31. Padre

350 70 13
                                    

   Detrás de mí sentí los pasos de mi padre acercándose. Yo todavía estaba de cara al inodoro, aunque había vaciado mi estómago hace rato.

   Entonces, papá se sentó a mi lado y sin decir nada me abrazó. No era exactamente lo que necesitaba, pero más no podía pedir.

   ―Las escuché, Lola ―susurró en voz baja. Sentí cómo acariciaba mi cabeza con la gentileza tan propia de él.

   ―Pues qué raro no te hubieras aparecido ―contesté. No quise sonar tan dura, pero no pude evitarlo.

   ―Tu madre estuvo un rato antes. Me alegré muchísimo de verla ―contestó suavemente. Me alejé de él con asco, realmente no podía creer lo que acababa de escuchar.

   ―¡Yo no puedo creer que después de todo lo que te hizo la sigas queriendo! ¡Das lástima, papá! ―le grité enojada―. Esa mujer está loca, ¡es una psicópata! ―En el medio de todo lo tomé de los hombros en un intento casi desesperado de que entrara en razón.

   Sin embargo, papá sonrió comprensivamente como siempre lo hacía. Incluso de pequeña, cuando mamá se ponía a gritar, mi padre le sonreía amablemente y le calmaba con palabras. Yo realmente nunca entendí cómo lo lograba.

   ―No lo es, hija ―me respondió con tranquilidad―. Tu madre es... especial, sí, pero también es humana y tiene los mismos problemas que una persona normal.

   ―No lo parece ―interrumpí, refiriéndome a que no parecía humana.

   ―Porque no lo deja parecer ―respondió, pero no supe si se refería a lo que dije o a lo que pensé. Dejó de acariciarme y se levantó―. Lávate los dientes mientras te preparo un té, luego a dormir. Estás muy cansada y mañana tienes obligaciones por cumplir ―ordenó con voz gentil, pero antes de que se fuera aproveché a hacer una última pregunta que había tiempo rondaba mi cabeza:

   ―Papá. ―Él me miró―. ¿No extrañas a mi hermano?

   Él me sonrió.

   ―Sí, como no tienes idea, pero sé que dondequiera que esté es feliz ―contestó de forma extraña antes de irse.

   Mi padre no era del tipo que dijera cosas horribles así porque sí y fue esto mismo lo que me perturbó.

La biblioteca de las almas solitarias (PB.1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora