Capítulo 9

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Carlos narra

-Cariño, hoy es el día- me dijo mi mamá con una gran sonrisa que expresaba felicidad y a la vez un poco de vergüenza.

Llevaba puesto el vestido que le había regalo en su cumpleaños pasado, me encantaba cómo se veía con él, no se había maquillado demasiado, pero la cena sería algo formal, lo que me parece ridículo ya que solo seremos cuatro personas y mi hermano menor, en la casa del señor Matt, pero que se le iba hacer.

Además de que comparado con la situación en la que me encontraba eso era lo más leve, que tus padres se divorcien y tu madre se esté apunto de casar con otro hombre es mucho, pero que haya pasado en unos meses, eso es demasiado.

Mi hermano menor Antony no es consciente aún de lo que sucede, y de verdad que lo envidio por eso, en ocaciones llora porque papá no está con nosotros pero se le olvida al instante con cualquier cosa que le des, no le preocupa nada en lo absoluto.

Y por otro lado yo no puedo estar del mismo modo, he podido llevar de la mejor manera posible el divorcio de mis padres, vivo con mi madre ya que ella se quedó con la casa y los fines de semana veo a mi padre, a él fue al que más le costó todo esto, ama completamente a mi madre, le falló, pero está sumamente arrepentido.

Apenas hace unas semanas me enteré de que mi madre estaba comprometida, sabía que ella tenía un "amigo" con el que salía y demás pero nunca creí que iba a olvidar tan rápido a mi padre.

Me duele esta situación, me duele demasiado, pero yo no puedo hacer nada, es frustrante ver cómo tu familia se desvanece y no puedes mover ni un solo dedo para detenerlo y te quedas ahí a ver cómo todo sucede justo en frente de tus ojos.

De pequeño, jamás imaginé que algún día llegaría a estar en esta situación; mi madre se irá a vivir con Matt y con su hijo, pero yo me quedaré con mi padre.

-Vámonos- contesté.

Nos subimos al carro, traté de poner mi mejor cara y de ocultar lo mal que me ponía tener que hacer esto ¿mi madre no se da cuenta acaso de cuán difícil es para mí?

Por lo que sabía el hijo de Matt tenía la misma edad que yo, podría ser que me cayera bien, él debería de entender perfectamente lo que yo estoy sintiendo al fin y al cabo el también tiene una madre y tener que vivir diariamente con otra mujer que no lo es debería de resultarle muy complicado.

El mayordomo nos recibió en la entrada de la lujosa casa, era sumamente grande, tenía un jardín precioso y una alberca enorme y ni hablar de la cancha de tenis.

El señor se levantó de su asiento y vino hacia nosotros besando a mi madre en los labios, mientras yo contenía mi cara de asco.

-Al fin tengo el gusto de conocerte, Carlos. Tú madre habla maravillas de ti jovencito- estrechó mi mano y me sonrió, hizo una pequeña pausa- Arturo puedes ir y hablarle a mi hijo para que baje, por favor. 

-Ahora mismo voy señor- respondió el mayordomo.

Nos sentamos a la mesa.

-Muy buenas tardes- se escuchó una voz desde las escaleras.

No podía creerlo, era nada más y nada menos que Leo, el mismo Leo que siempre estaba retándome y tratando de hacer mi vida miserable, de entre miles de personas que se encuentran el mundo, justo tenía que ser él con el que compartiera la mesa el día de hoy, y no solo eso, de cierto modo en poco tiempo compartiríamos a nuestros padres también.

-Carlos, parece que la noticia te ha caído de peso- me dijo Leo con su tono sarcástico que tanto odiaba.

-Creo que mi madre omitió el dato de que eras tú quien estaría aquí- le lancé una mirada furibunda a mi madre, la cual peló los ojos y me hizo un gesto para que saludará.

Sueño contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora