Capítulo 34

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Llegamos muy temprano al areopuerto de Guadalajara, nos dirijimos todos a mi casa.

Cuando abrí la puerta pude ver a toda mi familia y compañeros de salón, había un letrero que decía "Felicidades Lya".

Estaban la mayoría de mis tíos y primos, Danielle y Selena se dejaron ir sobre mis brazos haciendome perder el equilibrio y caer.

-¿Qué tal la escuela? ¿Cómo es?- dijo Danielle.

-Es enorme, tiene muchos jardines...

-Para fotos- dijo Thai interrumpiendo.

-Sí, te robaré el puesto de fotógrafa- le dijo Carlos enseñándole las fotos que me había tomado.

-Y hay más- dijo- luego se las enseño- añadió.

-¿Qué tal la ciudad?- preguntó el señor Matt.

-Hermosa- fue lo único que contesté, no había más descripción.

Había mucha gente en mi casa, pero yo tenía que descansar había sido un viaje muy largo, así que subí a mi cuarto a dormir un rato.

Estoy a unos minutos de salir de vacaciones, mañana tomaré mi vuelo a Guadalajara y ahí me reencontraré con Carlos después de 3 largos meses de solo hablar por mensajes o video llamadas.

La última clase se me hacía eterna.

-¿Qué tanto le vez al reloj?- me dijo Olly burlándose.

-Ya sabes la respuesta, no la repetire ninguna vez mas- dije frustrada.

-Iré a arreglar mis maletas porque mañana me encuentro con mi amor- dijo haciendo una voz aguda muy irritante. Una pésima imitación mía.

Traté de poner atención, pero en eso sonó el timbre. Tomé mi mochila, me despedí de Olly y me fui al apartamento. Mis padres se fueron hace unas semanas, es la primera vez que viajaré sola, en avión. Arreglé mis maletas.

Ya estaba en el aeropuerto, fui a Starbucks por un café y en eso anunciaron que mi vuelo estaba por salir. Corrí lo más rápido que pude pero no alcancé a llegar, el avión se estaba lleno y a punto de despegar.

-¿Ahora que vas a hacer Lya?- pensé- eres una tonta. No vallas a llorar- me decía a mi misma frustrada por haber perdido el vuelo, tomé mi celular y llamé a mis padres muy preocupada, me temblaba la voz y las manos.

Me compraron otro boleto y después de largas horas de esperar subí al avión. A este sí.

Cuando llegué no había nadie esperándome, Carlos no estaba.

-Y si no viene- se pasó por mi cabeza y mis ojos se pusieron llorosos.

Tome un taxi a mi casa.

Le envié algunos mensajes de texto a Carlos y me dijo que había ido cuando se suponía que llegaría, pero yo le avisé que perdí mi vuelo.

-Nos vemos después- fue lo único que dijo cuando lo llamé, después de ver su pongo entusiasmo en los mensajes.

Me salí un rato a caminar por la calle mis papás se fueron a un festival de mi hermano y la casa estaba vacía, pero mi corazón se sentía aún más vacío.

Vi a un chico de cabello castaño, últimamente todo el mundo comenzaba a tener su cara, pero obviamente no podía ser él, no podía ser mi novio. Ese chico estaba besándose con lo que debería ser su novia.

Un nudo comenzó a formarse en mi garganta cuando me iba acercando. Tenía puestos unos tenis exactamente iguales a los un le había regalado a Carlos.

Cuando dejaron de besarse el chico volteo a verme, las lágrimas comenzaron a escurrirme por los ojos. Me sentía ridícula llorando. Solo a mí me importaba.

La chica era guapa, debo admitirlo, su larga y ondulada cabellera era del mismo tono que la de Carlos, era alta y muy muy delgada.

Seguí caminando, pero me crucé de calle.

-Pu.. pu.. puedo explicarlo- dijo nervioso.

-No tienes nada que explicarme- dije con las lágrimas aún cayendo sobre mis mejillas y salí corriendo hasta llegar debajo de un árbol.

Desperté muy asustada...

-Lya ¿qué te pasa, estás bien?- me preguntó Carlos quién había ido a mi habitación para despedirse de mi.

-Tuve una horrible pesadilla- le conté el sueño.

-Tranquila solecito- dijo cuando terminé de contarle- eso no pasará- yo siempre estaré contigo.

Me besó la frente y nos quedamos abrazados por un rato, me sentía triste, muy triste.


Al día siguiente fui a casa de mi abuela a contarle sobre mi viaje.

Cuando llegué a su casa ella estaba regando las plantas del jardín de enfrente y le ayudé mientras le contaba todo lo qué pasó y ella me escuchaba con atención.

-¿Crees que todos los sueños se hacen realidad?- le pregunté- pero no me refiero a las metas de vida sino a los sueños cuando tenemos al dormirnos.

-¿Por qué lo preguntas?- me dijo intrigada.

Y de pronto sin querer pero a la vez con la intención de querer contárselo a alguien mayor le dije todo sobre los sueños y como me habían unido a Carlos.

Creí que me miraría como si estuviera loca o se me hubiera sacado un tornillo, pero en lugar de eso me sonrió y me dijo que pasáramos a su casa.

-Llegó el momento de que te cuente ciertas cosas Lya- dijo seria- pero antes que nada debes saber que yo amo a tu abuelo, sí aún lo amo , aunque ya no esté con nosotros.

No entendía nada de lo que decía pero de un momento a otro todo parecía encajar como cuando está a punto de terminarse una película y todo comienza a tener relación, todo tiene que ver con todo.

Sueño contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora