Mamá de mi propio Hermano 2

-Capítulo 33.

Luego de aquel beso sentí como todo mi mundo se venía abajo, me encontraba a un paso de entrar al infierno. Él era mi puerta a lo más tenebroso de mi ser. Pero allí me encontraba, besándolo, como quienes se besan luego de una fuerte pelea. Corrí detrás de él por el simple hecho de querer vengarme de Nolan, aunque él nunca se enteraría necesitaba de alguna forma pagarle de la misma manera. 

Cuando caí en la cuenta de lo que estaba haciendo lo aparté lo más rápido que pude, él me miró desorientado, yo solo partí en llanto. Nunca había terminado de despedirme de Thomas, lo nuestro era un largo capítulo sin fin, una eterna discusión, una relación toxica, eso era lo nuestro, si así se podía llamarlo.  

Thomas trato de acercarse a mí pero yo dí un paso atrás. Era inevitable que todos los recuerdos de las cosas que él me había hecho corrieran en mi cabeza como una película, había cosas que en la vida no se perdonan y lo que él hizo entraban en esas, pero como como todas las personas del mundo tenía una parte masoquista, la cual me decía que intentara, que tal vez todo cambiaría, que quizás todo lo sucedido fue un pequeño desliz, pero ¿a quien quería engañar?, no había lugar en mi cabeza que me diera un poco de aliento para seguir adelante con algo que se había perdido hacía bastante tiempo, pero el corazón quiere lo que quiere. 

Retrocedí unos tres pasos más, él tenía sus brazos a los costados como si estuviese esperando que yo volviera a correr a sus brazos, pero no, solo lo miré y me pregunte las cosas que podían llegar a hacerme quedar con él, que puntos a favor tenía, pero todo me hacía pensar en todo lo que habíamos pasado, las cosas buenas y las malas, los lindos recuerdos. Por más tierra que le quisiera echarle no podía, él había sido el único que estuvo luego de lo que sucedió con Juaquin, él había sido él único que se había fijado en mí como nadie lo había hecho. 

-Thomas...-dije en un susurro.-¿Por qué lo hiciste?.-me tape la boca con una de mis manos intentando que no se diera cuenta que mis labios estaban temblando.

-No lo pensé, no se que pasaba por mi cabeza, me deteste y me detesto por todo lo que te hice, Emma no me va a alcanzar la vida para pedirte perdón.

-¿Recuerdas aquella fiesta de la universidad en España?.-él me mira confundido.-Fue la primera vez que me engañaste, o quiero creer eso, allí lo teníamos que haberlo dejado.

-Pero me perdonaste...-se me acerca un poco. 

-Tenía quince años Thomas, no sabía que iba a hacer de mi vida, pero ahora, ahora tu presencia me confunde.-lo miro.-No se lo que quiero, no se si aun te amo, si realmente dejaría todo atrás para volver a apostar a algo que esta roto. 

-¿Crees que yo no estoy confundido?, cuando me llegaron esas malditas fotos de tu y Nolan tuve mucha rabia, quería matarlo, pensaba que yo era él único que podía tenerte.-me toma de la mano y solo hago que me suelte.

-Thomas dejaste de ser él único desde que elegiste a Natasha por delante de tu familia.-me doy la vuelta y comienzo a caminar hacía la casa. 

Él corre hacía mí y me toma de la mano haciendo que me de vuelta, quedé frente su cara él se veía realmente enojado. 

[...]

Me removí un poco en la cama, todavía me costaba abrir los ojos por todo el sol que entraba por el ventanal de la habitación. Cuando pude terminar de abrir los ojos me senté en la orilla de la cama, me mire al espejo que tenía enfrente, vestía una camisa blanca que me llegaba hasta abajo del trasero. Agarre el celular de la mesa de noche, eran las nueve en punto. Trate de evitar mirar para el otro lado de la cama para no terminar de recordar lo que había sucedido la noche anterior. Definitivamente no servía para emborracharme.