Capítulo 13

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¡Hola! ¿Qué pasó en el capítulo anterior? ¿No os gustó o qué? Me gustaría saberlo, es que fue como: mm, vale, ¿y qué pasa? Espero que todo siga bien, no sé. 

Este capítulo va a ser importante y de verdad me gustaría saber que pensáis, sobre él y sobre la novela en general. 

Otra cosa, he pensado que voy a intentar actualizar/subir capítulo cada dos o tres días, dependiendo de como me venga el tiempo. 

Pido para el próximo 90 votos y 25 comentarios. 

Un beso xx

Esa noche tuve una pesadilla, no la recuerdo muy bien pero lo sé porque me desperté alterada y con la respiración entrecortada. No quería volver a dormirme y creo que tampoco sería capaz de conciliar el sueño de nuevo, por eso, me levanté de la cama y me di una ducha de agua caliente para despejarme.

Salí al cabo de unos quince minutos y me sequé el pelo y el cuerpo. Después, sin aún haberme quitado la toalla, fui al armario a coger algo que ponerme. A pesar de ser las siete de la mañana, estaba bastante despierta y podía distinguir el color de las prendas con claridad.

El viento hacía que las persianas un poco bajadas golpearan con fuerza contra la ventana haciendo un ruido no muy agradable. Vivir sola a veces podía dar miedo, ah no, que no vivía sola, pero casi, porque mi padre no daba señales de vida, creo que aún seguía en su habitación encerrado.

Da igual.

Escogí algo simple, unos vaqueros claros deshilachados y una camiseta oscura con el logo de Nirvana en amarillo, ahora todo el mundo la llevaba pero seguro que ni la mitad de ellos habían escuchado alguna canción.

Fui a la cocina a desayunar y un hedor hizo que retrocediera unos pasos, me asomé sin terminar de pasar a dentro y vi a mi padre hurgando en la nevera. Agh, que asco daba. Negué con la cabeza y rodé los ojos, se me había quitado el hambre de golpe, al final regresé a mi habitación.

Me senté en la silla de mi escritorio y miré a través de la ventana. Una hoja luchaba por permanecer sujeta al árbol que tenía enfrente, pero el viento fue más fuerte y la arrasó a su paso elevándola por los aires.

Eso me dio que pensar, por muy duro y fuerte que quieras ser, siempre caerás, siempre habrá algo que te debilitará. Siempre. No hay excepción, ni incluso para mí.

Saqué mi carpeta y cogí una hoja blanca. Visualicé en mi mente el lugar donde me gustaría estar y empecé a dibujar. No mentía si decía que para mí esta era la mejor sensación del mundo. Terminé al cabo de una hora más o menos, lo miré y sonreí satisfecha.

Me levanté y caminé alrededor de mi pequeña habitación observándolo atentamente. No me había quedado mal, realmente me gustaba dibujar bien, si podía decirse así, creo que está bien saber hacer algo que valga la pena.

Seguí observándolo hasta que el sonido de un nuevo mensaje que emitió mi móvil me sacó de mis pensamientos. Dejé el dibujo encima de la cama y me tumbé al lado mientras que lo leía.

Era de Niall y me pedía perdón por lo del sueño, tendría que contestarle, sería lo justo pero no sabía que decirle. Tenía muchas preguntas que hacerle y las dudas correteaban libres por mi cabeza pero no le preguntaría. El tema me incomodaba bastante, a decir verdad, yo nunca había pensado en Niall de esa forma: en el sentido amoroso.

Discrepo, solo cuando estaba borracha acababa con Niall, pero en mi defensa diré que no estaba sobria, así que creo que eso no cuenta. Tampoco recuerdo esos momentos, es como si mi cerebro los borrara automáticamente.

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