Overthinking kills your happiness, enjoy the present, enjoy the ride

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Casper entró corriendo a la casa con su horrenda playera naranja de voluntario ondeándose ante cada zancada que daba, tropezándose antes de llegar hasta el jardín trasero, para después ponerse de pie de inmediato ante toda la manada. Su cabello morado estaba revuelto, su piel pálida algo enrojecida por el esfuerzo de correr, y la emoción se desprendía de cada poro de su piel. Se detuvo específicamente frente a Damon.

—Tienes que venir conmigo a la marcha —dijo un poco agitado y con una sonrisa algo maníaca. Damon dejó su whisky en la mesa y lo miró con una mueca.

—¿Qué?

—Sí, tienes que venir conmigo a la marcha del orgullo. Es hoy.

—¿Tengo? —dijo con una risa sin humor. Casper puso un puchero, y Damon intentó con todas sus fuerzas resistirse, le frunció el ceño al chico para evitar decirle que sí de inmediato—. ¿Como para qué?

—Porque... ¿me quieres mucho?

Damon le arqueó le ceja, a lo que Casper respondió con un suspiro cansado.

—Mi grupo de voluntarios quiere que reparta folletos de educación sexual en la marcha y que dé pláticas a quienes quieran saber sobre el tema —el chico se mordió el labio—. Y como es bien sabido por todos, tengo quince y no sé mucho sobre relaciones sexuales, excepto lo básico. Tú tienes siglos de experiencia y... eres guapo —Casper se sonrojó un poquito—. Las personas escucharán con más atención si alguien guapo les explica.

Hubo silencio total en ese momento entre toda la manada, luego todos se echaron a reír a los pocos segundos, provocando que Casper se pusiera aún más rojo.

—Oye, yo soy guapo, me pudiste decir a mí —se quejó Stefan, se calló cuando Jasper le dio un manotazo en el brazo—. Y también soy bisexual, tengo siglos de experiencia, sin contar con que soy mil veces más guapo que Damon —enlistó el vampiro sus cualidades, como si fuera una competencia y debiese ser elegido. La manada volvió a quedarse en silencio. Stefan puso una cara de indignación total—. Los odio a todos.

—La verdad a veces duele como una perra, vampirito —dijo entre risas uno de sus primos más grandes.

—Ve con él, Damon, es para hacer una buena obra —le dijo Jasper con un encogimiento de hombros.

—¿Ves? Además, no voy a ir solo, irán mis primos y mis tíos. Yo voy a estar en otro contingente de la marcha repartiendo folletos, tú estarías junto a mí. Dale, por fis —le suplicó el chiquillo con un puchero en los labios. Damon apretó los labios en una línea, pensándolo un poco.

Pero, honestamente, el chico al que consideraba el amor de su vida le estaba pidiendo que vaya con él a la marcha del orgullo... ¿cómo podría decirle que no? No podía. Eran momentos como éstos los que le hacían reconsiderar sus sentimientos hacia Casper, porque compartir algo como esto con alguien no era cualquier cosa. El lado negativo era que no quería que Casper terminara arrepintiéndose de pedirle ir con él.

—¿A qué hora? —pronunció con voz calmada una vez que decidió mandar todo a la mierda. Valió la pena cuando observó a Casper vibrar de la emoción al oír su respuesta.

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Casper boqueó cual pez fuera del agua cuando vio llegar a Damon Salvatore con sus jeans negros ajustados en los lugares exactos, su clásica chaqueta sobre su hombro, y una playera blanca ajustada. Todo el conjunto le hacía lucir como un pecado andante.

—Casper, de haber sabido que ibas a traer a ese pedazo de hombre contigo, te hubiéramos dicho que vengas hace años —dijo el presidente del grupo de voluntarios con un silbido bajo. Logró escuchar los otros silbidos y jadeos de apreciación a Damon, también logró ver las miradas lascivas que le lanzaban. Casper frunció el ceño.

Teen Wolves [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora