Carlos salió del vestidor para que yo pudiera cambiarme, sería una fiesta sencilla, pero un poco formal, así que opté por llevarme un vestido que me encanta, es en línea A, muy amplio, de manga larga y de color gris oscuro, me llega a media pierna y es realmente cómodo, pero algo casual, así que para darle un toque más elegante, decidí ponerme unos tacones negros y me pinté los labios de color guinda matte.
Los bailarines podemos invitar a una persona cada quien y como mi hermana no quiere ir invitaré a Karol y a Leo ya que según me dijo Carlos debe ir a todas partes con él o no lo dejan salir.
-Vamos juntos o no va ninguno- dijo.
Me dejé el mismo peinado solo me quité el gran adorno y me solté un poco el chongo; dejé unos cuantos mechones sueltos y listo.
Karol se sorprendió cuando me vio caminando hacia ella.
-Bailaste increíble- dijo nerviosa.
Estaba esperando mi respuesta.
-Habrá una fiesta, ¿Quieren venir?- pregunté.
-Leo, por favor ven, sabes que no puedo estar solo- pidió Carlos.
Me incomodaba la idea de pensar que de ahora en adelante siempre que saliera con Carlos, Leo iba a estar en algún lugar no muy lejos de nosotros.
-¿Qué dices cariño?- le preguntó Leo a Karol.
-Por mí está bien- se volteo hacia mí- si no te molesta, claro.
-Por supuesto que no- le sonreí.
Me devolvió la sonrisa, vaciló un momento. Y me dio un abrazo.
-Te extrañó mucho- susurró en mi oído.
-Y yo a ti- le respondí.
Sentí que una lágrima caía sobre mis hombros, y no era mía. También sentí un alivio al saber que a ella también le dolía no hablarme, al fin de cuentas sí me quería.
Nos fuimos en el carro de Leo, que ahora también es de Carlos. Leo manejó y Karol se fue de copiloto, puso algunas canciones a todo volumen y nos fuimos cantando hasta llegar al lugar de la fiesta. Por un momento casi olvido las verdaderas intenciones de Leo.
Carlos no estaba cantando, se limitó a observarse de pies a cabeza durante todo el transcurso, reparando en mi cuello, donde ya no está el collar que me regaló, desde hace un mes. Se inclinó hacia la ventana, desabrochó su collar y lo metió en la bolsa de su chaqueta, se quedó mirando hacia la calle, y no me volvió a mirar.
-Creí que usarías el collar hoy- me dijo triste cuando nos bajamos del auto.
-O si, lo iba a usar pero no podía llevar nada extra, se pusieron muy estrictos con eso- mentí. Como odiaba mentir, pero lo hice, una vez más.
-¿Y ahora? supongo que arruina tu atuendo- dijo enojado.
Me quedé sin palabras, ya no podía inventar nada más.
-No tienes que contestar, iré por algo para beber- me dijo.
Leo estaba escuchando todo y se acercó a mi.
-Por esto me debes una- dijo mientras sacaba mi collar de su bolsa.
-Gracias- no sabía qué es lo que querría a cambio, pero por ahora era un peso menos, ya no tendría que mentir sobre dónde estaba el dichoso collar, es algo ridículo lo sé, pero ya no lo soportaba, el dije del sol me hacía sentir cerca de él, por algún misterioso motivo o sólo porque me lo regaló él.
El chico me puso el collar y le sonreí, mientras Carlos nos miraba enojado desde la barra. Me reuní con él ahí.
-Dime cuál es el motivo por el que Leo tenía el collar que yo te regalé- no me miró.
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Sueño contigo
JugendliteraturLya y Carlos son amigos desde hace cuatro años , pero ella comienza a soñar con él de una manera diferente y no encuentra la forma de decirle lo que ocurre, cree que quizá los dos pudieran tener los mismos sueños, ya que en ellos hay pistas de su fu...