-Capítulo 21.

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Cuando volvimos al hotel cada cual fue a su cuarto a descansar, a las once teníamos una reunión en la convención ya que ese era el ante último día y había que comenzar a darle un cierre a toda esa semana. 

No podía creer que era mi cumpleaños, un año más de vida, uno en el cual ganaría más experiencias en la vida. Diecinueve años de los cuales más de la mitad fueron una farsa, donde no había estado con mis verdaderos padres, donde había sido una consecuencia de un matriarcado muy bien definido por la que decía ser mi abuela. No me gustaba ser rencorosa con nadie pero ella se lo merecía, todas las cosas que pasaron fueron gracias a la decisión que había tomado en su momento, eso es una clara representación de que todas las decisiones que tomas hoy son consecuencias del mañana. Gracias a estas erradas decisiones ella había perdido a gran parte de su familia. 

Eran las diez de la mañana cuando me desperté, me bañe y cambie apurada para llegar a tiempo a la maldita reunión.

[...]

La reunión ya había terminado, estabamos en un restaurante almorzando mi comida favorita, osea; pizza. 

-Mira.-Bastian me muestra la pantalla de su celular y vi a mis pequeños, los tres se veían sonriente y de fondo se podía ver unos globos en forma del número diecinueve, ellos comenzaron a hablar en el momento que me vieron. 

Habíamos hablado de como les estaba yendo en la guardería, ellos me llenaron de preguntas, de como era la ciudad, si les había comprado regalos, si algún día los llevaría a lo que les conteste que cuando tuvieran dieciocho. Hablaron con Nolan, con Bastian y hasta tenían un pastel para celebrarlo conmigo a la distancia, según ellos no se iban a perder el día de pastel, eso me dio mucha risa. Me cantaron el feliz cumpleaños y después se despidieron porqué estaba por comenzar su programa favorito. 

Cuando terminamos de comer fuimos directo al hotel, Bastian me había dicho que tenían una sorpresa pero que tenía que quedarme esperando y preparándome hasta las siete que sería la hora en la que me pasarían a buscar. Me parecía una idiotez pasar gran parte del día de mi cumpleaños encerrada pero que le iba a hacer. 

Mi cuarto estaba todo desordenado, me dispuse a acomodarlo para agilizar las cosas, empacar no era cosa que se podía hacer el mismo día en el que te vas.

Al terminar de haber guardado la mayoría de las cosas me tope con el conjunto calvin klein que me había mandado dios sabe quien, como lo agarre me fui directo al baño y lo tire en el tacho de la basura, nunca lo usaría sin saber de quien demonios venía. 

Eran las cinco cuando un botones toco la puerta y me dio una caja gigante blanca con un moño dorado, supuse que era de Bastian y Nolan. Al abrirla me encontré con un vestido blanco con la parte de arriba dorada, se ataba al cuello, junto con unos zapatos dorados que eran los zapatos más lindos que había visto en mi vida. En el fondo había una carta que decía.

Estos meses te estuve observando y me he dado cuenta de que tienes una piel muy hermosa, y me preguntaba como te quedaría un dorado con blanco. ¿Le gustará?, fue al pregunta que recorrió mi cabeza desde que mande a comprar el vestido, pero de algo si estaba seguro y era que te quedaría hermoso. No soy un experto de la moda, ni tampoco pretendo serlo, pero por ti tomaría los cursos mas extensos de moda que puedan existir con tan de verte sonriente. Nunca había ido a comprar unos zapatos de tacones, pero de lo que me dí cuenta es que las dependientas te miran mal cuando eres hombre y vas a Dior a comprar. Ojalá todo te quede como esta en mi cabeza, estoy esperando con ansias a verte con el puesto y si permites poder sacártelo. 

Con amor Nolan.

No podía creer las cosas que Nolan hacía por mí, me sentía poca cosa para él, se merecía una chica mejor que yo, que no tuviera un ex, que no tuviera tantos miedos como los tenía yo. Él necesitaba a alguien que lo quisiera de verdad, yo nunca llegaría a estar a su altura. Tal vez por tener miedo a que todo lo que construyamos se termine tal y como paso con Thomas, no quería que él sufriera gracias a mis inseguridades y mis actos impulsivos. Él era para mí y yo no era para él, si algún día estaría con él no terminaría bien. Aunque me doliera no le podía hacerle eso, él no se merecía ser mi conejillo de indias, no iba a intentar estar con él para luego botarlo por no poder quererlo de la misma forma en la que él me quería.

Mamá de mi propio Hermano 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora