Una difícil decisión.

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Narra Lucia

Han pasado dos semanas desde que estoy en el hospital, Vanessa ha venido todos los días a verme, ella me levanta el espíritu, el saber que ella vuelve a ser mía me hace la mujer más feliz del mundo. Ella me platico que todos sus compañeros le preguntaban por qué ya no asistía a clases, ella les dijo que era porque yo me había mudado, también me conto que hacia como si nada hubiera pasado, le seguía hablando a Maribel como antes, eso me enfurecía, pero si trataba con indiferencia a Maribel no sé qué sería capaz de hacer esa psicópata para captar su atención. El doctor me informo que mañana me daría de alta, ya no corro ningún riesgo, mi salud está estable, pero eso no me quita que estaré con una silla de ruedas el resto de mi vida.

Al día siguiente por fin pude salir de ese infierno, mi madre me recogió y me llevo a la casa; pasadas unas horas llego Vanessa, yo estaba viendo la T.V. en la sala, por lo que fue fácil para ella encontrare.

- Hola mi amor - lo admito, aunque me allá dicho "mi amor" bastantes veces siempre que esa palabra salía de su boca me derretía.

- Hola mi princesa - se acercó a mí y me dio un dulce beso - que haces aquí? - sí, sé que es una pregunta tonta, pero no sabía quemas decir.

- Vine a visitar a mi novia, hay algún problema con eso? - me dijo extrañada, no pude evitar sonreír

- No - negué con la cabeza - tu eres bienvenida siempre - ella se sentó en mis piernas y sus brazos rodearon mi cuello

- Te extrañe mucho Lucia - cerro los pocos centímetros que nos separaban y sus labios volvieron a ser mi perdición. Nos movíamos al compás del más suave vals, siempre ha sido así, desde el primer beso que nos dimos.

                                                                                                                                                                      

- nos separamos para ver quién era, y era nada más ni nada menos que la prima de Vanessa, Minerva, la cual nos observaba detenidamente. Ella de vez en cuando aparecía junto a Vanessa, no me extrañaba verla, aunque con todo lo que ha pasado nunca he tocado el tema de cuando estuvimos en la cárcel.

- Hola Minerva - salude educadamente, Vanessa se levantó.

- Voy al baño, en un momento vengo - me dedico una sonrisa y se fue.

- Como vas de enfermera en la escuela? - tenía que decir algo para combatir el incómodo silencio, ella y yo casi no tenemos nada en común, por lo que no es fácil entablar una conversación

- Bien - además ella siempre es muy cortante

- Me entere que entraste de nuevo a la universidad, que estudias?

- Medicina - por dios!!!, que estresante. Un silencio incomodo se produjo por un breve instante - como se siente ser paralítica? - < que carajos le pasa?!!> Por fin había hablado, pero porque esa pregunta?

- Se siente horrible, el no poder hacer nada por ti mismo es frustrante - mi mirada se dirigió al piso

- Puede que yo sepa como puedas volver a caminar - la mire boquiabierta, es cierto lo que acababa de oír?, que ella es capaz de curarme?

- Que acabas de decir? 

- Nada - dijo volteando la vista

- No te hagas la graciosa, porque dijiste que podías ayudarme a caminar - me altere, pero que le pasa, es acaso que está loca? - y si es así, porque nadie me lo dijo?

- Veras - dijo mientras se sentaba en el sofá - cuando estaba en el hospital vi tus radiografías, y lo que pude observar fue que en tu espalda no hay flujo para la corriente en tus nervios - mi cara mostraba que no entendía nada - déjame decírtelo con algo más claro, tus nervios son como una manguera, y el agua es la electricidad, digamos que la manguera se dobla y deja de hacer que el agua fluya, eso es lo que pasa con tus nervios - ok, ya había entendido, pero lo que seguía sin comprender era por qué nadie me había dicho nada.

- Porque nadie me dijo nada - mi voz se comenzaba a quebrar

- Porque las posibilidades de que al tratamiento funcione son mínimas, y si no funciona los nervios se romperán para siempre y no podrás caminar nunca más - me quede boquiabierta, de seguro le habrán propuesto eso a mi madre, pero ella se preocupa demasiado por mi como para aceptar eso - además es un proceso sumamente doloroso y tardado.

- Porque me cuentas esto? - se me hacía bastante raro que alguien a quien nunca le hablo de la nada me diga este tipo de cosas

- Acaso crees que esos ojitos verdes de me iban a olvidar?, desde el primer momento que te vi supe que eras especial, tanto, que estoy segura que dejo a mis primas en buenas manos. - me dedico una sonrisa, yo seguía boquiabierta, estaba muy sorprendida < entonces siempre supo quién era yo? > quería saber más sobre ella, quería que me dijera como me podía ayudar, pero tenía que pensarlo, además Vanessa había regresado del baño, Minerva se levantó y se dirigió a la cocina.

- De que tanto hablaban tú y mi prima? - se sentó en mis piernas

- De nada amor, por cierto, me puedes dar su número de celular por favor? - me miro extrañada, pero aun así saco su celular y me anoto su número, yo lo tome y lo puse en mi bolsillo - gracias mi amor - la tome por la nuca y la acerque a mí para darle un beso, durante este yo no podía dejar de pensar en la plática que había tenido con Minerva, Vanessa se separó y me miro a los ojos

- Que sucede?, estas algo distraída - no puedo creer que ella se haya dado cuenta, es acaso una telepata?, o es que mi beso estaba descoordinado?.

- No es nada, es solo que todavía no puedo creer que ya haya dejado el hospital - me dedico una leve sonrisa

- Pues créelo, ahora eres toda mía - me volvió a besar, pero esta vez el beso era más apasionado, más fuerte y el ritmo de este se iba intensificando más, sentía su respiración agitada, su corazón latía a mil por hora, sus manos alborotaban mi pelo, era realmente algo muy excitante. Oímos como alguien bajaba por las escaleras, nos separamos lentamente y vi a una Vanessa muy colorada, y con uno ojos que brillaban fuertemente.

- Como están chicas? - pregunto mi madre

- Hola mamá, estamos bien, gracias - Vanessa y yo le sonreímos

- Vanessa, hablo tu madre, dice que ya es tarde y que te está esperando con la cena lista

- Gracias suegra - dijo Vanessa, mi madre nos regaló una sonrisa y se fue, Vanessa me dio muchos besitos antes de irse, los cuales acepte muy gustosa. 

Mi madre había hecho del sofá que tenemos en la sala en una cama provisional, ya que por obvias razones no podía subir las escaleras. Me acosté con ayuda de mi madre y me puse a pensar contemplando el techo: si por un lado había oportunidad de caminar debería tomar el riesgo, pero por otro lado, si en el futuro descubran una manera de que pueda volver a caminar que sea segura sería una estupidez arriesgarme ahora, pero yo no quiero  ser un estorbo, ni para mi madre ni para Vanessa, si esta situación sigue así no se qué seré capaz de hacer. 

Nota: yo no soy enfermera ni se nada sobre medicina, asi que esto es subjetivo, espero que no les moleste y siguan leyendo mi novela, a pesar de que la historia se torne un poquito fantasiosa. 

No dire que es amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora