Ulices me dejo en la esquina de casa, no quería que por ninguna razón Thom se enterara de que había pasado la noche con él, lo único que me faltaba era que se enterara de todo no quería más problemas, ya era demasiado con los que ya contaba.
Al bajar del auto me saque los zapatos comencé a caminar lento, no sabía porqué pero algo me decía que no debía llegar casa. Me había dado cuenta de lo mal que había manejado la situación, y le estaba por dar la razón a Thom creo que tenía razón, al fin y al cabo era una adolescente inmadura.
Cuando llegue a la puerta de la casa me debatía si entrar o no, pero tenía que enfrentar las consecuencias de mis actos.
Un silencio invadía la casa, la cual estaba acostumbrada a ruido de niños y nunca a el silencio, las cortinas no permitían que el sol entre no me gustaba la oscuridad, deje los zapatos en el recibidor y empece a caminar en puntas de pies para que no se despertaran lo niños.
Subí las escaleras, en el pequeño lugar de descanso que teníamos en la parte superior de la casa Thom estaba sentado en el sofá de brazos cruzados, estaba como si me estuviera esperando, su mirada tan intensa me decía que las cosas nunca iba a ser como antes, su mandíbula tan tensa que asustaba, me había entrado el miedo.
-Nunca más vuelvas a hacer lo que hiciste esta noche.-se levanta del sofá y se me acerca.-Nunca oíste.-me agarra del brazo.-Tu eres mía.-dice mirándome a los ojos.
-Si en realidad fuera tuya no me hubieras engañado, y suéltame que tu no tienes derecho de reclamarme nada.-digo safandome de su agarre.
-Yo puedo hacerte lo que se me de la regalada gana!, no te das cuenta de que lo que sos hoy día en gracias a mi?, me debes mucho.-dice volviéndome a agarrar del brazo, pero esta vez más fuerte, nunca había conocido aquel lado de Thom los cuatro años que estuvimos nunca me había hecho tal escena.
-Yo soy lo que soy gracias a mi, tu siempre te crees superior a las personas y realmente te molesta que o haya descubierto esas fotos y que haya salido por la noche, no creas que seras él único en poder salir.-digo volviéndome a safar de su agarre.-Y si te molesta que de ahora en más quiera hacer mi vida te recomiendo que te vallas con aquella zorra.-digo dándome vuelta para ir al cuarto de los niños.
-No la llames zorra!.-dice subiendo el tono de voz.-En todo caso eres tu la zorra que se acostó con otro cuando estaba conmigo.-me doy vuelta lo miro, él definitivamente se estaba ganando mi odio.-Y que encima quedo embarazada, no la ora no es así!.-me acerco a él lo miro a los ojos y de apoco levanto mi mano derecha y la estrello e su mejilla, el sonido reboto por toda la habitación.
-Tu no me vuelves a llamar zorra nunca más, en todo caso ella es la zorra por meterse con alguien que tiene familia.-ahora sí me había enojado de verdad.
-Nunca me vuelvas a pegar.-dice acercándose a mi y levantando el puño,pero al llegar a la altura de mi cara la baja rápidamente.-Vete!.-lo miro anonadada, me estaba por pegar, en ese momento sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, en el tono que me estaba hablando nunca lo había echo.-Que te vallas!.-dice dándose la vuelta, niego con la cabeza y salgo de la habitación y me dirijo a ver como estaban los niños.
Me encontré con Ciro al costado de la puerta, supuse que había escuchado toda aquella pelea me parecía mal lo que había hecho pero también tenía que comprender que los niños son muy curiosos, tomo su mentón con mis manos veo como las lagrimas caían sobre su carita odiaba ver a algunos de los niños llorar, dejó de mirar al suelo y me miro directo a la cara y seguía llorando, no podía soportarlo así, sus ojos rojos, sus mejillas también rojas estaba jugando con sus manos, nervioso y cómplice de sus pensamientos.
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Mamá de mi propio Hermano 2
Novela Juvenil*Esta Sinopsis contiene spoilers* Después de haber vivido dos años complicados , se mudan a Los Ángeles Santa Monica , la vida con tres hijos no es tan fácil . Ya han pasado 3 años desde que se mudaron a Santa Monica , ¿podrán pasar cosas que...