27. Hablar

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   La verdad es que me había picado la curiosidad desde hace rato, pero no me animaba a preguntarle.

   ―Suéltalo ―exigió Lola de pronto―. Sé que quieres decirme algo.

   No contesté.

   ―Javi...

   ―Sobre tu madre ―solté sin nada de delicadeza―. Quiero decir... ¿Qué hay de tu madre? ¿Qué le pasó?

   Lola no contestó, sabía que no lo haría.

   ―Se fue hace como un año o dos ―comenzó apartando el libro―. Un día juntó sus cosas y se marchó diciendo algo como que mi padre era demasiado blando como para estar con él. ―No me miraba, parecía perdida en sus recuerdos―. Lo curioso es que mi hermano menor es igual a mi padre en ese sentido y aún así se lo llevó con ella.

   ―Lo siento... ―susurré. Sabía que no debería haber preguntado.

   ―No importa ―me cortó―. ¿Sabes? Ella era autodidacta ya que me tuvo muy joven. Venía muy seguido a la biblioteca y un día la seguí. Cuando ella se fue y lastimó a mi padre dejé de venir.

   Entonces recordé lo que Rosalía me había contando.

   ―Tienes muchas cuentas pendientes con ella... Quizá deberías hablar con tu madre ―le dije en un ataque de sinceridad.

   Lola me miró y sus ojos, además de sorprendidos, estaban llorosos.

   ―Sí... Quizás debiera ―dijo después.

La biblioteca de las almas solitarias (PB.1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora