Era la primera hora de clase, estaba yo sola en la cancha de fútbol con un balón entre mis manos, estuve un rato esperando a que llegaran todos para que comenzara la clase, pero nadie aparecía.
Me levanté y comencé a patear el balón intentando meterlo a la portería, cuando se comenzaron a escuchar pasos, los cuales se acercaban lentamente hacia mí, era él, Carlos, se puso en frente de la portería y no dejó que el balón pasara la línea de meta.
-Lo tuyo no son los deportes- me dijo en un tono un tanto burlón.
-Si no te hubieses puesto ahí habría sido un golazo- dije en defensa.
-Aja sí, claro.
-Ash, no tienes que recordármelo tan seguido.
-Bueno, y a todo esto ¿Qué haces aquí?
-Acaso ¿no es obvio?- pregunté sarcásticamente- espero a que empiece la clase.
-¿Cuál clase Lya?- preguntó algo confundido- hoy es sábado, no hay clases.
-Ohh que tonta soy... -dije poniendo la mano sobre mi cabeza - pero, ¿por qué está abierta la escuela en sábado?
-No te digas así, eres muy inteligente. Y tú excusa para venir a verme es increíble, créeme que está vez si te luciste- puso su sexy sonrisa y me guiñó un ojo.
-¿Para avenir a verte?- repetí.
-Todos los sábados vengo con David a entrenamientos extra.
-No tenía idea de eso.
-Ya está bien, te invito a almorzar después. Vamos por una pizza ¿te apetece?- me dijo.
-Claro, me encanta la pizza.
-Y a mí me encantas tú.
Esbocé una enorme sonrisa que traté de cubrir con mis manos.
-Sí, es mejor cubras tu sonrisa, si no me volverás completamente loco, más de lo que ya me tienes.
Me dejó sin palabras, estaba muy confundida desde cuándo Carlos me hablaba de esa manera. Y qué hacía yo un sábado a las 7:00 am en la escuela, no recuerdo haber despertado, desayunado o haber venido hacia aquí, es como si solo hubiese aparecido, como por arte de magia.
Comenzamos a jugar con el balón, intentando meterlo en la portería. Carlos tenía despeinada su rubia cabellera, la cual se movía de un lado a otro cada que corría. David aún no llegaba.
Le di una gran patada al balón y este salió disparado, cayendo en una casa que se encuentra detrás de la escuela, ahí vive Jack.
Él es mi compañero y meses atrás tuvimos varios problemas gracias a Hanna ya que él le destruyó un trabajo al que ella le había puesto mucho empeño, era su maqueta de una ciudad futurista y utópica, Hanna me dijo que fuera a ayudarla, la pobre estaba hecha un mar de lágrimas. Fue ahí donde intervine yo, le grité e hice que se disculpara por lo que había hecho, lo puse en su lugar y terminó reconstruyendo la maqueta. Era demasiado agresivo, ya había golpeado a muchos de mis compañeros sin razón alguna y desde entonces siento que me quiere hacer daño, y con más razón ya que lo puse en ridículo delante de todos, Jack no era muy fanático de los deportes y todos lo balones que pasaba la barda nunca regresaban, o si lo hacían estaban llenos de hoyos.
-Trataré de conseguir otro balón- me dijo Carlos.
-Está bien, mientras iré a por un café a la esquina.
Regresé con mi café de moka y me senté en una banca, eche un vistazo y Carlos aún no regresaba, pero Jack estaba ahí, di un gran sorbo a mi café y me puse pálida. Venía hacia mí sumamente molesto y gritaba.
-¿Quién me ha golpeado con el balón? ¿fuiste tú, cierto? ya va siendo hora de saldar las cuentas pasadas.
En las manos llevaba una cuerda, me tomó muy fuerte y me amarró para que no pudiera moverme, me llevó al callejón y comenzó a golpearme con sus enormes puños, intentaba zafarme pero no podía era increíblemente fuerte o quizá yo era demasiado débil, mi corazón latía a un ritmo muy elevado sentía que se salía de mi pecho, estaba aterrorizada.
-¡Ayuda! ¡me quieren matar!- grité lo más alto que pude, era lo único que podía hacer.
Vi la sombra de alguien junto con palo de golf, era Carlos, le dio un par de golpes a Jack, se volvió conmigo y me desamarró las manos.
-Tranquila, nada te pasará conmigo- susurró en mi oído. Aún sujetaba el palo fuertemente con la mano.
Me besó a la mitad de la boca, apenas rozamos los labios. Seguía muy asustada, aunque con él ahí me sentía más segura.
Escuché la alarma. Desperté. Todo había sido un sueño.
Mi corazón seguía latiendo con mucha intensidad y no justamente por el susto, sino por el casi beso, aún podía sentir la sensación de sus labios tocando los míos. Tenía la sensación de tranquilidad y felicidad que había sentido en el sueño pasado cuando no pude distinguir el rostro del chico, y ahora lo sabía, era Carlos.
Me arreglé para ir a la escuela, desayuné y en el transcurso al bus pensaba la manera de contárselo a Thaimar y a Karol, como iba a decirles que soñaba con Carlos. No sabía cómo hacerlo, vi que se iba subiendo y me dieron nervios, los primeros 10 minutos fueron de puro silencio hasta que me decidí.
-Thaimar- dije en voz baja.
-¿Qué sucede?- dijo quitándose sus audífonos.
-He vuelto a soñar... Pero sigo sin verle la cara- mentí.
Mientras le contaba mi sueño, sacó de su mochila la libreta donde tenía los futuros nombres para "él".
-Santiago queda fuera, él detesta los deportes- dijo al tiempo que tachaba el nombre- quedan 3-añadió.
Solo faltaba decirle a Karol, le mentiría al decirle que se lo había contado primero a Thaimar pues era un poco celosa y no quería que se molestara, hace 4 años que la conozco y en todo ese tiempo he descubierto es una gran amiga, tiene un gran sentido del humor y una risa tan delicada que se escuchaba por toda la cuadra, es más bajita y delgada que yo, su cabello es largo, de un color claro y rizado, su piel es blanca y tiene unos grandes ojos, no es la clase de chica que demuestra amor a sus amigos con abrazos, algunas veces lo hace con golpes, pero cuando te obsequia o te dice algo, es lo más sincero que jamás vallas a escuchar.
Al llegar a la escuela iba a contarle pero comenzó a decirme lo bien que le había pasado en el rancho de su abuelito.
Ya era la última clase y estaba decidida a contarle, no dejaría pasar el día, así que me acerqué a su banca.
-Karol, tengo que contarte algo- le dije sentándome al lado de su banca.
-¿Qué cosa vas a contarme?- me dijo.
-He tenido un sueño con un chico, pero no son como cualquier otro sueño, sabes, son especiales, él me hace sentir muy cómoda y segura por primera vez en mi vida.
-¿Quién es? ¿Lo conozco?- preguntó con intriga.
-Ese es el problema, no le puedo ver la cara- volví a mentir.
-¿Cómo es? ¿Qué llevaba puesto?- y así comenzó a hacer preguntas.
Respondí solo algunas porque sonó el timbre de salida.
La casa de Karol queda en la misma dirección en la que yo espero el bus así que nos fuimos juntas tratando de descubrir quién era el "chico de mis sueños" o mejor dicho ella trataba de averiguar quién era.
-Podría ser Carlos- gritó mientras me subía al bus.
No le respondí y me subí corriendo para evitar hacer un gesto que me delatara. Ya no quería más preguntas fue mucho para un día.
Por toda la tarde estuve leyendo, escuchando música y jugando con mi hermanito ya que quería dejar de hacerme la misma pregunta ¿por qué él? no basta con que me guste en la realidad, ahora también en lo sueños, cómo se supone que lo olvidaré así.
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Sueño contigo
Teen FictionLya y Carlos son amigos desde hace cuatro años , pero ella comienza a soñar con él de una manera diferente y no encuentra la forma de decirle lo que ocurre, cree que quizá los dos pudieran tener los mismos sueños, ya que en ellos hay pistas de su fu...