Los aullidos de una jauría de lobos se escuchaban a lo lejos provenientes del interior de aquel tétrico bosque de altos pinos detrás de los edificios del instituto. Aúllaban a la luna llena colocada entre el cielo oscuro y estrellado de diamantes diminutos.
La luz de la luna les permitía apreciar el camino delante de ellos. Esta noche, brillaba con especial claridad como si fuera un cómplice más en su peligrosa misión.
De puntillas, llegaron hasta unos arbustos y los tres se agacharon para cerciorarse de que el área estuviera despejada de curiosos y cámaras de seguridad. El que tenía unos prismáticos, poseía el cabello rubio y una mirada azul eléctrica, el otro chico, que se encargaba de vigilar la retaguardia, tenía el pelo azabache rebelde y unos ojos que el mar mismo había pintado con pasión y los mostraba al mundo con orgullo.
Y la cabeza ingeniosa detrás del plan maquiavélico, tenía el pelo castaño ondulado y unos ojos marrones que transmitían picardía y determinación. Alzó dos dedos enfrente de sus amigos, luego los bajó y apuntó hacia el balcón del segundo piso. Ahí se encontraba su objetivo, al otro lado de esas cortinas rojas de terciopelo, oculto en el más recóndito y escondido lugar. Allí yacía dormida la peligrosa bestia.
¿Había probabilidades de una misión exitosa? 67%
¿Había probabilidades de morir en el intento? 99.9 % El 0.1% restante era terminar hospitalizados gravemente en el hospital, con el 100% de huesos rotos.El azabache asintió en acuerdo apenas conteniendo su emoción, mientras que el rubio empezó a rascarse la nuca dudoso y lanzando miradas hacia el edificio de los chicos con añoranza. El castaño puso los ojos en blanco y susurró en un hilo de voz.
–Dos opciones, Grace – Alzó dos dedos y los bajó a medida que las decía – O vienes con nosotros, o vuelves a tu casita de muñecas, gallina, mientras nosotros terminamos el trabajo y te acusamos con el director.
Percy se tapó la boca con ambas manos antes de que hubiera soltado una carcajada nerviosa. El rubio en cambio, abrió los ojos como platos, indignado ante la traición, para finalmente dejar caer la mirada derrotada.
– Andando, muchachos – Les apuró el chico de rasgos latinos – Y aguanten los gases.
Se levantaron y salieron de los arbustos corriendo de puntillas. El castaño delante y el rubio detrás de él. El azabache iba tan distraído mirando detrás de su espalda, qué no vio la roca delante frente a sus pies y cayó de cara contra el pasto.
Soltó un gruñido, alzó su rostro magullado y observó desesperado, que los demás se alejaban rápidamente, levantó una mano hacia ellos suplicando por ayuda.
– Hombre sensual caído – Farfulla el ojiverde. – Repito, hombre sensual caído. ¡No me dejen!
Jason se detuvo abruptamente, miró detrás de él y luego llamó al castaño alarmado dándole codazos en la espalda.
Llegaron hasta el azabache y ambos lo ayudaron a levantarse y llevarlo cada uno agarrando uno de sus brazos y colocándolo en sus hombros.
– ¿Puedes ser más torpe, Percy? – Lo regaña el castaño.
– No es mi culpa que los zapatos de Jason me queden grandes – Se defiende malhumorado – Es culpa de pie grande.
– Shhh – Jason lo golpea en la pierna y siguen caminando.
Los tres al llegar, se colocaron debajo del balcón correspondiente. Se miraron unos a otros y en silencio llegaron a un acuerdo.
Jason dejó que Percy colocara sus pies en sus manos y luego le ayudó a subir, conteniendo la respiración al mismo tiempo, por el peso de Percy hasta que este llegó a sus hombros, por último el latino escaló dolorosamente sosteniéndose de ellos.

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Instituto de Delincuentes Juveniles
Novela Juvenil¿Hijos irresponsables? ¿Vándalos? ¿Ladrones? ¿Maleducados? ¿Busca problemas? ¿Todas las características para ser un criminal profesional? Si usted está cansado de esta situación, si lo ha intentado todo hasta azotar a sus hijos y nada funciona, si q...