El sol entra por mi ventana con una fuerza sobrenatural. La cama es tan cómodo que quisiera llevarla a mi casa y no sepárame de ella jamás, las cobijas son de seda. Por lejos he tocado algo igual, es muy suave, me siento como una reina. Que la mamá de Carlos se casara con el señor Matt no fue para nada una mala idea. Su riqueza nos beneficia a todos y no, yo no soy interesada, pero este hotel es increíble. Me giro un poco y le pego accidentalmente con el brazo a Carlos. Dormimos en la misma habitación, era una tontería gastar en otra, además la cama es enorme. Oh y olvidaba algo, estamos en la playa.
-Auch- gritó Carlos al sentir mi brazo en su cara.
Me volteé hacia el otro lado haciendome la dormida.
-Se que estas despierta Lya- me dijo al oído.
No contesté.
Comenzó a empujarme hasta que me caí de la cama.
-Auch- dije molesta.
-Lo siento- dijo ayudándome a levantar- hoy será un largo día- dijo Carlos- cámbiate y vamos a desayunar.
Me puse mi traje de baño: era de dos piezas color blanco, la parte de arriba tejida y la de abajo lisa hasta la cintura, como no pensaba ir así al restaurant me puse un ensamble.
-Lya vamos, ya tengo hambre- dijo Carlos tocando la puerta del baño.
Salí y fuimos a desayunar, era buffet así que podíamos agarrar todo lo que quisiéramos, opté por comer fruta con yogurt ya que hoy nos tomaríamos fotos con Carlos y no quería que se viera la pancita asomándose en alguna foto.
El mar es hermoso, diferentes tipos de azul, no conocía Cancún y estar aquí con Carlos es hermoso.
-Carlos tómala de la mano y sonríele, Lya tú mira al mar- dijo Leo cual fotógrafo.
Así estuvimos durante un buen rato, acomodándonos para las fotos y esto nos dejó muy hambrientos así que fuimos por comida a una cabaña que estaba cerca.
-Unas alitas con nuggets- pedí- también una agua de jamaica.
-Yo quiero alitas, una hamburgesa con papas y una Coca Cola- pidió Carlos.
-Yo igual- dijo Leo.
Casi terminabamos de almorzar y el señor Matt se acercó a nosotros.
-¿Listos para divertirse?- dijo emocionado.
-¿A dónde iremos?- preguntó Leo.
-Vamos al carro, es una sorpresa.
Se veía tan emocionado. No hicimos tanto de camino, pude ver una gran tirolesa muy alta, tomé de la mano a Carlos y la apreté un poco.
-Le temo a las alturas- susurré en su oído.
-No pasará nada, si tú quieres espero contigo abajo- dijo tranquilizándome mientras me miraba a los ojos y tomaba mis hombros masajeándolos.
Con miedo decidí subir. Cuando supe que podía arrojarme junto Carlos me puse más tranquila. Leo fue el primero iba con la cámara para tomar video del paisaje y algunas fotos.
-Uno, dos, tres- ya no hay marcha atrás.
La vista era hermosa; el mar, la arena, la ciudad, la gente, todo se veía mejor desde esa altura y por un momento olvidé mi miedo por las alturas.
Carlos me tomó de la mano y dijo:
-Te amo, gracias por compartir esto conmigo.
Terminamos el recorrido y el señor Matt nos llevó al mirador.
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Sueño contigo
Novela JuvenilLya y Carlos son amigos desde hace cuatro años , pero ella comienza a soñar con él de una manera diferente y no encuentra la forma de decirle lo que ocurre, cree que quizá los dos pudieran tener los mismos sueños, ya que en ellos hay pistas de su fu...