así de simple.

- Sí, estoy bien -trate de pararme, pero un agudo dolor en la espalda me obligo a quedarme en el suelo, la mire y le di una pequeña sonrisa, volví a hacer el intento de levantarme, el dolor era muy fuerte y me expresión claramente lo reflejaba; al haberme parado lo primero que hice fue recargarme en la pared más cercana para calmarme después del gran esfuerzo que realice, estaba jadeando y casi sudando, parece exagerado pero así es como yo estaba en ese momento. La chica me mire do frente, aun con una expresión deductiva, le volví a mostrar una sonrisa y me decidí a marchar, al dar el primer paso las fuerzas me traicionaron y gracias a que aquella chica agarro no caí al suelo. Ella no dijo nada, solo coloco mi brazo alrededor de su cabeza dándome soporte para no caer, ella camino y yo la seguí, no podía hacer nada mas ya que ella me tenía en su poder, a cada paso que daba el dolor se presentaba <maldita Maribel>, no tardamos mucho en llegar a la enfermería, ella me indico que me recostara boca abajo en una camilla y así lo hice.

- Aun no me he presentado - comenzó a decir - soy Minerva, la enfermera de esta escuela - <enfermera?, pero si nunca la había visto> ella respondió mi pregunta sin que yo hubiese hablado - soy nueva aquí, estoy hace dos semanas - eso me recuerda que hace unos días estaba en la cárcel, como es que una enfermera anduviera con una pistola en su bolsa?

- Mucho gusto Minerva, me llamo Lucia - ella seguía con esa mirada de pregunta, pero no quería decirle que era yo con la que se encontró el otro día en la celda

- Entonces Lucia, me podrías explicar que te paso? - la pregunta estaba hecha, no podía contarle la verdad, tenía que encontrar una mentira fiable

- Me caí - bien hecho Lucia, no sabes cómo te esforzaste por contestar

- De eso si me di cuenta, pero, que fue lo que paso en realidad - ella con un simple toque de su dedo en mi espalda hizo que un gemido de dolor saliera de mi boca

- Me caí de espalda - sí que me dolía, como puede ser que con un simple rose de su dedo me doliera hasta el alma?

- Lo siento pero tendré que levantarte a blusa - no alcance a responder porque ella ya la había levantado - dios mío!!, que fue lo que te paso?, tienes un moretón gigantesco en la espalda, aparte esta todo rojo e inflamado - no podía ver su cara pero era seguro que estaba sumamente perpleja - te pondré hielo inmediatamente - ella se salió de la enfermería, creo que para buscar hielo, en eso entro una señora, la cual reconocí al instante, era la madre de Vanessa, yo voltee la cara y me hice la dormida, sus pasos se escuchaban cada vez más cerca y se detuvieron justo al lado de mí, y como aquella enfermera no me bajo la camisa es 100% seguro que este viendo mi espalda toda jodida, ella dio un ligero toque con se dedo por esa área y otro gemido de dolor apareció

- Lo siento - fue lo único que hizo, yo voltee a verla y ella me miro detenidamente, de seguro me reconoció en un instante pero no alcanzo a decir nada más porque la enfermera hizo su aparición con una bolsa de hielo.

- Hola tía, que hace usted por acá? - < tía? > 

- Vine a buscarte por que te estabas tardando mucho, pero ya veo el porqué de tu tardanza, atiende a esta niña y después vienes al carro, te estaremos esperando - <estaremos?> ella salió de la enfermería y Minerva me coloco el hielo en la espalda, al principio con el simple contacto de la bolsa el dolor era insoportable, tuve que tomar las sabanas con fuerza y morder la almohada para soportarlo, ese fue mi martirio durante 10 minutos, después el dolor iba disminuyendo hasta que pude respirar tranquila, Minerva me saco el hielo y unto alguna pomada, después me enrollo con una venda y me bajo la camisa, después le agradecí por todo y salí de la enfermería con algo de dolor, pero ya no era tan insoportable como antes, la vi partir y me quede un tiempo sentada en alguna banca que se encontraba en la escuela para poder pensar en lo que había sucedido hoy, pero no pude comenzar a enlazar ideas porque mi madre llego, se notaba preocupada, de seguro la enfermera le aviso a mi madre, pero ella al verme bien no dijo nada. Al llegar a casa me lance boca abajo a la cama y por fin pude pensar, en primer lugar estaba en hecho de que no me iba a marchar de la escuela, voy a salvar a Vanessa de esa bruja, no me importa que no se quede conmigo, lo único que quiero es que no se junte con esa psicópata y que seas feliz el resto de su vida, en segundo lugar estaba aquella enfermera pistolera, espero que no me haya reconocido, pero algo me llamo la atención, ella es la sobrina de la madre de Vanessa, eso significa que es su prima, y mientras estábamos encarceladas ella me conto que amaba a su prima, espero que esa prima no sea Vanessa, y por ultimo está el hecho de que no me pueden ni mirar mi espalda porque me dolería fuertemente, esa Maribel cuando se trata de torturar a la gente lo hacía de maravilla. En fin, tengo que dormir, mañana será otro día, otro día para recuperar lo que algún día fue nuestro, no me rendiré tan fácil, a pesar de quererla y amarla sé que lo nuestro nunca más volverá a ser igual.

No dire que es amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora