Arreglé mis cosas para quedarme a dormir en casa de Kim, me estaría la tarde del viernes, y el sábado por la noche me regresaría con mis padres ya que irían a festejar el cumpleaños de mi hermana en el café el "Vol" uno de mis lugares favoritos.
Tomé un taxi afuera de mi casa, el cual se demoró 40 minutos en llegar a casa de mi amiga ya que había mucho tráfico en la ciudad debido a que era fin de semana. Durante el camino iba pensando e imaginando cosas sin fin, mientras viajo me encanta dejar volar mi imaginación y distraerme un poco del mundo real.
Mis fantasías siempre han sido un mejor lugar.
A demás que estar así hacía que el transcurso del viaje se me fuera muy rápido, eso y que también llevaba mis audífonos puestos y balbuceaba las canciones de vez en cuando, aunque temía que el chofer fuera a escucharme, nunca se sabe que tan alto estás coreando las canciones.
Cuando por fin llegué a casa de Kim y toqué su puerta me topé con que había salido a recoger unos encargos de su madre pero supuestamente no se tardaría tanto. La señora Clara, su madre, me dejó pasar a su casa y me quedé en la habitación de Kim. Tenía un gran collage pegado en la pared con imágenes de muchísimos lugares en los que había estado, en algunas estaba su familia e inclusive salía yo también en un par de fotos.
Había una de nuestro grupo, era el primer año que estaba con ellos, fue en sexto de primaria, habíamos ido a La Cascada Azul todos habían decidido dejar sus chamarras en la cabaña pero yo me la quise dejar puesta ya que hacía demasiado frío, mientras caminábamos por la cascada comenzaron a aventarse unos a otros yo me traté de quitar la chamarra para que no se mojara, pero antes de darme cuenta yo también estaba dentro del agua, totalmente empapada, regresamos a la cabaña y todos se cubrieron con sus chamarras y yo me estaba congelado, frotaba mis manos y mis dientes temblaban por el frío.
-¿Quieres mi chamarra? - me dijo Carlos que se encontraba sentado a mi lado.
-No cómo crees cúbrete tú.
Por más que insistí en que él debía quedársela, se la quitó y me la dio. Su caballerosidad era algo que lo distinguía desde siempre.
En la foto llevo puesta su chamarra.
Sonreí al recordarlo.
La puerta se abrió de golpe y volví a la realidad, Kim entró con un plato de yogurt con fruta sobre sus manos.
-Perdón por la espera.
-Mientras haya comida todo está perfecto- dije mientras tomaba una cucharada de yogurt.
Kim se puso su ropa deportiva porque ella también entrenaba y nos fuimos caminando al Colegio que quedaba a unas pocas cuadras de su casa.
Me quedé sentada en una banca mientras los veía entrenar, Leo no había ido, que suerte.
Cuando terminó el entrenamiento todas se fueron a cambiar para ir a cenar en la noche y me dejaron ahí a mí. Los hombres se quedaron haciendo retas, pero uno de los equipos estaba incompleto.
-Carlos, falta uno en tu equipo- gritó el profe David.
Comenzó a voltear a todos lados y se detuvo en mí.
-Lya, tú, ven a jugar- me dijo.
-Pero yo no entreno y no se jugar- respondí.
-Si no lo intentas no aprenderás nunca, anda, ven.
No me moví, me quedé sentada.
-Hey Lya, ven, solo faltas tú- dijo Carlos.
Negué con la cabeza. Y él vino hacia mí, me tomó de la mano y me llevó a fuerzas a la cancha. Parecía que hablaban en otro idioma, no entendía nada en lo absoluto.
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Sueño contigo
Teen FictionLya y Carlos son amigos desde hace cuatro años , pero ella comienza a soñar con él de una manera diferente y no encuentra la forma de decirle lo que ocurre, cree que quizá los dos pudieran tener los mismos sueños, ya que en ellos hay pistas de su fu...