16. Plaza

636 130 25
                                    

   Esta vez me encontré con algo que realmente no me esperaba: la biblioteca estaba cerrada porque Rosalía se había enfermado... Y yo que justo hoy venía a estudiar.

   No tuve de otra que cruzarme de calle y sentarme bajo la sombra de un árbol en la plaza que estaba justo en frente a la biblioteca. Definitivamente no era mi lugar favorito, pero al banco no me podía meter.

   Abrí mi libro de Historia y... No, no entiendo nada, pero aún así lo intenté, al menos hasta que me interrumpieron.

   ―Es la primera vez desde que te conozco que te veo leyendo un libro en serio ―comentó Lola con un deje de burla en su voz, pero cuando levanté la cabeza vi que su cara no transmitía emoción alguna.

   De todos modos, lo único que me sorprendió fue que me haya dirigido la palabra como si nada.

   Qué va, al menos está de buen humor.

   ―Lo que pasa es que si no apruebo el siguiente examen posiblemente suspenda la materia ―contesté tranquilamente.

   ―Suele suceder ―contestó ella y se sentó a unos metros mío, abriendo su libro en la página marcada.

   Realmente tenía ganas de preguntarle sobre su repentino cambio de humor, pero no lo hice.

   Lola se quedó hasta que yo me fui.

La biblioteca de las almas solitarias (PB.1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora