Aunque afuera hacía un frío terrible, adentro parecía que el mismísimo infierno estaba en ese lugar. Yo estaba a punto de dormirme, tirado sobre el puff recién comprado de la biblioteca. Estaba en el paraíso: cómodo y calentito.
La campanilla de la entrada sonó y me vi obligado a moverme, pues estaba cerca del paso público y despatarrado como estaba iba a hacer caer a alguien.
En aquel instante vi un par de pies cubiertos por unas zapatillas mojadas. Estos pies sostenían un cuerpecillo diminuto que no tenía forma por culpa de la gran sudadera púrpura que llevaba. Lo único que tenía a la vista era su cabeza. Una hermosa cabeza; de cabello negro, muy largo y algo ondulado. Y su cara... No podía ver su cara, pero no importaba.
No me habló ni yo le hablé. Es más, estoy seguro de que ella ni siquiera me vio.
Desde entonces, lo único que hice ese día fue observarla en silencio.
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La biblioteca de las almas solitarias (PB.1)
Short StoryYo siempre voy a la biblioteca. No soy nada estudioso ni mucho menos un ávido lector, sólo voy para matar el tiempo. En la biblioteca suelo sentarme con algún libro en mano que finjo leer y a veces me duermo. La biblioteca era soli...