-Capítulo 22.

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Día 7.

Después de que él me dijera eso nos quedamos en silenció. Me había dormido sobre su pecho, pensaba que al despertaba todavía seguiría allí pero no, él no se encontraba en la habitación. Había dejado hecha la parte donde él había dormido, parecía como si nunca hubiese estado allí. 

Mire el celular eran las nueve de la mañana, me tenía que haber levantado a las seis para poder llegar bien la la reunión que había las ocho, por obvias razones no me presentaría a ninguna de las reuniones que abría aquel día. Como pude me levante para ir hacía el baño, me dolía todo el cuerpo y cuando digo todo es todo. También me molestaba la garganta, volví a maldecir a Nolan por haber elegido aquel maldito vestido. 

Cuando salí de bañarme me puse la ropa más cómoda que tenía. Había pensado que lo mejor sería tomar un vuelo más temprano que el de Bastian y Nolan, no mentía cuando decía que no lo quería ver más. 

-¿Hola?.-pregunta mi tío del otro lado del teléfono.

-Hola, cambié mi pesaje para un vuelo dentro de dos horas, solo te quería avisar.-apretó los botones del ascensor. 

-No se lo que paso anoche entre tu y Nolan, pero lo que si se es que él no volvió al hotel y tampoco se presento a la reunión, me han dejado todo el trabajo a mí. Te dije que te alejaras de él, pero no, nunca escuchas a los demás solo te importas tu y tu maldito ego.-estaba demasiado enojado, y no era común que Bastian se enojara. 

-No estoy para tus retos Bastian, solo te llamaba para que supieras que me iba.-bajo del ascensor y camino hacía la entrada.

-Hagan lo que quieran. Mañana aremos una reunión en la empresa, el que quede vivo ganará. No puedo tener a una adolescente inmadura y a un hombre que se cree adolescente adelante de una empresa.-el taxista baja del auto y me ayuda con las valijas. Sus palabras eran duras y en parte tenía razón, aunque antes de aceptar aquel puesto yo me había negado, a lo que él me había tratado de convencer de mil maneras.

-Perdóname pero si por no lo recuerdas fuiste tu él que prácticamente me obligo a tomar el cargo.-me recosté sobre el asiento.

-Mañana a las nueve los espero.-cortó la llamada.

Lo que podía llegar a pasar al otro día solo dios sabía. Bastian se escuchaba muy enojado, como nunca antes lo había escuchado. 

Todavía estaba tratando de procesar las cosas que habían pasado la noche anterior. No lograba entender como había terminado durmiendo con Thomas, ni como Nolan me había tomado por una completa estúpida, tal vez y los dos se pusieron de acuerdo, eso era una verdadera estupidez. A medida que pasaban las horas iba dándome cuenta de que lo que había conocido de Nolan era una completa mentira. Él era la cruel realidad de las personas que dicen; no terminas de conocer a una persona

Una vez en el aeropuerto me dirigí a hacer todo el papeleo que tenía que hacer. El lugar se encontraba lleno de personas que corrían para todos lados. Donde estaba la mayor parte de la concentración era donde tenía que esperar yo. Parecía ser que a todos se les había ocrruido irce a la misma hora que yo, no quería imaginarme lo que sería aquella noche con todos lo salientes de la convención. 

Ya había pasado la puerta de seguridad, solo faltaba abordar. En unas cuantas horas estaría con mis niños, con los cuales siempre debí de estar. 

Al otro día...

Volver de un viaje después de una semana sin ver a tus hijos era más agotador que todo el vuelo de vuelta a casa. Apenas había cruzado el umbral de la puerta tenía colgado a Ciro de mis piernas, al igual que los mellizos. Al estar en la edad donde preguntaban hasta porqué yo era su mamá, todo se volvió en un constante; ¿Y porqué fuiste?, ¿Donde queda Las vegas?, ¿ÉL tío Bastian?, ¿Nolan?, entre otras preguntas. 

Mamá de mi propio Hermano 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora