27.¿Estará bien?

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-gracias por dejarme quedar aquí-dijo Kuroko sentado en el sofá de Kagami

-no te dejaría allá solo con esa mujer-

-lo siento-Kuroko agachó la cabeza, realmente deseaba decirle a su compañero muchas cosas pero no podía y sobre todo quería irse, su madre podría hacerle algo a Kagami como se lo hizo a Kise, pero tenía tanto miedo.

-Deja de disculparte, no eres culpable de nada-Kagami le acaricio la cabeza al ver al chico tan destrozado

-Kagami, ¿me perdonarías por ultima vez?-Kuroko bajo la mirada sujetando la camiseta de Kagami

-¿de que hablas?-

-¿me puedo romper solo una vez?-La voz le comenzó a temblar a Kuroko

-claro-respondió Kagami al comprenderlo todo

-g-gracias-Kuroko se abrazo de Kagami el cual seguía de pie, comenzó a llorar como no lo había hecho en mucho tiempo, las lagrimas le escurrían sin parar por la cara cayendo en el suelo y en la camiseta de Kagami.

-todo está bien, yo estoy aquí-Kagami le acarició la espalda y cabeza intentando calmar al pequeño que lloraba con el alma, Kagami sentía un nudo en la garganta, de verdad que ese chico lloraba tan profundamente que le hacía sentir el corazón en un puño.

-p-perdón n-no s-se que ha-hacer-Kuroko intento inútilmente limpiar las lágrimas con sus manos, pero estas seguían cayendo sin parar.

-tranquilo chico, estoy aquí, te apoyare-

-n-no puedo co-contarte nada-

-aún así te ayudare-respondió Kagami con una sonrisa, tomo la barbilla de Kuroko y le levantó la mirada para verlo a los ojos-yo no me rompo tan fácilmente, me conoces-

Kuroko abrió los ojos sorprendido, las lágrimas apenas le dejaban ver pero eso le había sorprendido, era como si Kagami hubiera sabido que decir en el momento preciso.

-si-Kuroko sonrió tiernamente aún con las lágrimas escurriendo, se sentía un poco liberado, sentía como lograba aliviar su interior.

-venga, duerme algo-

-no puedo-confeso Kuroko mirando hacia otro lado avergonzado-tengo demasiadas pesadillas-

-entonces me quedare contigo hasta que te duermas-Kagami comenzó a prepararse un café en la pequeña cocina que tenía, Kuroko le miró con el ceño fruncido y luego opto por aceptar sin decir nada y recostarse, un suspiro de alivio se le escapó al sentirse protegido. No sabía como pero confiaba mucho en su compañero, más que en sus antiguos amigos que parecían romperse más fácil que un jarrón en un terremoto.

Mientras tanto aquella mujer llego a su apartamento azotando la puerta con toda su fuerza.

-¡Pero que se creen esos malditos niños!-se quito un zapato a la fuerza y luego el otro-¡Sobre todo ese insolente mocoso débil, inútil, inservible!-

Continuo caminando dejando su abrigo y bolso en un asiento con molestia mientras insultaba a Kuroko a todo pulmón.

-¡Debería enseñarle a respetarme! ¡Estúpido mocoso!-grito por ultima vez y luego aquel "amigo" suyo salió desde la habitación abrazándola y dándole un beso para callarla.

-¿Qué te pasa?-pregunto el hombre con esa sádica sonrisa

-El maldito Tetsuya me avergonzó y humillo-reclamaba la mujer con una voz más calmada como para seducir al sujeto-además que sus compañeros le ayudaron, nunca se lo perdonare-

-Pero que malo fue contigo-el hombre abrazo más a la mujer entre sus brazos-Aunque sabes bien que existen mejores maneras que la violencia para hacer entender a alguien, verdad?-

-¿Qué tienes en mente cariño?-La mujer pregunto con una sonrisa cínica, no por nada había encontrado a un psicólogo como nueva pareja.

-Tengo un amigo que le encantaría tener a un muchacho como el de "sirviente"-explicó con una sonrisa y enfatizando la ultima palabra con otro tono-sabes que conozco bien aquel "mundo" y no dudaría en darle un regalo a mi querido amigo, de seguro se alegrara de tener otra mascota-

-vaya que eres malvado cariño-la mujer río mordiendo su labio inferior de la emoción-yo siempre quise mostrarle a Tetsuya el infierno porque no sabía como llevarlo allá, pero parece que tú tienes unos interesantes boletos que le llevaran directo a el centro del infierno-

-claro, a mi me encantaría verlo suplicar por volver a estar con alguien tan maravillosa como tú-comento el tipo volviendo a besar a la mujer

-¿suplicar? eso sería maravilloso-

Claro, Sayuri cuanto quería ver suplicar a Kuroko, el chico siempre se quedaba callado cuando ella le enseñaba una que otra "lección", pero nunca le suplicaba, en cambio a su padre si que le había suplicado casi siempre, como anhelaba volver a ver esa carita de suplica que tenía el niño con aquellos ojos celestes llenos de lágrimas y su carita llena de sangre, el solo pensarlo la emocionaba.


(espero les guste la historia, parece que se va a extender un poco más de lo que había previsto, gracias por leer, voten y comenten)

Realidad [Kuroko no basket]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora