Criminales.

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Narra Lucia

Habían pasado dos días desde que Vanessa despertó y está evolucionando favorablemente, eso me hace la persona más feliz en este planeta. Cuando ella estaba inconsciente no podía apartarme de ella, yo me la pasaba en aquella esquina velando su descanso, yo solo salía de esa habitación para ir al baño y regresaba rápidamente, me importaba muy poco mi estado físico, lo único que me importaba era que el amor de mi vida se recuperara. Por consiguiente no he salido de aquella pequeña clínica que encontré después de manejar 10 minutos a toda velocidad después de que Vanessa se desvaneciera. El pueblo era sumamente rustico, le pregunte a la doctora Rebeca como es que un pueblito como ese había surgido, ella me platico que en el pueblo Vivian aproximadamente 200 personas, que ellos quisieron salir de la ciudad y vivir con el aire fresco del campo, y que la ciudad más cercana se encontraba a una hora y media de camino. Aquella clínica era muy humilde, solo contaba con tres habitaciones, y por su apariencia sabía que no se invertía mucho en ella. Cuando llegue con Vanessa en brazos la doctora Rebeca me atendió de inmediato, no me pidió explicaciones, cosa que agradecí en gran medida, pero después de 5 días de tenerla sin decirle absolutamente nada mi sentido de la razón me exigía decirle por lo menos alguna respuesta a las preguntas que nunca nos hizo y que de seguro tiene formuladas en su cabeza. En estos 5 días nada fuera de lo normal ha pasado, de vez en cuando me alimento para mantenerme fuerte y alerta, ya que tenía un presentimiento que en cualquier momento algo o alguien iba a hacer que cayéramos de la nube en la que nos encontrábamos.  El hombro de Vanessa se recuperaba satisfactoriamente, me decía que ya no le dolía, que solo sentía una ligera molestia, eso me ponía feliz, pero se, por su mirada, que no todo era color de rosa en nuestro mundo.  Ayer ella me contó lo sucedido en aquella carretera, no pude controlar mis lágrimas cuando ella me relataba cada suceso con una voz quebrada y afligida, mi corazón se rompió al verla en ese estado, pero si algo debíamos hacer era superarlo y seguir viendo hacia adelante.

Era la mañana del sexto dia, estaba, como todos los dias, sentada aun lado de Vanessa tomando su mano viendo su apacible rostro, aun no despertaba, parecía un ángel reposando, es y siempre será una de las imágenes más hermosas que contemplare en mi vida. Sentí a alguien entrar en la habitación, gire la vista y me encontré con la doctora Rebeca, la cual, sin decir nada se posó del lado contrario de la cama de Vanessa, la miro y después me miro a mí, por su expresión sabía que sus dudas sobre nosotras eran muchas y ya no podía ocultar su desconcierto, suspire y espere a que ella comenzara, pero no lo hizo, sus ojos denotaban tristeza y preocupación, ella me recordaba a mi madre. Y así como llego se fue. Me quede inquieta, no me la pude sacar de la cabeza, observe detenidamente al ángel aun lado de mí, me acerque y le di un beso en la frente, para después salir en busca de esa doctora. Al salir no la encontré, la busque por el lugar y salí de el para tratar de encontrarla, pero mis intentos fueron inútiles, ella había desaparecido. Volví a entrar y retome el lugar que había estado ocupando hacia un momento, volví a tomar su mano y me quede observándola un largo tiempo. El tiempo paso a segundo plano, éramos solo ella y yo, y cuando abrió los ojos el sol que ilumino la pequeña burbuja que habíamos creado. Amaba a esta chica, de eso no tenía ninguna duda y haría todo para que ella fuera feliz. Sera que estábamos tan concentradas en nosotras, tan sumergidas en nuestra burbuja que no nos dimos cuenta cuando entraron, ni mucho menos nos dimos cuenta cuando nos rodearon, apenas nos dimos cuenta de su presencia cuando alguien tomo mis manos para ponerlas en mi espalda y después sentir algo frio en mis muñecas, la cara de mi ángel había perdido aquel brillo que hasta hace pocos segundos ella tenía, miraba sobre mi hombro, yo me quise zafar, pero mis intentos eran inútiles. Aquel extraño personaje me tomo por el brazo y me obligo a levantarme, arremetí contra el, y fue en ese momento donde por fin pude observar de quien se trataba, mi mandíbula cayó mis ojos se abrieron como platos, era un policía el que se encontraba frente a mí, aun en mi estado de aturdimiento observe toda el cuarto, donde pude contabilizar al menos a 6 de ellos, uno se acercó a Vanessa, mis sentidos se agudizaron, observe como ponía su mano en el brazo de mi ángel, fue entonces donde reaccione, prácticamente rodee la cama en un segundo y como pude lo aleje para que dejara de tocarla, mi rostro reflejaba la ira que poseía, no iba a dejar que nada ni nadie la tocara. El policía se abalanzo sobre mí, quería usar mis manos, pero las esposas que tenía me lo impedían, así que lanza una patada al aire en forma de amenaza, eso solo hizo que no solo fuera uno el que se me aproximara, sino tres de ellos. Uno me tomo del brazo, trate de zafarme, pero otro me tomo de los hombros, y al que estaba frente a mi le lanza una patada en la entre pierna, rápidamente me soltó y el tercero, al ver lo que le hice a su compañero saco su macana y me dio un fuerte golpe con ella en la cara, la cual se giró totalmente debido al golpe, sentí una punzada de dolor recorrer mi pómulo, pero eso no fue suficiente para hacerme retroceder, me estaba preparando para otro impacto cuando el policía que me sostenía del brazo me dio un fuerte golpe detrás de mi rodilla, cuando me doble el me empujo fuertemente para hacerme caer, cosa que no logro, pero lo que si logro fue que le diera un punta pie en la espinilla, ya esperaba otra confrontación cuando sentí una descarga eléctrica recorrer mi columna vertebral, gire y observe a otro policía que tenía una pistola de carga eléctrica, no pude combatir contra eso, simplemente me desplome en el suelo. Pasaron 3 segundos, eternos para mí, cuando ellos me obligaron a levantarme, fue ahí donde por fin uno de ellos hablo.

-Quedan arrestadas por el asesinato.

Fue ahí donde mi pequeño mundo que comenzaba a crear se desplomaba, mientras me dirigían a la patrulla observe a uno de los policías acerarse a Vanessa, la cual tenía la misma cara que yo, aun sin creer lo que el destino nos tenía preparado. Cuando me ingresaron a la patrulla vi a un policía hablando con la doctora, entonces todo encajo como un rompecabezas, ella nos delató, pero yo nunca le conté lo sucedido, entonces recordé que era imposible que nadie viera el cuerpo sin vida de Maribel, ellos de seguro buscaban a algún culpable y ella nos entregó. La mirada que ella nos dio por última vez no era de preocupación, era de lastima. Sin más las sirenas sonaron y el vehículo comenzó a moverse. No vi que fue de Vanessa, pero seguramente me la toparía en la comisaria, aunque preferiría que se mantuviera en aquel lugar para que la cuidaran, aun su hombro no estaba del todo sano.

Después de 5 minutos llegamos a la comisaria, suspire, esto es algo que de seguro no olvidare jamás. 

No dire que es amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora