Oliver Santiago. S & S

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Ian Summers nunca pensó que regresaría a esa ciudad. No después de lo de Parker. Cuando se fue a los quince años de Beacon Hills tenía la esperanza de olvidar a ese chico en Chicago. Lo hizo. Eventualmente. Fue su primer amor, y lo superó, pero tu primer amor siempre deja una marca importante en ti y en cómo serás o no serás en tus futuras relaciones. En Chicago sólo tuvo una novia y fue a los diecinueve, terminaron un año después porque simplemente el cariño ya no estaba.

A sus veintidós años, Ian estaba soltero y estaba viajando desde Chicago hasta California, con la esperanza de encontrar a sus viejos amigos.

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Fue una sorpresa enorme cuando Parker le abrió la puerta con un pequeño niño rubio en sus brazos. Ian se quedó sin aliento, porque Parker no había cambiado nada, pero fue diferente, porque ahora ya no sentía esas mariposas en el estómago ni esas inmensas ganas de besarlo. Y se sintió aliviado.

Y de repente, el crío rubio bajó de los brazos de Parker y se pegó a su pierna, mirándole con la sonrisa más tierna y brillante que había visto en su vida. El niño era jodidamente adorable, y eso nadie lo podía negar. Su sorpresa se agrandó cuando descubrió que el niño tenía un gemelito y que Parker tenía novio.

—Así que adoptaste —Parker asintió un poco tenso y los niños fruncieron el ceño, porque ellos eran hijos de sus papás, no eran adoptados. Ian le dedicó una mirada al niño que vio en brazos de Parker —. ¿Cómo te llamas?

—Mi llamo Jezziel —Ian se derritió ante lo tierno que era ese crío.

—¿Y cuántos años tienes, Jezziel?

—Tengo estos mushos —el niño le mostró tres deditos. Ian le dedicó una sonrisa dulce —. ¿Uántos tenes tú?

—Yo tengo muchos más —el pequeño Jezziel frunció el ceño y luego corrió a abrazar a su gemelito y se dedicaron a ver la televisión.

—No puedo creer que hayas adoptado —Ian le sonrió a Parker.

—Pues creélo. Esos son mis hijos y él es mi novio —Ian asintió y se despidió de ambos. Jezziel, al escuchar con sus sentidos de lobito que se marchaba, se puso de pie inmediatamente y corrió a abrazar su pierna.

—Adiós, cuídate musho, ¿sí? Te quiero —Ian pasó los dedos por el cabellito rubio del niño.

—Adiós, Jezziel, te veo luego.

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Ese te veo luego resultó ser tres días después, mientras hacía la compra para llenar la despensa. Estaba buscando el pasillo de los lácteos, cuando vio a William, su mejor amigo, con los dos gemelitos.

—Will... —susurró Ian, y como si el gemelo supiera que le habló, aunque era imposible, porque había susurrado, se giró y cuando le vio abrió la boca en sorpresa. A Ian le causó gracia, porque esa expresión al parecer no había cambiado desde que se fue.

—Ian...

Will se acercó a él, con los niños dentro del carrito. Se dieron un abrazo, y Will rió de felicidad.

—No sabía que estabas aquí.

—Llegué hace tres días. Fui a casa de tus padres —le dio una sonrisa, porque se había olvidado de contarle que se había ido a vivir a la antigua casa Hale.

—Vivo en la casa Hale con Alessia y Parker en la casa de mi abuelo John.

—Vale. Entonces...

—¡Hola! —dijo Jezziel cuando se dio cuenta de que estaban ahí, porque se había entretenido jugando con el móvil de su tío. John seguía durmiendo con su cabeza en el hombro de Jezz.

—Hola, Jezziel —el niño le estiró los brazos pidiendo que le cargara.

—Jezz, no... —el niño ignoró a a su tío y siguió pidiendo que lo cargaran. Will tomó en brazos a John para que Ian pudiera cargar a Jezziel.

—Hola, Ian.

—Hola, Jezziel —el niño sonrió y le dio un abrazo. Ian se quedó perplejo, pero se lo devolvió.

—Creo que debemos irnos —Ian se despidió de los niños y Jezziel le despidió agitando su manita.

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Cuando Parker descubrió que tendría un tercer bebé, quiso golpear a Edward. Porque, de verdad, un tercer bebé que le rompiera las costillas y le desgarrara por dentro... Simplemente, no.

—Vamos a tener otro bebé —fue lo que le dijo a Eddie apenas llegó a casa. Supo que John Y Jezziel estaba escuchando cuando los niños bajaron directo a él con gritos emocionados.

—¿Qué? —Edward gimió. Que no es que no le haya alegrado la noticia, porque, hola, otro cosita pequeña de su sangre, pero era bastante cansado.

—Es su hermanito. Está aquí, miren —Parker tomó las manitas de ambos niños y las puso en su aun plano vientre.

—Tenemos que ir a que te revise Alessia. Y tu papá. Oh, Dios, tu padre va a matarme —pronunció con un lloriqueo, refiriéndose a Derek.

—¡No, papi! Abuelito Derek es buono, a veces un poco gruñoncito, pero no te hace nada si le dogo.

—Bueno y digo —corrigió Park.

—Eso —Edward le dio una sonrisa cansada a su hijo más pequeño, que le respondió con una brillante y rebosante de alegría.

—¿Es mi hermanito? —Johnnie abrazó a Parker y besó su vientre.

—Es tuyo. Vas a tener que cuidarlo, Johnnie, porque eres el más grande. Y tienes que quererlo mucho, ¿vale?

—¿Tanto como quiero a Jezziel? —Jezziel le sonrió a su hermano mayor.

—Sí, bebé. Tanto como a Jezz.

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—Mira, es mi mío hermanito —Jezziel le mostró a Cameron el bebé en brazos de Edward.

—Bebé —dijo Cam. Dallas entró en ese momento para ver a su primo, con Jasper en sus brazos. Derek tenía a Nick en los suyos, y el niño babeaba su chaqueta.

—Sí, Cam, es un bebé. Ven, sube —Edward ayudó al niño a subirse al sofá para que pudiera ver mejor al recién nacido.

—¿Ya me dicen el nombre de mi nieto? Llevo esperando diez minutos —dijo Stiles mirando su reloj, como si hubiera esperado horas.

—Oliver Santiago —dijo Will, porque su hermano le había dicho antes de quedarse dormido.

—¿Qué tiene Parker con los nombre en español? —Will se encogió de hombros —. Pues va a ser muy difícil pronunciar Santiago, por más que todos ustedes sepan español.

Derek rodó los ojos y le entregó a Stiles el pequeño Nick. El niño gimió bajito al dejar de sentir a su abuelo Derek.

El lobo le quitó a Edward el bebé sin siquiera pedírselo. Pero tenía todo el derecho, porque era el abuelo.

—Hola, Oliver.

—Thiago —dijo Parker con la voz ronca —. Díganle Thiago. Es más fácil.

Derek asintió.

—Hola, Thiago —el niño abrió sus ojitos y le miró fijamente, asustando un poco a Derek, porque los únicos que le habían mirado así de fijamente, habían sido Jasper y Jonathan.

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Pronto, Derek descubrió que Thiago era una chispa, como Stiles. El niño conectaba con Jasper y con Stiles de una forma sobrenatural muy escalofriante. Stiles sólo decía que era la naturaleza hablándoles, pero eso acojonaba de verdad.

Lo dejó pasar, porque seguía siendo adorable ver a Thiago intentar hacer lo mismo que su esposo y que su nuera.

Teen Wolves [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora